Capítulo ocho.
Saber que Félix iba a vivir con él por bastante tiempo había sido un golpe claramente bajo para Changbin, pero saber que iban a compartir juntos durante toda su vida había sobrepasado los límites.
Los nuevos estaban lo suficientemente emocionados en la sala donde toda la ropa se guardaba y colgaba que los escuchaba reír y bromear entre ellos constantemente a pesar de las altas horas de la noche que eran. En realidad pensó en levantarse de su cama y reclamarles, pero no quería que ellos se llevaran una mala impresión sobre él tan pronto. No podía repetir lo mismo que pasó con Lee Félix.
ㅡEscucha, sé que no te agrada la idea. ¿Pero podemos llevarnos bien al menos? Es incómodo ver tu cara todo el día por la tensión que todavía existeㅡel menor se sentó en su cama mirándolo con determinación. Notablemente harto de toda la situación.
ㅡSólo concéntrate en tus asuntos y estaremos todos perfectamente bienㅡse giró en su cama para tener su vista en la pared blanca a su lado, tapándose con sus gruesas frazadas azules que Chan había lavado por él dos días atrás.
ㅡCreo que esto no será agradable para todos, eso es todo. Me interesa tener una buena convivencia contigoㅡse levantó haciendo un ademán con sus manos, como si hubiera dado por terminado el tema.
Pero es que no todo era tan simple. ¿Cómo Changbin debía afrontar todo después de que Félix, su ahora compañero de habitación, lo había encontrado masturbándose por él? Changbin, en lo particular, no habría estado muy orgulloso si los papeles hubieran sido al revés.
El castaño salió de la habitación dando todo por hecho, dejando a su hyung en el dormitorio intentando dormir. Caminó por el pasillo directo al sofá, donde en realidad nadie estaba porque todos compartían juntos en el cuarto de ropa contando bromas o simplemente pasando el rato.
¿Qué debería hacer? No podía dejar que todo el tiempo fuera incómodo vivir en aquél departamento. Ése sentimiento de nerviosismo cada vez que veía a Changbin sólo porque un par de veces se equivocó, pero todos lo hacemos ¿no? Intentaba dejar esa faceta de 'no te puedes meter conmigo' para intimidarlo aunque en el fondo eso no funcionaba del todo. Pero justo cuando dejaba de ser un imbécil para hacer las pases, lo ve con su nueva aventura y ahora todo es un estúpido juego para chantajearse el uno al otro.
ㅡ¿Ocurre algo?ㅡJisung se sentó a su lado, notando su disgusto con algunas cosas desde hace un tiempo.ㅡNo sé por qué sospecho que estás metido en alguna clase de lío.
El mofletudo carcajeó un poco pasando uno de sus brazos detrás de la tenue figura del menor.
ㅡNo, todo va genialㅡmostró su hilera de dientes perfecta intentando transmitir seguridad en su respuesta.
Jisung entrecerró un poco sus ojos mirando directamente a los ajenos, como si pudiera realmente saber lo que el otro estaba pensando.
ㅡ¿Estás usando algún tipo de fuerza maligna para meterte en mi mente y saber qué es lo que estoy pensando ahora mismo?ㅡFélix se burló, quería huir del tema pero con sutileza.
ㅡSólo me estoy preocupando por tiㅡgolpeó levemente su hombro.ㅡSi quieres hablar, duermo en la pieza de al lado.
La ardilla se levantó, dando pasos perezosos hacia su dormitorio mientras se iba con su peculiar carcajada.
ㅡTienes una risa únicaㅡel menor se burlaba todavía en el sofá de la sala de estar, observando a Jisung alejarse.
ㅡJódete, Lee.
Rió, observó las muletillas del reloj. Se sorprendió por completo al notar que en realidad ya eran cerca de las cuatro de la mañana así que se puso en marcha.
Apoyó sus manos en sus rodillas para tener impulso y levantarse del sillón, caminó dando uno que otro bostezo de por medio y se adentró en su habitación con sigilo, no pretendía despertar al bello durmiente. Si despertabas a Seo Changbin, estabas propenso a morir.
Estaba ya con pijama puesto así que se ahorraba el ruido de abrir su cremallera y quitarse los pantalones, pues Changbin era sensible a todo tipo de sonidos. Un día Félix simplemente apagó la pantalla de su celular y ya tenía a su compañero de cuarto quejándose porque no podía guardar un poco de silencio y respetar su cuarto sueño.
Encendió la luz de su mesilla al lado de su cama, necesitaba luminosidad para poder guardar las cosas en su escritorio. Tenía esa especie de manía de arreglar todos sus asuntos en la noche, pues nada lo podía guardar para el día.
Chequeaba qué papales botar, cuáles conservar y cuáles eran lo suficientemente necesarios como para cuidarlos en su carpeta sagrada de asuntos importantes que contenían pasajes de vuelos que prontamente tendría que usar para visitar Australia junto con Chan.
Los bolígrafos azules con los azules, los negros con los negros y finalmente los rojos con los rojos. Nada junto porque éso no quedaría perfecto, ni nada con mucho color porque le gustaba mantener su estética grunge. A pesar de que no siempre le duraba más de dos meses.
Giró un poco su cabeza, echando un pequeño vistazo a Changbin que se encontraba muy callado. No era normal que no roncara y emitiera ruidos bastante fuertes como una vaca así que comenzó a cuestionarse si en realidad seguía vivo o no. Se acercó levemente para posar un dedo bajo sus fosas nasales y comprobar si efectivamente respiraba, pero antes de que pudiera hacerlo éste comenzó a mover su cabeza de un lado a otro.
ㅡLo lamento, no era mi intenciónㅡse excusaba de algo y repetía palabras que en la vida real no tenían coherencia.
ㅡ¿Changbin...?ㅡtocó su hombro con cuidado, estaba teniendo una pesadilla.
ㅡPrometo que no lo volveré a hacerㅡapretaba sus dientes, casi dejando que un par de lágrimas salieran expulsadas desde sus ojos.
ㅡ¡Changbin!ㅡlo zamarreó. Éste abrió sus ojos mostrando total terror reflejado en ellos. Agarró la mano de Félix, resultando bastante extraño para éste.
ㅡLo siento tanto.
