Treinta y cuatro

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Una vecina forastera me contó la historia de sus tíos, y de su padre.

Su tío era socialista, un día yendo a su trabajo, era maestro, vio a la Guardia Civil abrir fuego contra unos jornaleros, inmediatamente acude en su auxilio y les dice que los va a denunciar, que eso no se hace. Les increpa que si algo habían hecho esos hombres que los tenían que haber arrestado. La Guardia Civil detiene al resto, pero en su retina quedará grabado aquel día. No tardarán en vengarse.

Su cuñado no se metía en política, era un hombre buenísimo, lo que he llorado cuando me han relatado esta historia. Su hermana era maestra, él le había pagado la carrera. Un día fue a casa a verla, se les había muerto la madre, para que no se quedara sola, un hermano de ambos y su cuñada, se habían ofrecido a llevársela. Cuál es la sorpresa de este hombre cuando la ve de criada de la casa. Le dice que se cambie de ropa que la lleva a tomar algo. Una vez en la cafetería, le pregunta si no le gustaría estudiar, ella le dice que quiere ser maestra. Terminan de tomarse un café, se van a la casa, hacen la maleta y se despiden del matrimonio, nunca más vuelve a ser la criada de nadie, su hermano le paga los estudios. Conoce a su marido maestro y se casan, el hermano que le ha pagado la carrera, corre con los gastos de la boda.

Es todo paz y harmonía, el matrimonio se adora y con este hermano es todo atenciones, nunca le estaría lo suficientemente agradecía por haberla sacado de allí y haberle dado una profesión con la que ganarse la vida. Su hermana era de ir a misa el domingo, su cuñado era ateo. El matrimonio tuvo dos niños, uno de ellos muere joven, el otro lo hará en México. Un buen día Ángel, que así es como se llamaba este hombre, conoce a la única mujer que amó en su vida, se casa mayor, pero enamorado como un adolescente de la mujer que le dará una niña que llevará su nombre, Angelines. Finaliza la Guerra, su cuñado socialista es denunciado y perseguido por aquel suceso de los jornaleros, su mujer de no ser por el cura del pueblo que sale en su defensa correría la misma suerte. El cura lleva a la Guardia Civil a la casa de la mujer para que vean que en el dormitorio y escondida por unas cortinas está la efigie de una virgen, se centran en buscar al marido y al hermano. Su marido consigue escapar a México, desde allí le manda dinero para que pueda ir ella junto con sus hijos. Les han robado todo el dinero, saqueado su casa, hasta el piano de uno de los niños se llevan. El hermano pequeño, les pide: "que no se lleven el piano, que Pedrín lo sabe tocar". De nada sirven las suplicas, se lo llevan igual.

Ángel, se esconde, el alcalde del pueblo, le dice que van a por él al no poder dar con su cuñado, que se lleve a su mujer y a su hija a Sevilla, por lo que pueda pasar. Le expolian su negocio, tenía un comercio que tenía dos entradas por dos calles distintas. Era tan noble que cuando una persona necesitaba algo y no podía pagarlo, se lo fiaba. Me contaron que una vez un jornalero fue a su comercio, le dijo: "Don Ángel, necesito unas albarcas para el campo, pero no se las puedo pagar ahora", su contestación fue la propia de un alma pura y honesta:"llévese lo que necesite y ya me lo pagará".

Ángel no puede volver a su trabajo, le han robado todo, su negocio, sus cuentas en el Banco, hasta su libertad, el alcalde del pueblo le compra pescado para que lo pueda vender y así ganarse algo de dinero, contrata a un muchachito, el chico reparte el pescado por el pueblo, a la noche cuando regresa, le da una garrafa de aceite y el pescado sobrante, le dice:"llévate este aceite y se lo das a tu madre junto con el pescado, que lo prepare para cenar". Con el tiempo le regala una bicicleta, así no tiene que hacer el reparto andando, no hay que olvidar que era un muchacho, al que el destino le había sonreído poniéndole en su camino a un hombre excepcional como empleador.

El goteo de cartas preguntando por él no cesan, el alcalde respondía lo mismo, ese hombre ya no estaba en el pueblo, se había dado a la fuga. Presagiando lo peor, le dice a su amigo, que se vaya del pueblo a México con su hermana y su cuñado. Teme que un día vengan a buscarlo y no pregunte por carta. Le mandan el dinero desde México, el alcalde organiza todo para sacarlo del pueblo, garantizando que llegue al puerto donde se embarcará camino de un destino seguro. Su mujer y su hija se quedan en Sevilla, su intención es llevárselas cuando consiga casa y dinero. Su cuñado tiene una joyería y lo contrata, los dos se hacen socios, emprenden varios negocios exitosos, escribe a Sevilla preguntando por su mujer y su hija, pero nunca recibe respuesta. Las tías de Pepa que así se llamaba su mujer, esconden las cartas, no ven con buenos ojos, esta situación. Un día la estanquera, llama a Pepa, le dice que llegan cartas de México para ella, que lo sabe por el sello, pero que sus tías no se las dan, indignada les reclama las cartas, pero las tías le dicen que nada saben al respecto de carta alguna.

Pepa trabaja sirviendo para mantener a su hija, eran tiempos duros. Unos familiares de su marido le dicen si Ángel no le manda dinero, él tenía un patrimonio en México. Les dice que no, alega no saber nada de él, terceras personas se habían entrometido y ambos pensaban que el otro no estaba interesado en mantener contacto alguno. Estos familiares se ponen de inmediato en contacto con Ángel para exigirle que se ocupe de su hija, cuentan que desde el exilio el lloro al saber que su pequeña seguía viva, manda dinero, explica que la buscó, sus planes de llevárselas, que nunca obtuvo respuesta a sus cartas. Pepa por aquel entonces estaba conociendo al que sería el padre de su segundo hijo. Con el paso del tiempo Angelines viaja a México, conoce a su padre, y a sus tíos. Ángel fallece, es enterrado en México en la misma tumba en la que será enterrada su hermana. Será su tía Milagros la que pague a Angelines la carrera de Magisterio, cuando fallece ésta, se plantea dejar los estudios, su madre no puede costear el internado, menos pagarle la carrera. Será tu tío el que se hace cargo de todos los gastos, mandándole desde también una asignación mensual para sus gastos. Le manda dinero por su cumpleaños, por Navidad, y le manda pasajes de avión para que vaya a verlo, para que lleve flores a la tumba de su padre y de su tía. En uno de esos viajes, le dice que no puede seguir estudiando, que él no tiene porqué pagarle los estudios, este socialista de corazón, le responde que era la voluntad de su mujer, ella era su sobrina y él le pagaría sus estudios como si viviera su tía.

Con los años conoce a una oriunda del lugar, tienen dos hijos, decide hacer testamento e incluye a su sobrina, se lo hace saber cuándo se ven, ella que era agradecida, le responde que no quiere nada, ya le ha pagado una Carrera para desenvolverse en la vida, que se los de a sus hijos, pero él le responde que ese dinero era también de su tía, que a su muerte lo reclame, le da una copia del testamento, el tío fallece a los pocos meses, ella nunca reclamó nada, estaba agradecida por el trato tan humano de su tío, por haberle seguido pagando los estudios, deja que ese dinero se lo quede la viuda y sus hijos.

Angelines ya casada, viaja al pueblo de su padre, pregunta por él, quiere saber si alguien lo conoció, si le pueden dar algún dato de él. La notica corre como la pólvora, la hija de Ángel está en el pueblo. Un anciano le sale al paso, se presenta, le dice que trabajó para su padre vendiendo pescado, le dice que su padre fue el mejor hombre que conoció como jefe, que lamenta lo que le hicieron, la abraza sin poder contener el llanto, los dos lloran abrazados, uno rememorando a un hombre bueno, la otra porque era su padre del que se estaba hablando, tiene que partir al exilio, acusado de rojo, por ser cuñado de un socialista. La envidia, ese era el motivo por el que muchos fueron denunciados, ese día Angelines no estaba sola, la hija de un conocido falangista asturiano la acompaña, al oír esto le corroe la cólera y la envidia, y le dice que su padre era un "Señorito andaluz", eso, o que, no había entendió nada.

Esta historia es muy especial para mí, no sólo porque lloré cuando me la contaron, lloré cuando la escribía y lloraré siempre que la recuerde, porque conozco a la hija de Ángel y a la nieta y en ellas veo los valores que este hombre tenía, su hija es la mejor persona del mundo, su nieta es la mejor amiga que una puede tener, es una hermana que la vida me ha dado, sólo por conocerlas me ha merecido la pena vivir. Gracias Ramiro, gracias Ricardo y gracias Ángel por hacer el milagro de cruzarnos en el camino.

Al Bando VencidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora