chapter ten

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Capítulo diez.
Parte uno.

Changbin se encontraba solo en casa escribiendo nuevas letras para enseñarle a Chan y a Jisung para crear una nueva canción. Tenía la melodía que había creado el australiano y quería adaptarla a ella.

Estaba específicamente en su habitación totalmente solitario, estaba lloviendo a cántaros así que se sumergió en su soledad sin encontrar una mejor idea que escribir. Estaba incómodo sobre la silla y su espalda incluso dolía, estaba mordiendo un bolígrafo negro mirando la lluvia que caía. El papel arrugado en frente de él seguía en blanco, nada venía a su cabeza todavía.

Quería escribir una canción diferente, aparte de que la situación lo acompañaba. Tenía música motivada sonando, y creyó que sería una buena inspiración para escribir una letra. Se encontraba extrañamente felíz, así que en su cabeza comenzaron de a poco a gestionarse oraciones.

quién puede hacer treinta canciones en seis meses
hago lo imposible posible
muestro mi ser con mixtapes
no es un error, es mi mito

A medida que escuchaba la melodía escribía su parte del rap, moviéndose de un lado a otro y sonriendo cada vez que ideas llegaban.

está fuera de mi control, cada canción que hice es droga
cazador de sueños, persecución de mis sueños

🍒

Luego de su caótico encuentro con Jungsu, se sentía debastado. Era un idiota por dejarlo ir tan fácilmente y se odiaba rotundamente por ello. La lluvia apenas lo dejaba ver con claridad pero no tenía problemas en saber que si seguía el camino correcto. Después de todo no estaba tan lejos de casa así que no le quedaba mucho por llegar.

¿Por qué dejo ir a Jungsu tan fácil? Su relación parecía tener un lazo fuerte y duradero, era todo de colores. Una vida preciosa. Se veían diariamente, sus besos eran nada más que amor y sus caricias llenas de dulzura. No tenían discusiones grandes y a pesar de ello, éso los hacía más fuertes como parejas.

Apretaba sus dientes con enfado, tenía un nudo en la garganta pero no podía llorar. Si lo veían en ésas condiciones, sus nuevos amigos comenzarían con un interrogatorio del cuál prefería pasar. Hablar del tema no le hacía bien.

Llegó al edificio, dejó todo el piso de la recepción completamente empapado. Se dirigió al elevador pero un cartel anunciando que estaba descompuesto estaba pegado en la puerta lo cuál le hizo reafirmar su pensar de que ése día era asquerosamente horrible.

Tuvo, de maners obligatoria, que recurrir a las escaleras. Caminó hacia ellas sin ganas de subir millones de peldaños para llegar a su casa. Se arriesgaba de caer debido a lo mojado que iba dejando la cerámica pero no podía evitarlo de todas formas.

Se iba recriminando su estupidez, el por qué no fue un novio que le pudiera brindar la suficiente confianza como para no acabar con todo de una vez. Y el por qué del que Changbin fuera un sospechoso cuando en realidad no tenían una muy buena relación a decir verdad.

Finalmente llegó al último piso y sacó la llave de debajo del tapete, la introduzco en la cerradura y lo primero que observó fue el departamento completamente vacío lo cual lo alivió, dejando salir su llanto. Tiró su chaqueta mojada al piso y se quitó los zapatos y sus calcetines.

No podía respirar bien, y las lágrimas salían sin cesar. Tenía ganas de golpear todo e ir a buscar a Jungsu. Pero éso no sería lo apropiado.

Caminó hasta su habitación, abriéndola de una vez encontrándose con Changbin escribiendo en una hoja de papel. Éste se giró a mirarlo con una sonrisa en su rostro, pero aquella se esfumó al ver a Félix llorar desenfrenadamente.

ㅡ¿Estás bien?ㅡse levantó en un santiamén para buscar ropa para él.ㅡTe vas a enfermar, quítate éso. Iré a preparar la bañera, te dejaré ropa seca encima de tu cama para cuando vuelvas.

El australiano quiso llorar todavía más al notar la amabilidad de Changbin, que sin rencores se levantó sin que le dijeran algo para ayudarlo. Quería refugiarse en él.

ㅡSoy tan estúpidoㅡhizo un puchero y cerró sus ojos con fuerza. El pelinegro, que iba saliendo, se dio media vuelta para abrazar a Félix.

A veces un abrazo nunca estaba de más.

ㅡNo lloresㅡacarició su cabello mojado. Su ropa ya estaba húmeda pero no le importaba en absoluto.

ㅡPor qué no lo detuveㅡtensó su mandíbula, aferrándose aún más a la camisa de franela del mayor.

Ahí fue cuando la intriga inundó a Changbin, quién quería preguntar lo sucedido pero no quería incomodar a Félix. De alguna manera verlo llorar le hacía sentir mal, y todavía más observando lo húmedo que llegó a casa debido al temporal que arrasaba a todo Seúl.

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