Capitulo 22: Magia arcaica.

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—¡Kein! —grito Ci—. ¡Ve! ¡Ahora!

Con el carruaje a punto de caer, a la joven no le quedaba mas remedio que cortar las sogas que lo ataban a los caballos, de lo contrario los arrastraría a todos. Sin embargo, Marie seguía dentro y ella no era alguien a quien pudieran darse el lujo de perder.

—¡Voy!

El joven de cabello violeta se teletransportó dentro del carruaje y tomo a la joven, para salir inmediatamente de ahí. Había practicado innumerables veces, por lo cual le resulto sencillo, pese a que la chica parecía luchar para que no la sacase. Con el trabajo hecho, Ci libero a los caballos para juntos intentar huir de los gusanos, quienes se habían vuelto a ocultar en la tierra, pero seguían causando pequeños temblores, en espera de salir nuevamente por sus presas.

—¡No! —grito Marie al ver caer el vehículo.

—¡Es un simple cachivache! —la regaño Zalia cuando se acerco para subirla a su caballo.

—¡No lo entienden! —le grito en respuesta la joven—. ¡La caja esta dentro! ¡La llave de mariposa...!

Solamente le bastaron escuchar esas ultimas palabras a Kein para saber que era algo importante, tal vez mas de lo que creía Marie. No podía ser coincidencia que se nombrara a la mariposa después de que él se enterara de la historia de los hijos de la diosa. Si de verdad tenía algo que ver, debía ser un objeto invaluable. Al menos para él.

—¡Saquenla de aquí! —les grito el joven—. ¡Volveré en seguida!

—¡Kein! ¡No seas loco! ¡No lo vale!

Nierya intento detenerlo en el ultimo momento, pero él ya había comenzado a teletransporse y la joven no llegaría a tiempo para detenerlo.

—¡Ten cuidado, chico! ¡Los llevaremos lejos de ti, pero procura no hacer ningún ruido o volverán! —fue lo ultimo que escuchó Kein antes de desaparecer.

*

Falto muy poco para que se estrellara con el suelo del túnel, pero el joven logro parar a tiempo. El lugar era húmedo y estaba lleno de una baba grisácea, iluminada tenuemente por la luz que se filtraba desde arriba.

Gracias a esos tenues rayos de sol, logro distinguir los restos de madera y metal retorcido un poco más adelante. Kein suspiro al ver el desastre en el que se había convertido el carruaje, pero se acercó, decidido a salir de ahí cuanto antes. Después de todo, solo debía encontrar la caja. Así de sencillo.

Intentando no hacer ningún ruido que llamara la atención de los gusanos, Kein comenzó a buscar entre los restos de madera y metal. Si no recordaba mal, Marie se encontraba sentada en la parte trasera, la caja debería estar en un lugar cercano.

Nuevos temblores hicieron que la pared rocosa comenzara a desmoronarse, arrojando pequeños pedruscos que tintineaban al golpear el suelo. No le quedaba mucho tiempo, ahora los gusanos no eran su única preocupación, si demoraba demasiado seguramente quedaría sepultado.

—¡Aquí estas! —murmuro triunfante al encontrar lo que buscaba bajo los restos del asiento.

Con las manos llenas de astillas y sangre, el chico consiguió sacar un pequeño estuche negro adornado con oro e incrustaciones de rubí. Sin poder contener su curiosidad, y olvidando la urgencia de la situación, el joven lo abrió. Dentro se encontraba una pequeña llave de plata con una mariposa tallada y cuyos ojos de zafiro parecían mirarlo.

La mariposa, el murciélago, el dragón y el niño. Los cuatro hijos de la diosa. Si la presencia de ese objeto era simple coincidencia, él se comería sus zapatos.

Theria Volumen 0. 0: El niño de cabello violeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora