Capítulo Once.
Félix descansaba con su cabeza sobre el regazo de Changbin, la película y la comida le había relajado tanto que no pudo seguir con sus ojos rojizos e hinchados abiertos ningún segundo más. Y consigo, Changbin también.
Ambos dormían en el sofá de la sala de estar con sus respiraciones calmadas, el mayor tenía una de sus manos sobre el hombro de Félix ya que antes de quedarse dormido había permanecido dándole leves cariños para que estuviera tranquilo mientras que el menor estaba en posición fetal totalmente cómodo.
Había sido una noche linda, y realmente ninguno de los dos esperaba estar en esa situación ya que en verdad siempre creyeron odiarse mutuamente por razones obvias. Pero quién lo diría.
La noche era helada, el viento chocaba con la ventana provocando un leve ruido y la luz de la luna se colaba en la habitación. Changbin se había encargado de encender la estufa y tenía sólo una lámpara amarilla que transmitía una leve luminosidad. El cuerpo de Félix era cubierto por una manta con chiporro, por lo que él no podía sentir frío en ningún momento.
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La perilla de la puerta principal de la casa se giró y tras ella se revelaron los rostros de todos los otros miembros que entraron sigilosamente, procurando no alarmar a Changbin que se suponía escribía letras y Félix que probablemente jugaba Fortnite en su computadora.
Pero la imagen para ellos fue distinta.
ㅡ¿Changbin y... Félix?ㅡel mofletudo preguntó lo lógico. Chan sólo no podía dejar de sonreír victorioso.
ㅡ¿Ellos eran novios?ㅡHyunjin habló, sonriendo ampliamente al verlos en aquella posición sobre el sofá.
Chan negó con su cabeza, rodeando un poco el lugar en donde se encontraban tumbados para sacar su teléfono y tomar una foto. Eso quedaría en su memoria para siempre.
ㅡYa me resultaba incómodo ver tanta tensión entre ellosㅡMinho se encogió de hombros, acercándose a la puerta de su habitación e irse a dormir.ㅡBuenas noches.
ㅡYo igual me debo ir a acostar, fue un día muy agotadorㅡJeongin bostezó, y Hyunjin encontró adorable lo bebé que parecía. Se despidió de sus hyungs agitando su mano y una sonrisa perezosa.
Chan fue a la encimera de la cocina con Jisung siguiéndolo mientras los demás iban a sus habitaciones preparándose para dormir las pocas horas de sueño que tenían ya para descansar. El menor sacó dos tazas y comenzó a servir algo de té para pasar el frío que habían agarrado en el camino al dormitorio.
ㅡ¿Tú sabías sobre ellos?ㅡel peli blanco inquirió, todavía sin pensar con claridad todo.
Él no sabía muy bien qué era lo malo que pasaba entre ellos dos, pero no era difícil darse cuenta de que existía tensión entre ambos. Las patadas bajo la mesa, las miradas incómodas y el que siempre se fueran cuando llegaba el otro no podían pasar desapercibidas tan fácilmente.
ㅡPensé que se odiaban para ser realista. Ya estaba pensando en maneras de unirlos porque me ponía nervioso no tener a los dos en un mismo cuarto cada vez que teníamos que hablar de temas importantes. Estaba a punto de golpearlosㅡHan se encogió de hombros, dando un sorbo a su té de manzanilla. ¡Y es que no mentía!
Chan tomaba sorbos cortos de su té pensando en toda la situación, extraña la verdad. Nunca supo la verdadera razón de los actuares de ambos pero es que cada vez que preguntaba siempre fingían que algo les dolía con el objetivo de evadir el tema.
ㅡ¿No te parece esto muy poco común?ㅡJisung le echó más azúcar a su taza llena.
Chan se quedó callado. No había ruido en ningún lugar de la casa ni luz, la lámpara que había encendida gracias a Changbin ya había sido apagada por Hyunjin antes de que se fuera a dormir. Y lo único que les permitía ver a los dos despiertos era la luz natural que transmitía la luna.
ㅡUn poco...ㅡbostezó.
ㅡPero se ven lindosㅡse mantuvo observándolos desde lejos, sonriendo levemente.
La manera en la que la cabeza de Félix reposaba tranquilamente sobre el regazo de Changbin, y la mano del mayor estaba sobre el hombro del más alto dándole a pensar que antes había estado acariciándolo hasta dormir le había sentir felicidad en el fondo de su corazón.
Chan bebió otro sorbo de su té sin quitar sus ojos de su objetivo.
ㅡQuién lo diría...