Nosotros

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«Pov's Josuke»

-Te amo.- Un susurro, uno tan débil que apenas escuchó; acompañado de pequeñas lágrimas traicioneras que descendían a sus mejillas. Se paralizó un momento, sin realmente saber que hacer; le había dicho que lo amaba, Rohan Kishibe, quién juró odiarlo a muerte, había admitido no sólo quererlo... Amarlo.

Le tomó suavemente, haciéndolo voltear a verlo; su rostro triste derritió su gran corazón de diamante, porque aquellas bellas esmeraldas lloraban desconsoladamente por la inmensidad de sus sentimientos y, él solo podía reconfortarlo. Sonrió suavemente, buscando calmarle.

-Te amo, Josuke.- Repitió, asustado por su silencio.

-Rohan.- Le llamó, esperando con ello cesar el torbellino de inseguridades en su interior. Tomó entre sus manos el rostro ajeno, deleitándose con la vista, no entendía como es que Rohan podía ser aún más hermoso. Delineó poco a poco su contorno hasta llegar a sus labios, dónde paró, los contempló por unos segundos mientras sentía los temblores ajenos por aquel tacto. Levantó la mirada, determinado, confiado de sus acciones.

Se acercó lentamente, notando como Rohan cerraba sus luceros anhelante, sin embargo, paró a escasos centímetros de su pecado.

-Yo también te amo, Rohan.- No esperó la respuesta, la conocía ya con anticipación; simplemente se dedicó a besarle con devoción, sin ninguna intención oculta, sin motivos extra, solo deseaba transmitirle todo su sentir. Movían sus labios con sincronía, de vez en cuando, sus lenguas rozaban tímidas entre ellas y juraban derretirse cada que sucedía.

Se alejaron, lo suficiente para verse mutuamente y esbozaron una sonrisa; porque a Kishibe le encantaba hundirse en el mar profundo que ocultaban los ojos ajenos y Higashikata parecía querer prender fuego en los bosques de Rohan.

El amor era desbordante, todo aquel cariño guardado estalló; como una bomba de emociones, les sacudió y les robó el aliento.

No era necesario hablar, todo había sido sentenciado. Se miraron durante un tiempo, sin alejarse, tan juntos que sentían el fuerte palpitar en su pecho.

-Eres hermoso, Rohan.- Acarició su cabello, quitando cuidadosamente la bandana que lo adornaba y retirando mechones que cubrían sus finas facciones. Notó el sonrojo ajeno, junto con una sonrisa tímida.

«No sabes todo lo que causas en mí con esa pequeña sonrisa»

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«Pov's Storyteller»

Fue ahí cuando el control de Josuke se derrumbó, tomó los labios ajenos de nuevo en un beso suave pero apasionado. Sus manos viajaron por todo su torso hasta llegar a la cintura dónde se instaló mientras el menor se aferraba a su cuello con dulzura.

Pasó sus labios por su rostro, besando desde su frente hasta su quijada, haciendo reír al menor por lo dulce de sus acciones, besó una vez más sus labios y se dió el lujo de sonreírle; descendió al cuello, dejando pequeños besos húmedos, suaves mordidas y lamidas; mientras el peliverde suspiraba con deleite, su cuerpo temblaba ante el contacto y los jadeos salían por inercia, estaba más ansioso que nunca, su cuerpo le pedía a gritos a su mente que callara, que dejara disfrutar aquel momento y así lo hizo; dejó de pensar en todo, se dedicó únicamente a él y a los contradictorios pero agradables sentimientos que nacían en su interior.

Su mano se enredó en el cabello del mayor, jalando suavemente de él mientras que Josuke se deshacía de la bata de Rohan, haciendo que rodará por sus hombros, dejándole solamente en bóxers al igual que él.

¡¿Yo y él?! ¡Ni loco! (Josuhan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora