Capítulo 27

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CAPITULO 27

No tenía certeza de lo que diría, pero Jongin estaba de pie frente la habitación 87B con la palma rodeando la manija de la puerta. No estaba temblando, pero tampoco estaba tan tranquilo como la primera vez. Comenzaba a replantearse seriamente su voluntad al haberse ofrecido a sedar a Huang ZiTao para antes de la operación. Según Lee Huang Yue, habría numerosas cosas en su traslado que alterarían a cualquiera y no quería ningún peligro que debilitara su corazón antes de sacarlo.

Minseok lo había propuesto. Le había dicho a Jongin que quizá lo ideal sería que él se encargara de sedarlo, pues sería la última cara que vería y qué mejor que un rostro que le trajera buenos recuerdos y familiaridad. Jongin lo pensó. Tenía la elección de mirar la situación como Minseok, o pensar en lo que había dicho como que el último rostro que vería sería el de su asesino. La cabeza le martilleaba desde el primer momento en el que había visto a Huan Yue ingresar a la oficina. Se sentía cayendo en una especie de abismo interminable en el que lo infinito redujera sus alternativas a cero. Minseok estrechó su mano. Junnmyeon, sentado detrás de su escritorio, dejó la mirada clavada en un extremo y se abstuvo de cualquier opinión, pues dudó de su derecho a prestarla. Finalmente, Jongin accedió. Eligió guiarse por la opinión de Minseok e intentó repetir sus palabras para ahogar sus pensamientos y dejar de sentirse atormentado.

En uno de los momentos en los que la duda flaquea, Jongin empujó la manija de la puerta. Estuvo así durante unos cuantos segundos: con la puerta entreabierta. Pronto, cuando se dio cuenta de que acababa de dar el paso impulsor de las desgracias, se adentró a la habitación. Se dio cuenta de que alguien ya había preparado la habitación y dejado junto a su cama los medicamentos necesarios. Vio una jeringa vacía y dispuesta a ser preparada por sus manos. Se sintió un desgraciado cuando notó que había mirado primero el arma que a Huang ZiTao.

—Por fin me visitas. —bromeó ZiTao.

Jongin fingió una sonrisa y los pies le flaquearon cuando la culpa arremetió como un misil en su cerebro, recordándole desde la primera hasta la última letra de su juramento. Lo mismo le había sucedido mientras que arrastraba a toda velocidad hasta el quirófano la camilla de su padre: (...) como miembro de la profesión médica, juro comprometerme a mantener aún bajo amenazas, absoluto respeto por la vida humana desde su concepción, y no utilizar mis conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad.

No tenía idea de qué había pasado con él desde entonces. Pero sabía que de alguna forma se las había arreglado para despedazar cada una de las palabras e interpretarlas como mejor le conviniera a pesar de los montañosos sentimientos de culpa. Kyungsoo había pasado a ser esa vida humana a la que le prometía respeto desde su profesión y desde su alma. Mantener su corazón latiente aun a pesar del costo era su interpretación de la palabra humanidad.

—Han sido agotadores los últimos días —se sinceró con Huang ZiTao. —Lo lamento mucho, debe de haber sido un infierno haber estado aquí solo.

—Escuché que a Kyungsoo lo apuñalaron -cambió de tema ZiTao. —¿Está bien?

—Si. Mejoró bastante con eso, pero ahora está un poco por debajo de su peso.

Con un nudo en la garganta, Jongin se acercó a la mesa a su costado y comenzó a preparar la jeringa que adormecería por última vez a Huang ZiTao.

—Me tiene preocupado. —confesó. —¿Debajo de su peso? ¿Qué no lo has estado alimentando como se debe? —preguntó casi acusador. Jongin no supo si sentirse ofendido o agradecido de que se estuviera preocupando tanto.

Anatomías Incompletas [KaiSoo/KaDi] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora