Anatomías Incompletas [KaiSoo/KaDi]

Capítulo 14

CAPÍTULO 14

En las reminiscencias de Kyungsoo, el recuerdo borroso sobre lo que había pasado todavía permanecía intacto. Si bien podía contemplar una imagen más clara de lo sucedido, sabía que lo mejor sería concentrarse en mantener el ritmo de su corazón tranquilo, a menos de que quisiera que las manos le temblaran a mitad de la carretera cuando estuviera rodeado de vehículos.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez en la que había manejado un carro. Wu YiFan contaba con un auto de antaño que había conseguido por gracia de algún acontecimiento del que jamás le había contado. El chino les había enseñado a conducir a él y a un par más de médicos norcoreanos, y varias veces habían utilizado aquella máquina de ambulancia cuando, al pasar por los campos para ir al trabajo, los que sabían que no los aporrearían por pedir ayuda les hacían señas con las manos para que se llevaran a alguno de los accidentados.

Sin YiFan a su lado, Kyungsoo solo había conducido dos veces, sin embargo. La primera, resultando en casi chocar contra un árbol, y la segunda exitosa. Pero estando hecho un manojo de nervios y con las manos temblando... Si bien prefería no admitirlo, no sentía que sus extremidades estuvieran menos sudorosas que aquella vez.

—Pisa el embrague. —se recordó. Repitiendo las palabras que YiFan le había indicado varias veces antes de encender el vehículo de sus memorias. Aquel que se sentía tan distinto a la suavidad del respaldo que abrazaba su espalda, y olía tan diferente al aromatizante de Minseok.

Kyungsoo lo pisó.

—Las llaves... —el rugido del motor lo hizo estremecerse. Por un segundo, pensó en bajarse y esperar por la llegada de Jongin mientras sudaba toda su fiebre con la cabeza sobre la almohada. Pero lo aterró pensar en la posibilidad de que, tan iracundo como estaba, el moreno no tuviera mejor idea que la de caminar directo hacia los peligros de su persecutor.

—Quince minutos —se repitió antes de comenzar a andar. Tuvo que apretar los ojos para calmar su corazón. —Quince minutos y llegamos al hospital.

El corazón le subió a la garganta cuando apretó el acelerador. En la ruta, Kyungsoo solo respetó ciertas señales y uno que otro límite de velocidad. La camioneta de Minseok emprendió un arduo camino guiado por su mirada llorosa y los recuerdos que pronto llegaron sobre PionYang y Nampo.

Un camino largo, atiborrado de sacudones y repentina claridad

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De alguna manera, Kyungsoo le había encomendado la seguridad y custodia de Jongin a Minseok. Aun así, el menor de los Kim se las había arreglado para perderlo antes de terminar de acomodar la camioneta en el estacionamiento. El moreno había abierto la puerta con el auto andando sabiendo que, si no tomaba por desprevenido a su hermano, este se esforzaría por detenerlo, aunque tuviera que recurrir al socorro de los de la empresa de seguridad.

Pese a que la paciencia lo caracterizara en ciertos aspectos, no podía autodenominarse como un ente totalmente sereno. Mucho menos cuando estaba sobre la mesa algo tan preciado como la seguridad de Kyungsoo.

Jongin caminó por los pasillos con humo despegándosele de las suelas y vapor saliéndole por las orejas. A su alrededor, las enfermeras y los internos intercambiaban miradas. Algunos preguntándose por su gesto iracundo, y otros recordando lo sucedido en el quirófano el día anterior.

Jongin no encaró a ninguno. Subió por las escaleras, demasiado inquieto como para esperar por el elevador, y enfiló sin interrupciones hacia su punto de mira... las puertas cristalinas del sector de cuidados intensivos.