Siete

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Los jornaleros sedientos de libertad habían puesto sus miras en este nuevo Régimen de gobierno. Era sabido que los grandes latifundios del sur de España, tenían a más de dos millones de jornaleros sin tierras y viviendo en condiciones de extrema pobreza. Para paliar ésta desigualdad social la República el 9 de septiembre de 1932 promulga la Ley de Reforma Agraria. Este proyecto tan ambicioso pretendía que la tierra fuera para el que la trabajara, entendiendo que las manos de los obreros no estaban hechas para pedir limosna. Las tierras de una parte de los Latifundios fueron expropiadas con las pertinentes indemnizaciones correspondientes a los propietarios y entregadas en pequeños lotes de tierra a los campesinos. Estas medidas adoptadas por Marcelino Domingo, en aquel entonces Ministro de Agricultura e impulsor de la Ley, no fueron del agrado de los jornaleros. La demora en la entrega de las tierras y el bajo precio que se pagaba por ellas hace que se cree un clima de agitación social. Por una parte, la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (FNTT), perteneciente a la UGT, a la que se habían afiliado gran parte de los trabajadores del campo, arengó a los jornaleros a radicalizarse ante la decepción de un reparto que no llegó a producirse. Por otra parte, la CNT que la había tildado de "burguesa"  se une a la FNTT consiguiendo romper así la coalición repúblico-socialista.
Esta brecha en la coalición hace que los tradicionales sectores sociales dominantes con ayuda de la Guardia Civil boicotearon la aplicación de los decretos agrarios.

Al Bando VencidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora