9. 27 horas

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10:00pm

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10:00pm

Ya me queda muy poco tiempo, y temo que se acaben mis horas antes de terminar este relato. Por ello, tendré que escribir todo lo posible para que mis verdades sean testificadas. Necesito que sepan por qué moriré, para que a nadie más le suceda y puedan prevenir todos estos problemas. Así que sin más preámbulo, continuaré con mi crónica de vida:

 Ya en ese cuarto mis oportunidades eran pocas... si lograba salir sería una sentencia de muerte para todos los Assad. Por ello, con toda la resignación del mundo, me quedé quieta y en silencio; orando a todos los ángeles para que Alá, el Compasivo, me ayudará a sobrepasar este momento crítico de mi vida. Sentir esas gruesas manos tocando todo mis cuerpo, esa boca de olor hediondo que me besaba, su cuerpo que rozaba con mi delgada piel; me hacía sentir miserable... un ser horrible... mi dignidad se iba partiendo como una pared en un sismo, lenta pero progresivamente, hasta quedar en la absoluta ruina. Me hizo suya, ni siquiera se protegió, como para consumar aún más esa relación con la intención de que saliera un fruto que logrará amarrarme más a él; aunque su esfuerzo fue en vano gracias a mi inteligencia. Sabía que existía una planta muy rara que ayudaba a la anti-concepción, y que sería mi salvación, ya que aquí no existen los anticonceptivos comunes de Occidente, ya que son pecado según el Islam... para variar. Con toda la paciencia del mundo, logré encontrarla y tomarla justo unos minutos antes en la boda. El monstruo al menos, no iba a agrandarse...

Mientras todo eso sucedía, en el restaurante se mantenía un aura bastante pesada. Las familias estaban divididas. Los Abdallah estaban repartidos en todo el lado izquierdo del recinto y los Assad se mantenían todos juntos en el lado derecho. Parecían dos bandos en una guerra: los Assad discutían a voz alta en su dialecto y los Abdallah se mantenían atentos y escuchando a todo lo que exclamara el enemigo, listo para atacar o defenderse. En nuestro lado, mis tías y primas estaban gritando en un tono muy alto, en contra de mis padres por este compromiso; todas gritaban en el dialecto de nuestro pueblo, ya que es tan distinto del que hablan los riadís que no pueden entenderlo. En medio del alboroto, mis padres y mi abuelo intentaban explicar el porqué de esta boda tan polémica, recordándoles continuamente la amenaza, mientras pedía calma:

 En medio del alboroto, mis padres y mi abuelo intentaban explicar el porqué de esta boda tan polémica, recordándoles continuamente la amenaza, mientras pedía calma:

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Presa tras un veloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora