«Rohan's Pov»
Una cara de disgusto apareció en su rostro y la ira corrió en sus venas al recordar tan repugnante situación. ¡Vamos, había sido su peor día en años y estaba lejos de acabar! Aún tenía que asistir a la estúpida cena con su familia después de su extensa jornada laboral, sin mencionar qué, un idiota le había atrapado con las manos en la masa, a él; al gran Kishibe Rohan, el mejor modelo Gucci de todo Japón y creador de uno de los mejores mangas de la historia. Sentía como su ceño se fruncía con fuerza, simplemente había sido la experiencia más vergonzosa de su vida.
Suspiró derrotado al salir de la ducha que había tenido que tomar para quitar todo rastro de semen existente; con una toalla en la cintura y una expresión de querer matar a cualquier despistado que cruzará en su camino, se cambió intentando calmar sus instintos asesinos, mirando su guardarropa para elegir algo que ponerse, optando por un outfit sencillo pero lo bastante elegante para una cena en su departamento: Un pantalón guinda junto a una playera de cuello V gris llena de hoyos, una bandana morada y botas negras altas.
Se miró al espejo satisfecho una vez más con el resultado, observando su reflejo como si fuera una obra maestra de arte. Aquello no era simple vanidad, el chico rebosaba elegancia por cada poro de su piel, deleitando la vista de cualquiera que osase verlo; porque Kishibe Rohan era una obra de arte que pocos sabían apreciar en su totalidad y encontrarse con esa amabilidad que se escondía detrás de las pinceladas de su orgullo tan inmenso.
Decidió dar los toques finales a sus labios con un sutil labial violeta y al verse fijamente en el espejo, el recuerdo de aquel chico volvió a posarse en su mente, aquel que se había esmerado en olvidar y, sin embargo, ahora remolinaba en su mente tan vívido; su peinado ridículo y pasado de moda, sus labios entre abiertos, su rostro sonrojado y sus bellísimos ojos azules. Golpeó su frente y suspiró exasperado, necesitaba despejar su mente lo más rápido posible.
Un sonido proviniente de su celular logró sacarle de su trance, le dió una pequeña mirada sólo para ver un mensaje de su novia en la pantalla:
Rosita. En línea 8:30 p.m
Rohan, ¿Dónde estás?
Ya casi es hora de la cena
Más te vale llegar a tiempo Ro-chan.Volvió a guardar el celular en su bolsillo con una notoria expresión de molestia, no quería ir pero estaba más que obligado a hacerlo. Suspiró una vez más y salió de la agencia a pasos grandes hacía su departamento, tenía que llegar a tiempo o su novia lo mataría.
Partió a la carretera en su hermoso deportivo rojo, oyendo Eminem a todo volumen buscando relajarse, lentes negros adornando su rostro y un cigarro en boca; la noche de sus pesadillas acababa de comenzar y el hecho de no poder sacar a ese chico de su mente le estaba desquiciando.
"No puedo dejar de pensar en tus ojos"
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«Josuke's Pov»
Salió del baño una vez hubo regulado su respiración por completo y el sonrojo en su rostro desapareciera, llevaba un tiempo considerable encerrado ahí y lo que menos quería era que su padre preguntase sobre su patético estado, ¿Qué le diría en ese caso? ¿"Joestar-san, acabo de ver al chico más sexy que conozco masturbándose"? Sin duda no era una opción, mucho menos decir que Kishibe era sexy, eso ni él mismo lo aceptaba del todo; se consolaba diciéndose a si mismo que solo había sido su bochornosa primera impresión.
Suspiró no muy convencido por su anterior excusa, se sentía de lo peor; no podía aceptar que ver aquel chico le puso como una chiquilla enamorada. Miró al espejo una última vez con el rostro cansado solo para acomodar su peinado que se deshizo levemente por la tremenda carrera que pegó con tal de huir de ahí. Salió del lugar en busca de su padre al cuál no tardó mucho en encontrar con su subordinado, ambos hablando animadamente en pasillo; al parecer su junta por fin terminaba pues ambos hombres se despedían cordialmente, el mayor de los dos le visualizó y con una sonrisa gritó su nombre para llamar su atención.
-¡Josuke! Es hora de irnos.- El ojiazul se limitó a asentir suavemente para inmediatamente caminar detrás de su padre quien ya se dirigía a la limosina que les había traído durante todo el día. Una vez adentro del vehículo un silencio incómodo se instaló sin permiso, el menor miraba pensativo a través de la ventana, sin poder sacar de su mente ese rostro sonrojado y aquellos profundos ojos verdes que ahora sí bien le parecían hermosos, lo atormentaban. Mientras tanto el mayor buscaba la mejor manera de cortar aquel silencio, no era muy cercano a su hijo pero moría por serlo; por recuperar esos diecisiete años que perdió al lado del ojiazul.
-¿Qué tal tu plática con Kishibe-kun?.- Preguntó sutilmente, esperando que le haya ido de maravilla pues era una parte primordial en su plan, sin embargo, en la mente de Josuke el rostro de Rohan apareció una vez más junto a la bochornosa situación en la que se conocieron, logrando que sus mejillas se tornaran rojizas y una risa nerviosa escapara sin permiso de sus labios al verse en apuros.
-¡N-No se encontraba en s-su camerino!.- Se maldijo mentalmente por sonar tan nervioso y ansioso, miró de reojo a su padre sin voltear su cabeza para verle, casi rogándole a los dioses que no le diera importancia a su reacción; el mayor un tanto desconcertado, decidió dejar el tema de lado y dispuso a darle indicaciones al conductor para llegar a su próximo y más importante destino con su usual entusiasmo que desbordaba a pesar de su avanzada edad.
El resto del camino lo pasó con su vista clavada en la nada, no quería pensar en nada en absoluto; esperaría a que el día terminase e inmediatamente lo olvidaría como usualmente lo hacía con todas sus malas pasadas. Iba tan sumido en sus pensamientos que no notó cuando llegaron a un lujoso apartamento, mucho menos cuando ambos se encontraban tocando las puertas de la vivienda, tampoco cuando un serio matrimonio les recibía e invitaba cortes a pasar a los Joestar después de saludarse. No fue hasta que notó una cabellera verde salir de la cocina con una bandeja de comida que sintió como el piso se le caía y la sangre se le subía al rostro; a pocos metros de él, se encontraba Kishibe Rohan con la cara roja de estupefacción mirando sin siquiera pestañear a sus ojos azules, con cierto brillo en su mirada, logrando alterarlo.
Por segunda vez, el verde y el azul parecían fusionarse en un nuevo color, uno lleno de emociones encontradas, entre ellas: enojo, felicidad, asco, pasión, pero sobretodo unas ganas inmensas de perderse en los luceros ajenos. No fue hasta que ambos entraron en razón de la situación, haciendo lo único razonable para ellos que podían hacer en esa posición... Gritarse.
-¡¿Tú?!.- Ambas voces coordinaron tan súbitamente que lograron confundir a todos los que estaban lejos de su pequeña burbuja, observando con asombro ambos rostros sonrojados hasta las orejas y sus ojos resplandecer, llamando sin quererlo al otro.
"Sus almas quedaron atadas desde esa noche"
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¡Ya inicio el salseo amigas!
Desde ahora comienza todo el drama UwURecuerden votar, comentar y agregar a su biblioteca si les gustó.
Nos vemos en la próxima actualización.
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¡¿Yo y él?! ¡Ni loco! (Josuhan)
RandomEn una sociedad dónde tu apellido lo es todo, los dos herederos de las más grandes familias de Japón son elegidos para un matrimonio arreglado. Acompañen a nuestros protagonistas a un mundo de status dónde enamorarse es posible.