CAPITULO TREINTA Y UNO

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  -Tengo una reservación al nombre de Ruggero Pasquarelli-pidió Rugge al mesero.

Karol miraba con fascinación el restaurante francés.

Por fuera se veía un poco antiguo y grisáceo, pero por dentro era totalmente diferente.

Toda la decoración era de colores blancos y dorados. Las mesas y sillas eran totalmente elegantes y hermosas.

Todo era parecido de una revista, sin duda era uno de los restaurantes mas hermoso y elegante que había visitado en su vida.

Un mozo vestido con un traje negro sonrío a Ruggero y exclamo:

-¡Monsieur Pasquarelli! ¡A Jean-Luc le encantara saber que esta acá! -dijo con un notable acento francés.

Ruggero sonrío al hombre y sujeto a Karol de la cintura.

-Esta acá en este momento? Quisiera hablar con el.

El hombre hizo una seña y desapareció por un par de minutos para luego aparecer con un hombre de cabello rubio platino, piel blanca y ojos como el cielo azul.

Este le dedico una sonrisa a Ruggero y le dio un abrazo para luego palmearle el hombro.

-¡Ruggero! Tiempo sin verte por acá, comenzaba a extrañarme -comento Jean-Luc con el mismo acento francés que el mozo.

-Si, he tenido muchas cosas que hacer y no tenia tiempo -hizo una mueca.
-Oh, veo que tienes compañía -el rubio miro a Karol de arriba abajo y le sonrío- Trés jolie, sin duda es muy hermosa.

Karol sintió sus mejillas arden ante el comentario del francés y le devolvió una sonrisa calido y agradable.

-Espera, eres Karol Sevilla¿no es así? -ella asintió- eres una cantante estupenda, me agrada tu música y al publico de acá también. Haces un trabajo estupendo.

-Gracias -respondió ella con sinceridad.
-Los llevare hasta su mesa -indico el haciendo un gesto con su mano, Ruggero se acerco a el rápidamente y dijo una frase en francés.

Martina escucho fascinada como las palabras salían sin problema alguno de su boca, como si hubiese pasado toda su vida aprendiendo el idioma. Había escuchado alguna vez decir que era absolutamente sexy, ella siempre habría creído eso. Pero escuchar a Ruggero hablarlo llevaba a un nuevo nivel de sensualidad.

Simplemente le daba ganas de lanzarse encima de el y besarlo.

Se mordió el labio inferior y salio de su transe cuando el la guío hasta la mesa, estaba un poco alejada de las otras -en verdad, estaba totalmente aislada- y al rededor de ella se encontraba rodeada de plantas y flores.

Ambos se quitaron el abrigo y se sentaron en la mesa al frente del otro, Jean-Luc poso dos menús al frente de ambos.

-¿Quiere que traiga el mismo vino de siempre? -le pregunto a Ruggero y este contesto con un breve "si"- Tomen su tiempo en tomar la orden, volveré dentro de un rato -guiño el ojo y desapareció.

Karol se volvió hacia Ruggero y lo encontró mirándola como si fuese un bistec en medio de una manada de lobos hambrientos y salvajes.

Bajo la mirada, tímida y se estremeció al sentir el caliente tacto de Ruggero sobre su piel.

Un Mes De Placer (Ruggerol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora