Capítulo 28: Luna de Sangre (3)

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—Muéstramela, hija —le pidió su padre a Marie una vez estuvieron en la habitación. No eran los únicos ahí, el otro hombre y su guardia también se encontraban dentro.

La joven sacó de su capa la caja que contenía la llave y se la mostró a su padre.

Después de eso, todo se volvió caótico.

Una luz inundó la habitación y cuando está desapareció los guardias estaban muertos y el padre de Marie había sido acuchillado por uno de los atacantes, un hombre joven de cabello castaño.

El hombre se acercó al otro duque y busco entre sus ropas hasta sacar una caja muy parecida a la que tenía Marie.

Al verlo un grito surgió de la garganta de la joven.

—¿Marie?

Era Kein. Cuando el hombre escucho el llamado, le arrebato violentamente la caja a Marie y de una feroz parada destrozo la puerta, mandando a volar pedazos de madera.

—Te hemos encontrado, hijo de la diosa —susurró aquel hombre, tomado al chico del cuello de su camisa y elevándolo en el aire.

En el momento en el que sus ojos se encontraron, Kein vio algo. El alma de aquel individuo se hallaba agonizando por un dolor similar al suyo. Un niño, apenas consiente de sí mismo, gritaba desde algún lugar en aquellos ojos negros.

¿Que fue eso?

Pero Kein no tuvo tiempo para pensar en ello, pues los hechos que sucedieron a continuación ocuparon toda su atención.

Zalia, quien era la que estaba más cerca de ellos, fue la primera en reaccionar. Con una agilidad más propia de una raza bestia que de una humana, la joven mujer se dirigió hacia Kein y golpeo al hombre que lo sostenía. Como acto de reflejo, él arrojó al joven hacia el suelo, donde otro atacante, uno de piel pálida que no parecía estar vivo, le inmovilizo los brazos y las piernas.

Desde el techo se escuchó un estruendo y trozos de madera y hierro cayeron alrededor de los atacantes, cuando una figura negra y alada cayó sobre aquel que sujetaba a Kein, arrancándolo y arrojándolo lejos. Sus brazos, separados del cuerpo por la excesiva fuerza de Veli, continuaron sujetando al joven de cabello violeta. Asqueado, Kein los arrojo lejos de él.

—¡Papá! —grito alguien.

El resto del grupo que aún se hallaba en la mesa, incluyendo a los padres del joven, intento ir hacia donde se estaba dando la pelea, pero del bolsillo de uno de los atacantes, salieron flotando seis piedras en las que alguien había grabado extraños símbolos brillantes, las cuales los rodearon, separándolos y cubriendo a Kein y a los otros en un domo semitransparente de color ámbar que cubría la mitad del comedor y la habitación donde se encontraba Marie.

Nierya, del otro lado del domo, gritaba algo, pero Kein no podía escucharla, solo veía como intentaba romper la barrera con sus poderes. Los otros, menos Leyi que ya sabía que era inútil y sólo se limitó a observar la escena, preparándose para atacar en caso necesario, la siguieron. Los padres de Kein y la joven cadete, Zieb, eran los más desesperados, pero ni siquiera ellos lograban rasguñar ese resguardo. Neia y Clara gritaban y lloraban, muy probablemente llamando a su hermano. Al verlas, Kein supo que tenía que hacer algo para alejar a esos sujetos de su familia, pero no sabía qué.

El hombre que antes lo había atacado, se levantó como si no le hubiera pasado nada. Tomo sus brazos y se los recoloco.

No es humano.

Eran seis los que los atacaban, aquel que parecía ser el único humano y otros cinco, quienes ni siquiera emitían algún sonido. Tampoco sangraban, por más que Veli, la cual los mantenía a raya gracias a su agilidad y fuerza eran muy superiores a las de los humanos, los lastimaba.

Theria Volumen 0. 0: El niño de cabello violeta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora