Ustedes

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«Pov's Reimi»

¿Cuánto había pasado ya desde aquel día? Dos semanas, marcaba su calendario.

¿Cuánto había pasado desde que se les dijo sobre la boda? Seis meses, casi siete.

¿Cuánto tiempo había ignorado a Rohan? Dos semanas, sin embargo las llamadas del peliverde eran insistentes.

¿Por qué lo hacía? Ni ella lo sabía pero no tenía la suficiente fuerza para encararlo, eso era seguro.

¿Desde cuándo Rohan había dejado de amarla? No tenía ni la más mínima idea...

Se tumbó en la cama y lágrimas traicioneras comenzaron a correr por sus mejillas; la escena de aquel beso se repetía una y otra vez, como lo había hecho desde hace semanas.

¿Cómo es que pasó? Se odiaban, Rohan odiaba a Josuke y viceversa, sin embargo, aquella vez pareciera que ellos habían creado su propio mundo, uno para ellos solos dónde los demás venían sobrando y ella no era la excepción.

Apretó las sábanas, escuchando de fondo sonar su celular con aquel tono característico, aquel que sonaba cuando Rohan le llamaba. Su llanto aumento y con todas las fuerzas que le quedaban, apagó el aparato.

-¿Qué hice mal?.- Preguntó al aire.- ¿Qué tiene Josuke que yo no?.- Suspiró, dejando a sus lágrimas correr por su rostro de manera incesante. Necesitaba una respuesta y probablemente la única forma de encontrarla era hablando con Rohan.

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«Pov's Rohan»

-Reimi no contesta mis llamadas, ni siquiera mis mensajes.- El peliverde se encontraba preocupado, eso era notorio; su ceño fruncido revelaba lo exasperado que estaba con la situación.

-¿Está enojada?.- Josuke se acercó lentamente, con dos charolas en la mano; el desayuno específicamente, las cuales dejó sobre la cama del menor para sentarse a su lado.

Rohan aún en pijama y Josuke sin camisa; se había vuelto una rutina para ambos desayunar juntos en su habitación antes de que el modelo tuviera que ir a trabajar.

-No lo sé.- Sinceró, sintiéndose un total asco de amigo, pues aquella chica era especial para él y le molestaba no poder saber nada de su estado. Tomó la tasa de café que descansaba sobre la charola y hundió sus labios en ella, con un semblante decaído.

-¿Por qué no vas a su casa?.- Le sonrió, acariciando suavemente su cabello para calmarlo. Con ese gesto el corazón de Rohan se derritió, Higashikata siempre era impredecible y de alguna manera, lindo. Despegó su cara del café y le miró, aún algo contrariado.

-Si, tal vez sea lo mejor...- Su cara se tornó roja por el duelo de miradas que mantenían y sin más, desvió su atención a cualquier punto en la habitación.

-Anímate, saldrá mejor de lo que piensas.- Depósito un pequeño beso en su mejilla, haciendo que el corazón de Rohan se descontrolara; maldecia la forma en la que Higashikata le ponía con cosas tan simples.

-Josuke.- Le llamó en un susurro tímido, volteando la mirada.- ... Bésame.- Pidió, sintiéndose morir de la vergüenza, más grande fue su sorpresa al notar como el mayor le tomaba por su, inexplicable, estrecha cintura e impactaba sus labios con los suyos con devoción, como si fuese una obra de arte digna de apreciar.

-Estoy feliz de que me lo pidas.- Susurró en sus labios, Rohan pudo detectar que decía completamente la verdad.

-Cállate y hazlo de nuevo.- Enredó sus manos en su cabello, aprovechando que el ojiazul no llevaba su estorboso pompadour y se dejó llevar por la boca contraria.

¡¿Yo y él?! ¡Ni loco! (Josuhan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora