Las mejoras en cuanto a derechos colectivos no dejan indiferente a nadie. A menos de un mes del pronunciamiento militar el Sindicato Único de la Construcción y la Patronal de la industria el 26 de junio de 1936 alcanzan un hito histórico. El artículo 6 del Convenio reduce la jornada a seis horas diarias y treinta y seis semanales. De octubre a marzo el horario seria de nueve a doce de la mañana y de una a cuatro de la tarde. De abril a septiembre la jornada seria de seis a doce de la mañana. Esto puede parecer poco significativo, pero en la actualidad se han dado casos de muerte de trabajadores por estrés térmico , no deja de llamar la atención que en 1936 un Gobierno que unía a todas las fuerzas de izquierdas, considerara primordial dotar a los trabajadores de unos derechos mínimos.
La CNT no solo luchaba por la reducción de la jornada laboral, sino, por el aumento del salario. Frente a las 12,24 que se pagaban por ocho horas de trabajo, los anarquistas pedían 12 pesetas por seis horas. Los sindicalistas con el objetivo de reducir el paro, conminaban la prohibición de contratar destajos y realizar horas extras, salvo por causas de urgencia o peligro.
En casos de incidencias climatologías adversas, el patrono abonaría a todos los obreros el jornal integro, estando los trabajadores obligados a permanecer en su puesto de trabajo durante la jornada estipulada, con el objetivo de aprovechar el tiempo que fuere posible. Estaría también obligado a pagar el patrón en casos falta de materiales o por causas ajenas al trabajador.
El convenio reconocía cuestiones de vital importancia para el obrero como enfermedad ( ocho u once salarios), vacaciones ( una semana pagada al año), movilidad ( el viaje y fonda pagados con un cincuenta por ciento de aumento sobre el jornal), nacimiento de un hijo ( un día pagado, estuviera o no casado)..., etcétera.
Mas allá de todos estos logros sociales , se reconocía la capacidad representativa de las organizaciones obreras. Con el triunfo de los sublevados todos estos derechos adquiridos se desvanecerían , aunque el fin último de los fascistas era borrar de la memoria colectiva a " la otra España".
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Al Bando Vencido
Ficción histórica"Mi abuelo me conto, que durante la República estaba prohibido pedir y dar limosna, porque humillaba al que la pedia y envilecía al que la daba". *Dedicada con todo mi cariño a mis abuelos: Ricardo y Ramiro ( lo bueno que hay en mí, es vuestro) y a...