CAPÍTULO 9

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Me puse ropa deportiva y baje al salón donde mis tíos estaban charlando.

Me cuentan cómo los ha ido el viaje, han tenido que ir a visitar una manada, y se han reencontrado con antiguos amigos. Yo nunca voy a ese tipo de cosas, de pequeña, cuando empecé a vivir con ellos insistían en que fuera. Yo aceptaba, no tenía más remedio, pero yo lo sentía como una tortura. Fui varias veces, pero no me sentía en familia, me sentía extraña y todo me recordaba a mi padre y a mi abuelo. Me miraban raro, yo ya no era como ellos. Y tanto ellos como yo lo sabíamos. 

Hasta que convencí a mis tíos de no ir a una, me dejaron con mi abuela, y fueron ellos solos. No volví a ir a ninguna. Ellos creían que no me daba cuenta, pero lo hacía, ellos me querían mucho aunque no les gustaba demasiado que fuera. Ellos encajaban, eran una pareja de hombres lobos, mates, y yo era una humana que ni siquiera era su hija. Volvían más felices cada vez que volvían y yo me quedaba aquí, y me acostumbré. 

Para mí era mejor así, entre humanos una humana no destaca, entre hombres lobo si, y eso era lo que yo menos quería, para ellos también era mejor. Eran mi familia, y me habían criado como si fuera una hija, pero no lo era, después de todo.

Yo les cuento lo que hice hoy en la universidad. Primero me regañan, y bufan cuando se lo relato todo, pero luego les hace gracia y hasta sueltan alguna risa. El ambiente entre nosotros es relajado y tierno, familiar. 

Se ven felices, sentados en un sofá con las manos entrelazadas, se quieren mucho, se quieren desde el primer día que se vieron. Y por un momento me imagino a mí así, con Luke, enamoradísimos y con nuestras manos entrelazadas, sabiendo que pasara lo que pasara, estaríamos juntos, el uno para el otro. No puedo evitar sonreír ante mi pensamiento.

Se que tengo que decírselo, ellos tampoco creían que yo tuviera mate. Pero lo tengo. La Diosa Luna, es muy curiosa para estas cosas. 

La Diosa Luna, nuestra Diosa, porque aunque yo ya no sea una mujer lobo crecí entre historias y leyendas suyas. Decían que los hombres lobos nacían con dos almas, pero estas eran separadas y enviadas a cuerpos distintos, esperando en algún futuro encontrarse de nuevo, y la Diosa luna era quien enviaba esas almas a cuerpos distintos. No importaba cuantos problemas hubiera para encontrarse, estas almas siempre se acababan encontrando, y cuando lo hacían era como si volvieses a nacer, estar completo. 

Decían que la Diosa Luna, fue la primer mate de un hombre lobo hace millones de años, y que desgraciadamente su hombre murió. Ella a partir de eso decidió que ahora sería ella quien ayudaría a encontrar a tu alma gemela. 

No se sabe bien que es cierto en toda la historia, lo único concreto es que si que tenemos mates, pero a veces, es bueno tener tan solo fe. 

Hablamos un rato más, y sé que es la hora de hablarle de Luke.

-Tíos, tengo algo serio que contaros.

Ellos me miran atentamente. Esperando que les diga algo, a mí me cuesta articular palabra, y tengo que tomar dos fuertes respiraciones antes de comenzar a hablar, y cuando me decido a hacerlo, lo suelto todo.

-He encontrado a mi mate. -los miro mientras hablo- Y dentro de dos semanas tendré que irme a vivir con él.

Los dos se quedan callados mirándome asombrados. A mi tía se le han abierto exageradamente los ojos y hace varios intentos de hablar, abriendo y cerrando la voz como si fuera un pez. Pero no consigue articular palabra, mi tío, a su lado, esta totalmente callado, incluso dudo que este respirando en este momento.

Chica si es que se los has dicho todo de sopetón.

Es verdad.

-¿Qué..qué? ¿Quién... Quién es? -pregunta mi tía, después de varios segundos de absoluto silencio.

Tu mi Alfa, yo tu Luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora