Narra Ruggero
-¿Es realmente necesario que vaya? -pregunto Ruggero en un tono fastidiado.
-Si, lo es, el Señor Marcos necesita saber los avances del proyecto.
-Vale, pero para eso existe la tecnología. Tal vez tenga algo que hacer y no pueda ir
-Pero no lo tiene así que ira, ¿cierto? -insistió Camilo Alvarez en la otra linea. Ruggero se tomo de un trago su whisky y su agarre en el móvil.
-Tal vez si lo tenga, así que en tal caso...
-Cancele todo. ¿Que puede ser mas importante que hablar y ver como va el proyecto? -dijo cortante.
Aspiro con fuerza y evito el impulso de lanzar el móvil contra la pared.
Había muchas cosas mas importante que ese jodido proyecto, cosas como pasar el resto del mes saboreando a Karol, acariciando su suave cuerpo y descubrir cada centímetro de ella. Se estremeció al pensar en ella.
-Así que ira. -no era una pregunta, era mas como una afirmación. Odiaba cuando cualquiera pensara que podía controlarlo o decidir por el, era simplemente insoportable- Nos veremos en Da Giorgio's a las siete.
Gruño y apretó los dientes.
-Vale, nos veremos ahí entonces -Ruggero supo que Camilo estaría sonriendo de satisfacción en ese momento.
En vez de eso prefirió decir 'Jodete, que te den' pero sabia que eso le costaría mucho. Colgó la llamada y lanzo el móvil contra el suelo. Estaba tan cansado de trabajar, todavía se preguntaba porque acepto trabajar con el gobierno si tenia a un imbécil como Camilo Alvarez vigilando su trabajo prácticamente las 24 horas del día. El hombre lograba sacarle de quicio como nadie mas, solo bastaba en escucharlo hablar para hacer querer Ruggero matarlo.
Sirvió otro vaso, esta vez, muy lleno de whisky y puso música. Se lanzo en el sillón y subió los pies en el escritorio.
Valentina tenia tanta razón, debía tomarse vacaciones. Si seguia así moriría antes de los cuarenta. Por los momentos lo único que podía sacarlo de estres era Karol. Sonrió al pensarla.
Se había sentido tan bien anoche con ella, su piel era tan suave como la seda, sus labios eran tan adictos como una droga y aquellos ojos Verdes...eran unos ojos hipnotizadores, le hacia querer verla todo el tiempo.
Cerros los ojos y pensó en volverla a tocar, a besarla y devorarla.
Maldito fuera Marcos por querer reunirse con el esa noche.
Sintió que se endurecia cuando pensó en volver a estar dentro de su cuerpo, saborear cada centímetro de su tentador cuerpo...Joder, si. Había algo especial en ella que lo hacia endurecerse en pocos segundos.
Escucho la puerta abrirse y mascullo un insulto.
-¿Qué coño quieres? -gruño aun con los ojos cerrados y los pies sobre el escritorio. Abrió los ojos y vio a Karol mirándolo con una expresión casi inocente en su rostro.
-Lo...siento, no sabia que esta era tu oficina yo...solo...eh -balbuceo- Mejor me voy
Su ceño se suavizó y esbozo una pequeña sonrisa.
-No -dijo antes que saliera- Lo siento, estoy estresado. -masajeo sus sienes con los dedos y dirigió su mirada hasta ella- Puedes sentarte si quieres.
Karol hizo lo dicho y vio su vaso de whisky casi completamente lleno. Arqueo una ceja y lo miro.
-Ya puedo ver que estas estresado. ¿Tomas tanto? -el asintió- Joder, si yo tomara dos vasos de whisky te aseguro que estaría contando estupideces.
Ruggero rio y Martina lo acompaño.
El observo como dos pequeños hoyuelos se formaban en sus mejillas y el suave y femenino sonido de su risa lleno sus oídos.
Dejo de reír cuando clavo su mirada en el escote de su camisa que dejaba ver las curvas de sus senos.
Una sonrisa traviesa cruzo su cara cuando se dio cuenta que no llevaba sujetador. Si, definitivamente debió mandar a joder a Marcos.Karol sintió sus mejillas arder al sentir la feroz mirada de Ruggero sobre ella. Sus pezones de endurecieron instintivamente al observarlo y su corazón latio con fuerzas. El se levanto de su silla y lo siguiente que supo fue que la estaba besando como lo había hecho la noche anterior.
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Un Mes De Placer (Ruggerol)
Fiksi RemajaLa venganza suele ser dulce y aún más cuando el deseo está de por medio. Pero cuando la lujuria y la venganza se combinan. Puede llegar a ser un poco peligroso, pero también excitante... Ruggero Pasquarelli un hombre apuesto y más que dispuesto a co...