Presa tras un velo

11. 18 horas

7:00am 

Un alba más acaba de aparecer en el firmamento, lo que significa que es una menos para mi vida y la ultima que mis ojos verán mientras siga viva. Aquí, ya desde mi celda, tras montar algún tiempo en mi Shams bello, sólo me recosté en mi cama a llorar. Sentía que me separaban de una parte de mi vida, como si destrozaran mis músculos del pecho uno a uno con violencia; no volvería a ver a mi caballo, mi primer amigo sobre la Tierra, que  eventualmente sufriría por mi partida, al no verme entraría en depresión y posiblemente moriría de amor... Tenía miedo. Me agaché y seguí llorando por mucho tiempo. Cuando me calmé, me levanté del piso y me senté en un taburete de piedra que había junto a la pared. Aunque yo había requisado toda la habitación de cabo a rabo, encontré algo que nunca había notado. Había en la pared una pequeña inscripción en la piedra, muy desgastada por el tiempo, que decía "حب" que significa amor. ¡¡Qué irónico era en este momento!! en el que justo iba a escribir sobre mis sentimientos, que ahora mismo ya no valían más que un grano de arena en el universo...

En el mundo árabe, a través de los siglos los matrimonios han sido arreglados por lo padres de los pretendientes o en su defecto por el pretendiente masculino y los padres del ente femenino que se va a casar. Cuando se determina el arreglo, se presenta a los novios y se intenta que surja un poco de amor o sentimiento para que la boda se cumpla sin problemas; además, se ordena al novio entregar el dote, que es pago del pretendiente a la familia de la novia por ser casada con él. Aunque el matrimonio arreglado está prohibido desde hace muchísimos años en mi país, se sigue dando de una u otra forma por todo el territorio de múltiples maneras, como el matrimonio bajo amenaza, que se dio en mi caso. En realidad, en mi Tayma, era cada vez más raro ver matrimonios forzados; mi padre, con su gran oratoria y liderazgo, había logrado permear los corazones de muchos de los patriarcas familiares hasta el punto de hacer de la figura del noviazgo algo normal, que en el mundo musulmán es prácticamente nulo. Gracias a esto, yo pude tener mi primer amor...

Este tipo de familias era cada vez más común en Tayma 

Se llamaba Muhammad y vivía muy cerca a mi casa. Era hermoso, tenía un cabello castaño claro que deslumbraba a cualquiera que pasaba, era alto como palmera y tenía una piel trigueña tan delicada como la seda. Lo conocí en la fiesta de cumpleaños de mi amiga Aziza,en ese entonces ella cumplía 13 años, por lo cual me invitó a mí y a mi madre para que departiéramos en su casa. Yo lo vi comiendo ensalada del buffet con un amigo, y desde ahí no quité la vista de él. Aziza me preguntó: