"No estoy buscando atención, sólo quiero ser cómo tú"
El día parecía recibir encantado a todos, llenando de un color anaranjado toda la superficie de la gran mansión Joestar dónde más de un empleado se encontraba ya en su jornada laboral. En una desordenada habitación lejos del bullicio se encontraba aún dormido el joven de nombre Josuke Joestar, «Higashikata» para los amigos, con apenas una ligera manta cubriendo su escultural cuerpo, el cabello morado lacio cayendo por su cara y los labios ligeramente abiertos; aquella escena era todo un espectáculo a cualquier ser que osase posar su mirada en él.
La alarma mañanera de las 9:00 a.m resonó en sus oídos mandando al diablo todo el romanticismo recién narrado. Se levantó de golpe y cargando todo el peso del cansancio tanteo con sus palmas el buró dónde descansaba el horrible despertador, con los ojos aún cerrados logró apagarla sintiendo como la paz llenaba de nuevo la habitación. Pasó con molestia las manos por su hermosa cara y suspiró, aún era temprano para levantarse a hacer algo productivo de su vida; abrió lentamente los ojos para así mirar a un punto indefinido en el cuarto, para después pasear su mirada de un lado a otro, desde toda la ropa que yacía desordenada en el suelo, la cual debía de recoger pero ya sería otro día, la gran pantalla plana en su pared que ni en sus sueños más locos creyó tener, el clóset lleno de ropa de marca que a su edad le costaría un ojo de la cara y por último en ese portaretrato que adornaba el buró de al lado de la cama dónde podía observarse a su abuelo, su madre y él cuando cursaba secundaria. Miró por última vez todo aquello que nunca creyó tener y que, sin embargo, lo tenía. Paró para dirigirse al baño, apenas vistiendo un boxer holgado que no dejaba mucho a la imaginación y como cada mañana tomó una ducha.
Una vez pasados treinta minutos salió del baño, con una toalla en la cintura y otra en su sedoso cabello. A pasos lentos se dirigió a su cama jugando con su teléfono pero cuidando que las gotas que escurrían no cayeran en el aparato; se sentó en la cama mientras le daba una pequeña revisada a Instagram, no solía usarlo mucho pero tampoco le desagradaba, el ojiazul iba de arriba a abajo mirando con desinterés hasta que una publicación llamó su atención entre tantas, era nada más y nada menos que su mejor amigo Okuyasu, dónde salía con su novio Tonio:
Okuyasu Nijimura:
«¡Un año desde que empezamos a salir!»
Sonrió con emoción latente, recordando el día dónde su mejor amigo y confidente salió del clóset para presentarle al chico italiano con el que salía, al que actualmente presumía a los cuatro vientos con gran determinación. Dejó salir un suspiro alegre, nunca tuvo nada en contra de las relaciones homosexuales, incluso el mismo solía hacerse a la idea de qué Okuyasu ya tenía química con Tonio desde hace tiempo, tal vez desde que siquiera se dirigieran palabra; ahora la pareja llevaba más de un año juntos y nadie podría estar tan feliz por ello como Josuke, quien en el fondo también soñaba con algún día encontrar un amor tan puro y duradero como el de él o del que su abuelo solía mencionarle al hablar sobre su esposa y abuela del chico, la cual había fallecido incluso antes del nacimiento del menor. Tal vez incluso como el amor tan devoto que su madre le profesaba a Joseph Joestar, ese amor tan puro que al pasar de los años jamás desapareció, aún cuando su padre les había dejado a su suerte durante 17 años, su madre le amaba con locura y aunque a él no le gustase, le hacía ilusión ver a su madre tan feliz. Soltó otro suspiro ahora un poco más cansado, el tema sobre sus padres aún le incomodaba un poco; sacudió su cabeza y se dispuso a olvidar aquello. Continuó revisando la red social un poco más sin encontrar algo de su interés, estaba apunto de cerrar sesión cuando un punto verde le hizo voltear al teléfono nuevamente; era una cuenta oficial, de un tal «Kishibe Rohan», su foto de perfil era llamativa, exótica hasta cierto punto.
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¡¿Yo y él?! ¡Ni loco! (Josuhan)
AléatoireEn una sociedad dónde tu apellido lo es todo, los dos herederos de las más grandes familias de Japón son elegidos para un matrimonio arreglado. Acompañen a nuestros protagonistas a un mundo de status dónde enamorarse es posible.