Capítulo 22

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CAPÍTULO 22

Los guardias tardaron poco más de media hora en apartar a los periodistas para permitir a Jongin que sacara el auto. Durante la mayor parte del trayecto a casa, el moreno condujo con uuna mano en el volante y la otra sostenida por Kyungsoo en medio de ambos. El menor se dedicó a sostenerlo con fuerza y a mirarlo conducir a su lado, renovandose con las sonrisas de Jongin que lo miraba de a ratos de reojo sin decir nada... En todo el camino no se dijeron ni una palabra, pero el silencio se arremolinó entre ambos como si esa fuera la manera de comunicar a sus almas.

Cuando llegaron al departamento, Jongin todavía estaba empapado y lo primero que hizo Kyungsoo fue correr hasta la lavandería y buscarle una de las mantas que se estaban secando. Se acercó a él y le quitó su gabán y la camiseta para evitar que el agua se absorbiera en su cuerpo más de lo que ya estaba. Lo envolvió con el pedazo de tela e insistió en que fuera a ponerse cómodo mientras él preparaba un par de bebidas calientes para llevarles a la cama. 

Desde la cocina, Kyungsoo escuchó la ducha encenderse y los pelos se le pusieron de puntas. Su cuchara golpeó varias veces contra las paredes de la taza, no lo bastante fuerte como para disolver los grumos de chocolate que se formaban, pero el suave tono de Jongin al hablarle en sus recuerdos fue lo único en lo pudo pensar. Contemplando el blanco y el marrón de la taza siendo fusionados en un solo color, Kyungsoo se sonrojó desde las mejillas hasta el cuello. Se encontró pensando en los colores de ambos y divagando sobre cómo de armoniosos serían los resultados de esa fusión.

No esperó que una taza de chocolate lo derivara a pensamientos eróticos, pero se encontró imaginando a Jongin siendo acariciado por el agua y pensando en cuánto deseaba estar con él bajo el calor de las gotas desde sus primer encuentro sexual. Había una sola cosa que se lo impedía: sus inseguridades estúpidas. El par de cicatrices que le habían dejado en el Norte tanto por dentro como por fuera que Kyungsoo se preguntó si de verdad serían tan profundas como para limitarlo en sus ganas de amar.

No comprendió por qué las manos le sudaban cuando detuvo sus movimientos y se encontró dejando la cuchara a un lado, pero las cosquillas en la boca de su estómago le dijeron que se dejara tranquilizar. Dejó ambas tazas en el microondas y las dejó allí calentándose unos minutos, conciente de que cuando volviera estarían heladas y habría que calentarlas una vez más.

Se deslizó por el pasillo y se deshizo de su abrigo a mitad de trayecto. El corazón le latió más y más rápido y las puntas de los dedos le cosquillearon, obligándole a abrirlos y cerrarlos. A poco más de la mitad, se encontró con la habitación que creía que podía llamar suya y de Jongin y se adentró para enfrentarse a la puerta de baño. Tiro de la manija con cautela y se volvió parte de la neblina blanca que empañaba los espejos. Jongin estaba de espaldas, cantando una melodía de las que siempre escuchaba en el auto y quitándose el jabón del cabello.

"I'm just a stranger without you my love..."

Kyungsoo sonrió y se fue deshaciendo de sus pantalones y sus medias. Fue sigiloso como le habían enseñado a serlo y rogó desde lo más profundo de su pecho que Jongin no se diera vuelta ni ante la percepción de un efímero suspiro. No habría tenido tanto miedo si hubiera sabido que Jongin estaba perdido en su propio mundo de canciones románticas. Con la primera gota de agua, pese a que todavía no hubieran resuelto ni remotamente ninguno de los asuntos que lo agobiaban, Jongin se había relajado y enfocado en que cuando saliera de la ducha, compartiría con Kyungsoo un atardecer sereno entre besos y cocoa. No sufrir por adelantado había sido una de las grandes lecciones que le había enseñado la presencia del menor.

Anatomías Incompletas [KaiSoo/KaDi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora