En una sociedad dónde tu apellido lo es todo, los dos herederos de las más grandes familias de Japón son elegidos para un matrimonio arreglado.
Acompañen a nuestros protagonistas a un mundo de status dónde enamorarse es posible.
Josuke Higashikata, su nombre opacó las primeras planas de revistas y noticieros. A pesar de que hasta hace poco era solo un chico de campo, Morioh para ser exactos, con una vida normal y ordinaria, desde la noticia de que aquel atractivo chico era hijo de Joseph Joestar, nada menos que el hombre más rico de todo Japón, su vida dió una vuelta de 180°.
Todo había comenzado cuando su padre, tras la muerte de su mujer Suzie Q, con quién compartió casi 60 años de matrimonio, murió dejando devastado al Joestar; para evitar el dolor de la pérdida, el hombre contrajo nupcias con Tomoko Higashikata, madre de Josuke y amante de Joseph. Tras el suceso, ambos fueron a parar a la residencia Joestar donde toda la vida que alguna vez conocieron se esfumó, adentrándose en una vida de lujos, una vida que al joven le disgustaba.
Josuke había crecido como un chico común y corriente, llendo a la escuela y haciendo travesuras, al paso de los años, su gran carisma le rodeó de maravillosas personas, amigos en los que podía contar tanto en las buenas como en las malas; una de esas amistades era Nijamura Okuyasu, un chico piel morena quien era la mano derecha en peleas y situaciones en general de Josuke, porque sí, el joven Higashikata tenía fama de buscapleitos; había ganado con sangre el apodo de "Crazy Diamond" por los golpes duros y certeros que daba además de que se aseguraba era el mismo demonio cuando alguien hablaba mal de su cabello, aquello no era simple vanidad, tenía sus razones pero nadie lo entendería, así que prefería quedarse callado y sólo molerlos a golpes.
A sus 18 años de edad, Josuke era alguien sumamente atractivo, no es de sorprender que siempre fuese acosado por muchas chicas, ya sea decentes o indecentes. Su otro gran amigo, Hirose Koichi, siempre intentaba convencerlo de salir con alguna de ellas pero era denegado todas las veces, ninguna lograba llamar su atención o la mayoría solo buscaba su físico, Josuke no necesitaba nada de eso, a pesar de tener una apariencia intimidante, creía fielmente en el amor verdadero y que algún día lo encontraría.
Al no crecer con una figura paterna, el chico se apegó mucho a su abuelo, quien vivía con ellos, el señor le enseñó todo lo que debía aprender sobre la vida, los peligros de la misma y sobre nunca rendirse con lo que deseara. Uno de esos sueños era ser oficial de policía, así como lo fue su abuelo, aún después de su repentina muerte a manos de un asaltante, el ojiazul aún conservaba su recuerdo en todo su ser porque fue él quien le enseñó todo lo que un padre debió haber hecho y nunca hubo.
Sin embargo, ahora su vida había cambiado, de ser un delincuente a una superestrella había un gigantesco abismo y a pesar de que su madre era feliz, pues nunca dejo de amar a Joseph Joestar con su alma, él no podía decir lo mismo. Extrañaba Morioh como nunca antes, el ser solo uno más y no tener mayores preocupaciones; ahora debía de cumplir un rol, ser el Joestar que todos esperaban que fuese, debía de sonreír a las cámaras con falsedad y saludar montones de personas que en su vida había visto.
Josuke Higashikata era un chico simple de ciudad, amante de la ropa sencilla, los buenos amigos y algunas veces del dinero pero sobretodo de aquellas personas con corazón de oro; Josuke Higashikata era la clase de persona que Kishibe Rohan odiaría...
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