7:00am
Hoy junto al desayuno me trajeron algo que no esperaba... ¡¡¡¡ Me trajeron un Corán !!!! Y no cualquier Corán... me trajeron el Corán de mi abuela: un Corán lleno de decoraciones y hermosa caligrafía; ese Corán fue con el que me enseñaron el Islam, esas hermosas palabras que el Arcángel Gabriel le dijo a Mahoma para que las diseminara por el mundo y que encantan a miles de personas cada vez que las leen (como a mí), y además profesan su fe diariamente diciendo con el mejor entusiasmo: "No hay más dios que Alá, y Mahoma es su profeta", aahhh perdonen la emoción. Además, con este mismo Corán aprendí a escribir, a dibujar y a apreciar el arte como debe de ser. Me servirá bastante para distraer la pena de morir tan pronto. Junto a este libro se encontraba una pequeña dedicatoria dentro de la primera hoja, en una caligrafía hermosa y llena de detalles:
Fue mi propia abuela antes de morir... mi Salma, que tanto quise cuando era niña, ella fue mi maestra antes de que permitieran ir a las niñas a la escuela en la región: fue quien me enseñó las hermosas artes islámicas de dibujar con las letras, que cada trazo se convierta en una idea y a vez muestre una imagen, convirtiéndose mi pasatiempo por muchos años de mi vida, y hasta ahora, mientras no escribo estas cartas; lo continúo haciendo. Aquí va una de mis obras:
Además, me instruyó para hablar y comprender árabe clásico, español, inglés, francés, persa y pastún (recuerden este último, será importante en mi historia próximamente); idiomas que me ayudaron a abrirme al mundo y comprender muchas culturas extranjeras... también me educó para comprender cada surah (capítulo) del Corán de todas las maneras posibles y cuáles deben ser las que debemos poner especial atención. Y una de la enseñanzas que mas aprecio: me crió con la hermosa idea de que cada Corán es un ser viviente, como un ser humano más, que debe ser protegido y cuidado, y en caso de que ya se haya acabado su vida útil, ser sepultado en funeral; un ritual que los occidentales deberían acoger con cualquiera de sus libros sagrados: así sea la Biblia cristiana, la Torá judía o cualquier texto relativo; en vez de mantener a estos como si a cualquier paquete de hojas se tratara. Ella era una mujer con suma erudición, a mi parecer comparable con los grandes pensadores griegos, o los intérpretes del Corán... la extraño bastante.
Ya continuando con mi drama personal, estábamos con que mi papá fue tragado en medio de la noche por una sombra muy poderosa. Ni siquiera sabía lo que le esperaba...
Al parecer alguien le había dado éter para dormirlo por varias horas, mientras eso lo habían trasladado a una pequeña casa a las afueras de Ammán. Después de mucho tiempo, por fin despertó de su letargo. En frente de él, se encontraba una figura rechoncha entre dos figuras masculinas y musculosas. Mi padre exclamó:
- ¿Qué hago aquí? ¿Por qué no me puedo parar? ¿Quiénes son ustedes -mi padre gritaba desesperado, mientras veía unas sogas atadas a su cuerpo.
- No hiciste lo que el patrón propuso, te atienes a las consecuencias -una voz joven con un marcado acento jordano respondió esas preguntas culminando con una risa cruel que helaría los huesos de cualquier persona sensible.
- Si, es verdad, el patrón no está muy contento -una voz autoritaria muy familiar salió de ese hombre rechoncho en la mitad de la sala- El patrón obtiene lo que quiere.
La voz provenía de una persona muy conocida por mi padre: era Jalil Abdallah
- A MI DOHA NO LA TOCAS, NI JAMÁS LO HARÁS JALIL, LO PAGARÁS SI LO LLEGAS A HACER, ¡¡¡ALÁ LO VE TODO!!!
- Ah si, eso lo veremos -dijo el despiadado joyero mientras mi padre sentía algo afilado en su cuello- Me casaré con tu hija, ¡LO QUIERAS O NO! Además, también aceptarás el trato de las mercancías... ¡¡¡¿Entendido?!!!
- Bueno... c-co-como t-tú dig-ga-gas -dijo mi padre en medio del terror- pero sabes que Alá lo ve todo, y te devolverá todo el mal que entregues. En el juicio final te enfrentarás a tu mal.
- Ja, ese Alá no vale nada, yo hago y deshago en esta Tierra como yo quiera, y cuando muera ni siquiera ese dios me podrá recriminar, tendrá que arrodillarse ante mí -terminó la frase con una sonrisa sádica.
Pobre rey Salmán, tan buen corazón que tiene y no se da cuenta de semejante basura asquerosa que tiene por socio, que prácticamente hace parte de su familia.... Quisiera advertirle eso antes de irme al Cielo.
- Ahora mismo, irás a tu hotel y recogerás tus cosas. -continuó el joyero- Mis muchachos te llevarán hacia donde vayas, y cuidado con siquiera cometer un error o imprudencia, porque el calor de tu cuerpo depende eso. Después partirás al aeropuerto, donde te estaré esperando. Volaremos hasta tu Tabuk del alma para darle a tu familia la gran noticia... la unión de un joyero poderoso con la esperanza de una rica familia comerciante. Será increíble -terminó con una risa de hiena.
- Anden muchachos, sólo quedan dos horas para el vuelo, necesito solucionar esto... Confió en ustedes -les dió una palmada a los jordanos para que partieran de inmediato- ¡¡Suerte Jasim!!
MI padre hizo todo lo que le pidieron en completo silencio, con una impotencia tan grande como el amor que tiene por mí, siendo obediente y sólo orando durante el trayecto completo. En el único momento en el que habló fue cuando el avión aterrizó en la ciudad de Tabuk, la capital de la provincia del mismo nombre, en la que vivimos:
- Te maldigo Jalil Abdallah, te maldigo a ti y a todos tus parientes y descendencia, exceptuando los posibles hijos de mi Doha contigo, que toda mi fuerza de ahora en adelante se concentrará en el odio hacia usted, miserable -mi padre escupió esas palabras a modo de susurro para que nadie escuchara. Abdallah ni siquiera hizo gesto alguno. Él sabía lo que quería.
Cuando llegaron a casa, mi madre, mi abuelo y yo acabábamos de terminar la última oración del día, y tomábamos un té de frutas delicioso. Cuando irrumpieron por la puerta, mi madre gritó del susto:
- Jasim ¿Qué haces aquí? ¿Por qué no me avisaste de que llegabas? Yo pensé...
- Familia, tengo algo que decirles, especialmente a ti Doha -interrumpió mi padre con una calma absoluta- Él es Jalil Abdallah, tu futuro esposo...
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Presa tras un velo
SpiritualDoha Assad, una chica musulmana, está a punto de enfrentar el rigor de una pena de muerte que dará un giro radical a su mente en el poco tiempo que le queda. ¿Logrará afrontar con madurez esta sentencia antes de morir? #1 SENTENCIA: 22/11/18 #1 PENA...