CAPITULO CATORCE

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El solo observo cómo Karol se quedaba de piedra ante él.


Una sonrisa traviesa se formo en sus labios y se acerco a ella lentamente.

Casi pudo sentir como se tensaba a medida que avanzaba.

Karol contuvo la respiración y observaba como Ruggero se acercaba a él como si fuese un felino grande.

Le hizo recordar a una pantera o a un tigre.

Antes de que volviera a parpadear Ruggero ya se encontraba lo suficientemente cerca de ella como para percibir su olor, era una mezcla entre el típico olor masculino y crema de afeitar.

-¡Me has dado un susto de muerte! –exclamo ella. El frunció el ceño.

-No veo por qué. Ya sabias que estaba en casa y en la nota te dije que pasaría más tiempo contigo de noche que de día.

Ella asintió con su cabeza.

Observo como Ruggero veía la cama y luego la observaba a ella.
Se acerco a la cama y se agacho para sacar la caja azul debajo de ella.

Karol soltó el aire que contenía sus pulmones.

-¿Por qué has escondido la caja?
-Yo...no, no sé. Pensé que no usaría lo que hay adentro –casi se quiso abofetear por escucharse tartamudeando.

Ruggero sin duda le ponía nerviosa.

Saco el negligé rojo y se acerco a ella con la misma sonrisa sexy.

-Cher, obvio que lo usaras. Aunque no prometo que por mucho tiempo.

Dejo el negligé sobre la cama.

Ruggero estiro su brazo y acaricio un mechón de cabello Castaño que caía suavemente por su rostro. Puso una mano en su cintura y la acaricio con delicadeza.

Karol se puso aun más tensa ante su contacto y reprimió un suspiro que se esforzaba por salir de su boca.

Hacía años que había deseado que Ruggero la acariciara y cuando lo consiguió finalmente ella se tensaba y quedaba de piedra.

Nunca antes se había visto intimidada por alguien, pero en aquel momento se sentía completamente intimidada por Ruggero.

Era alto y grande y casi tenía que levantar su mirada para observarlo.

Tenía una barba de un par de días que hacía que su aspecto luciera aun más peligroso y salvaje.

Karol trago saliva.

Los labios de él se acercaron peligrosamente a los de ella y automáticamente ella estiro sus brazos y lo separo.

-Deberíamos hablar primero... –pidió ella con un tono nervioso en su voz.

El tomo aun más distancia entre ellos y la miro con el ceño fruncido.

-¿Hablar? ¿De qué podremos hablar? ¿De todas las formas en la que te puedo hacer suplicar de placer?

Karol trago saliva e intento confiarse que sus palabras no le afectaban del todo.

-No tenemos nada que hablar en verdad –dijo Ruggero

-Podríamos comenzar en saludarnos...como debería.

-Hola –sonrió burlón- Has crecido mucho, Karol

-La última vez que me viste tenía 16 años era flacuchenta y tonta.

No creías que quedaría toda la vida de aquella manera ¿no? –dijo ella sarcástica.

-Por eso me sorprendí mucho al ver tus videos.

Sin duda que a tus dieciséis eras un poco extraña.

Nunca en su vida pensó que aquellas palabras le llegaran a doler tanto.

-¡Claro si solo quería era obtener tu atención, idiota! –le espeto. Y antes de que pensara en lo que había dicho, ella sintió morirse.- Lo siento, no escuches lo que he dicho.

-¿Querías mi atención? Cariño, te veía, sabia de tu existencia.
Pero no podía acercarme a ti y seducirte.
Eras solo una niña y te confieso que hacer el papel de pedófilo no me va para nada.

Un Mes De Placer (Ruggerol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora