Epílogo.

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Me miraba al espejo y notaba felicidad de verdad, emoción en mi mirada y por un escaso momento a aquel joven de veintiséis años. Aquel que definitivamente hoy no existía, mi rostro era..., diferente. Estaba teñido de felicidad y tranquilidad, ya tenia treinta y nueve años, cada día envejecía más y sin embargo me sentía dichoso y contento. Podia observar mis piernas, ya logrando sostener mi cuerpo, cuando hace apenas unos cuantos meses no podía ponerme de pie. Finalmente después de una fuerte cirugía y un par de quimioterapias por fin estaba de pie; esperando ansioso a que el mejor día de mi vida iniciara. El traje era blanco, una pequeña rosa roja estaba en la solapa de mi saco, mi corbata era de color rosa al igual que mis gemelos solo que aquellos llevaban nuestras iniciales.

C & A

Ella y yo, dos mundos paralelos, dos mundos distintos encontrando la felicidad, encontrando el amor. Les contaré un poco de lo ocurrido estos dos años, tiempo en el que viví y aprendí muchas más cosas y sobretodo mucho más del amor.

Después de haber conseguido una oportunidad más con Candace quedé prácticamente tétrico. Además de nervioso, no sabia como decirle a Brandon que yo era su verdadero padre. La verdad, sin evitarle un daño que poco a poco estaba acabando conmigo.
Las semanas pasaron, y por fin los meses parecían ser un poco más cortos, no mencionaré a la empresa puesto que aquella ahora ya no era mía. Sólo era un socio comercial cercano, mi verdadera pasión siempre fué el arte, la música y admito que jamás lo había mencionado, pero la inversión y las matemáticas nunca habían sido mi fuerte y a pesar de ello me alegraba saber que Dimitri hizo un muy buen trabajo con ella.
Stone Mechatronic Industries estaba recibiendo mucha más ganancia que inversión y eso era demasiado bueno.
Inicié una fundación de música, tenía alumnos a los cuales enseñé a tocar la guitarra, el violín, piano. Etc. Y aquello se convirtió en mi mayor pasión.
Candace, bueno ella se hizo completamente responsable de la empresa de su familia, cuidaba a Brandon y todas las noches nos veíamos en mi casa, platicabamos y cenabamos.
Superar mi inmovilidad, no ha sido fácil. No podía tocar a Candace con el mismo deseo que antes y no era por falta de querer. Claro que no, simplemente el estar paralítico me hizo sentir menos..., quizá no podría darle lo que tanto esperaba y después de las discusiones finalmente ella permaneció a mi lado.

Nuestro amor creció, al igual que nuestro hijo. Su cumpleaños fué hace unos pocos días, y fué uno de los mejores dias que he pasado. Al inicio su rechazo me dolía, no me aceptaba como padre, fué difícil llegar al momento en el que dejé que simplemente mi corazón fuera sincero con él, le pedí perdón de mil y un maneras y su respuesta siempre era,: yo vi a mi mamá llorar por tu culpa. Nos dejaste y ¿quieres que te perdone?

Mi respuesta siempre era la misma, yo traté de llevar una mejor vida, perdonar a Candace y aunque fué difícil ella también le dijo toda la realidad a Brandon.

Llevó un total de casi cuatro meses lograr acercarme a mi propio hijo, y no fué hasta mi cumpleaños número treinta y nueve que me llamó por primera vez... papá.
Fué uno de los momentos más satisfactorios de mi vida, conseguí a mi familia. Después de aquello imaginé como se sentía mi hijo al ver que su padre no podía jugar con el, correr a su lado y tirarse al suelo. Entonces tomé una de las decisiones más complicadas de mi vida.
Tuve que salir del país por un largo tiempo, Dimitri me acompañó y aunque Candace y Brandon no estuvieron de acuerdo. Todo fué por ellos, fuí a Alemania con el mejor cirujano de parapléjicos del mundo y admito que sentí miedo, sin embargo con una intervención de más de diez horas, salí victorioso. Me llevó un total de tres meses más para lograr mi objetivo principal. Caminé como antes, sostuve mi peso una vez más, corrí como nunca antes lo había hecho, disfruté de juegos interminables con mi hijo..., con mi familia.

Dimitri me ayudó en todo y por ello y mucho más siempre le estaré agradecido, quería regresar de una manera única y mi resultado fué mi curación, y una propuesta real, de corazón lleno de amor a mi familia. Recuerdo esa noche con amor, con felicidad y satisfacción.
Brandon y Candace no pararon de llorar, y sí aquella propuesta fué la que se están imaginando.

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