4. 55 horas

304 8 4
                                    

6:00pm

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

6:00pm

Hoy he tenido una gran motivación de escritura, ¡¡¡ya he escrito 2 capítulos en un sólo día!!! Y quiero continuar con el tercero ya mismo...

Por fin llega el ocaso al Oriente Medio, y nuestra radiante fuente de vida se esconde una noche más, dejando ver como el gran astro nocturno ilumina con su luz blanca las finas arenas del desierto saudita, afirmando que me queda un día menos de vida... Desde este pequeño ventanal alcanzo a divisar toda mi Tayma querida: su mercado ya cerrado, que durante el día se convierte en un lugar rebosante de color y vida, el cual muestra toda nuestra cultura en el mismo espléndido lugar sin necesidad de ser un centro cerrado, ni de tener aire acondicionado como cualquier anhelado centro comercial de Occidente, que es el sueño recurrente noche tras noche de muchos saudíes; también veo el hermoso oasis que se ubica en el centro de la ciudad, siendo nuestra fuente de subsistencia desde tiempos inmemoriales... sin esta lustrosa fuente de líquido vital, ni siquiera seríamos un punto del mapa. Finalmente, bajo los últimos rayos color rojizo que quedan, admiro esos jardines rebosantes de flores que acompañaron mi vida desde el inicio de los tiempos, esos jardines que conozco como la palma de mi mano, que sólo con salir de este cuarto me encontraría dentro en ellos: los jardines de mi casa.

Sí, es cierto: estoy recluida en mi propia casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sí, es cierto: estoy recluida en mi propia casa. Mis padres pidieron este derecho en el juicio, ya que tienen bastante poder en la región; entonces me encerraron en este cuarto que queda en el ala oeste de la casa. La verdad ellos querían mantenerme en la casa, como su hija, pero tuvieron que meterme en este recinto porque los criados, que son muy chismosos, podrían extender la historia, que en realidad para el resto de las personas sería una deshonra familiar; ya que mi familia tiene una mentalidad muy abierta y normalmente se lleva al condenado a una cárcel lúgubre... al menos me lograron traer acá.

Ya sé que el lector debe de estar desesperado esperando la siguiente parte de mi historia trágica, y que debe estar odiando estas introducciones, pero tendrán que soportarlo... aunque ahora mismo les voy a dar el gusto de continuar con ella:

Cuando mi padre escuchó la noticia del incendio, estaba en camino a un restaurante en Ammán (capital de Jordania), donde se iba a reunir con aquel joyero que le había presentado su socio principal, aquel hombre llamado Jalil Abdallah. Mi padre llegó y en pocos minutos llegó el señor Abdallah, quien tenía un semblante alegre, que a mi padre le encantó:

- La paz sea contigo, gusto en conocerlo, soy Jasim Assad.

- La paz esté contigo también. Soy Jalil Abdallah, un placer conocerlo.

 Soy Jalil Abdallah, un placer conocerlo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Él era Jalil Abdallah

- Mi socio Ibrahim me habló de usted en una reunión anterior, que requería de mí para un negocio- dijo mi padre con un tono seguro.

- Si, señor Assad, he venido porque quería prestar mis servicios a su compañía -dijo el comerciante con voz autoritaria- deseaba que realizáramos un trato para que se abriera una nueva sección de accesorios de joyería en oro y distintas piedras preciosas en sus tiendas, si usted lo permite.

- Según veo en su historia financiera -dijo mi padre mientras revisaba unos documentos que su amigo socio le había entregado- usted le ha proveído joyas a múltiples tiendas en Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Omán, entre otros; además ha sido el proveedor oficial por 40 años de la Casa de Saud (la dinastía de los reyes saudíes). ¡Es impresionante!

En efecto, él era uno de los mayores proveedores de pedrería de nuestro país, y era muy cercano a la familia Saud, que son nuestros reyes desde hace más de 250 años. ¡¡¡Incluso yo tenía un collar fabricado por él!!!

- Sí, por supuesto, nuestra familia lleva en el negocio de las joyas desde muchas generaciones atrás; nuestra empresa está en casi todo el territorio de Arabia Saudita, más no hemos podido llegar a la zona norte de la nación, por lo cual queremos empezar el proyecto de expansión a través de usted, en su provincia de Tabuk (que queda al noroeste)... pero ahora necesito que hablemos del trato en sí- dijo Jalil como si fuera una sentencia.

- Justo aquí tengo un contrato que había previamente formulado... -prosiguió el señor Abdallah mientras sacaba un fajo de hojas impresas- mi propuesta sería entregarle dos millones de riyales (¡alrededor de 270.000 dólares!) y usted se encargaría de construir las zonas indicadas para exponer mis productos; yo enviaría la mercancía y de las ventas usted se quedaría con el 40% y yo con el 60%.

A mi parecer, este sería de los mejores tratos que mi padre podría haber hecho.

- Suena fantástico. Traería muchos beneficios a mi negocio y a la región -dijo mi padre con gran entusiasmo, ya que con esto también podría arreglar la tienda recién destruida.

- Aunque hay una condición -el señor Jalil dijo en actitud sombría. Mi padre le indicó que prosiguiera.

- Para materializar la unión, quisiera casarme con su hija, Doha Assad, y todo queda arreglado -y sacó una foto mía de su maletín.

Mi padre quedó petrificado, mudo, temblando como si un fantasma lo hubiera asustado; pero cuando se recuperó, dijo:

- Muchas gracias señor Abdallah, su contrato me pareció maravilloso y de muy buenas ganancias, pero MI HIJA, MI HIJA, ¡¡NO SE LA ENTREGO A NADIE!! Buenas noches.

Mi padre se levantó bruscamente, azotó la mesa con su bolso y partió de inmediato de aquel restaurante, dejando al señor Jalil atónito en la mesa Se dirigió a la avenida principal en busca de un taxi, más no encontró nada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi padre se levantó bruscamente, azotó la mesa con su bolso y partió de inmediato de aquel restaurante, dejando al señor Jalil atónito en la mesa Se dirigió a la avenida principal en busca de un taxi, más no encontró nada. Por ello, siguió caminando algunas calles más... pero al pasar por una zona oscura, una mano fuerte tragó a mi padre hacia a las sombras, desapareciendo entre la noche...

Presa tras un veloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora