CAPITULO CUARENTA Y SIETE

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  Ruggero miro como Karol tocaba el piano con una habilidad única y fina.

Sus dedos se deslizaban por lo teclados del piano de madera clara de una manera suave haciendo que sonara hermoso.

Su dulce y femenina voz acompañaba la melodía crearon una canción sencilla pero al mismo tiempo perfecta y única.

Cuando el había visto el anuncio de un pequeño concierto que ella haria se sintió bendecido en ese momento.

No tenia en cuenta de las personas a su al rededor que lo miraban de vez en cuando o que estaban absortos en la voz de sirena de Karol.

Ruggero solo la miraba a ella con su vestido sencillo y holgado sentada derecha con su cabeza ladeada a un lado con ojos cerrados dándole una inocencia adorable.

Sonrió levemente al saber que detrás de esa fachada podía llegar a ser otra persona completamente diferente, podría llegar a ser una mujer sensual y salvaje pero con su toque de inocencia que la había mas deseable.

Si.

Nunca debió dejarla ir, menudo idiota.

El público comenzo a aplaudir cuando ella termino de tocar y esta se despidió con una breves palabras y una tierna sonrisa.

Cuando Karol desapareció en el escenario y el público comenzo a salir él se aventuro hasta los camerinos del viejo teatro donde ella había estando cantando.

En realidad Ruggero no tenia ningún plan de como recuperarla pensaba que era una buena idea hablar con ella después de su presentación, eso pensó hasta ver a un guardia cuidar la entrada a los camerinos.

Maldijo por lo bajo y aclaro su garganta.

-Necesito ver a Karol.

-Y yo necesito que te largues -espeto el hombre.

-Soy un amigo de ella, tuvimos un pequeño problema y quiero resolverlo.

-También tengo problemas y ese no es uno de los mios.

Vale, él pensaba que tenía un carácter de los mil demonios pero el tipo le ganaba.

-¿No quieres ayudarme por unos cien dolares? -ofreció Ruggero esperando la reacción del guardia. Lo miro y seguía mirándolo fijo sin reflejar alguna emoción.

-Me pagan mas que eso -bufo- No pondría en peligro a la señorita Sevilla por unos miserables dolares.

Ruggero paso la mano por su cabello y tomo aire.

-Oye, si en verdad fuera a hacerle algún daño te hubiese lastimado primero.

Aunque con la altura del hombre hubiese dudado que fuera muy fácil.

-No puedo lastimarla mas de lo que ya lo hice, solo quiero arreglarlo. Llevo una semana ahogándome en whisky por ella, toda una maldita semana solo porque la amo. Simplemente quiero hablar con ella, ¿es difícil entender eso?

La expresión del hombre se suavizó y creyó ver una sonrisa.

Este hizo una seña con su cabeza y el alivio consumió su cuerpo entero.

-Te estaré vigilando.

Ruggero murmuro un gracias y camino por el pasillo hasta detenerse junto a una puerta donde un grupo de personas se encontraban hablando.

Entre ellas, Karol.

Estaba sonriente y tomando una botella de agua, se veía tan feliz con todas sus personas alrededor...sobretodo con un hombre musculoso a su lado, el cual tenia un brazo rodeando su cintura acercándola a su cuerpo.

Una sensación se acumulo en el estomago y un instinto asesino comenzo a desarrollarse en un instante, intento respirar con calma y apretó los puños para evitar entrar y golpearlo, Karol se molestaría si lo hiciera y por un momento se detuvo a pensar en la reacción de ella al verlo.

No había pensado en ello, no podía aparecer como si nada y pedir que volviera con ella y menos con toda la gente que la rodeaba.

-¿Entrará? -pregunto el guardia. El perdió la seguridad y comenzo a arrepentirse, probablemente si entrara lo primero que ella haría seria tirarle algo a la cabeza o insultarle.

Definitivamente tenia que planear las cosas mejores.

Cogió un pedazo de papel de su bolsillo del pantalón y un bolígrafo en su chaqueta, escribió unas cuantas cosas y doblo el papel.

-Entregueselo y no lo abra -le ordeno al guardia. Este frunció el ceño y guardo el papel.

Ruggero volvió a mirarla sonreír antes de salir de los camerinos.  

Un Mes De Placer (Ruggerol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora