Durante las siguientes horas e inclusive al día siguiente, el propietario del anuncio y yo estuvimos intercambiando constantemente mensajes hasta que acordarmos vernos en una zona publica. Tal vez fui muy obvio al preguntar tantos detalles y requerimientos sobre éste asunto del hilo y demostré mi desconfianza, ya que eso nos llevó a mejor tratarlo en persona, pero a fin de cuentas prefería ser precavido en lugar de notar que era un fraude demasiado tarde.
No tenía ni cinco minutos de haber llegado al centro de la ciudad, en donde habíamos acordado vernos, cuando me percaté de un chico acercarse a mí con pasos apresurados pero cuidadosos al esquivar a la gente que iba y venía de todas direcciones. Cuando al fin estuvo a unos escasos pasos de mi posición, alzó su mano en señal de saludo.
–Tú eres Jimin-ssi, ¿No es así?–
Tuve la oportunidad de analizar al que parecía ser el propietario del anuncio en Internet cuando la gente dejó de obstruir mi vista. Se trataba un chico rubio y una suave sonrisa adornaba sus labios conforme avanzaba, juraría que comenzaba a ver brillos alrededor de su rostro por sólo su apariencia. Era más alto que yo y algo me decía que también mayor, a simple vista parecía ser un universitario común y corriente que iría a una salida con sus amigos al cine. ¿Por qué esperaba a alguna clase de anciano extraño? Me sentí aliviado que no tuviera razón en ese sentido pero en cualquier caso, tampoco podía fiarme por sólo el hecho que era jóven.
–Mucho gusto, soy Seokjin–
–Sí, mucho gusto. Soy Jimin...–
–Increíble, inclusive está escrito en tu cara que no confías en mí, ¡Pensé que estaba exagerando cuando intercambiamos mensajes!– El chico que ahora conocía como Seokjin rió por sus propias palabras intentando acortar la distancia entre ambos cosa que no consiguió porque literalmente retrocedía a cada paso que él daba a mi dirección. –Bueno, si yo fuera tú también desconfiaría pero... ¡Espera, no tienes que mantener tanta distancia! ¡Haré mi trabajo!–
Jin se detuvo y a su vez hice lo mismo logrando preservar la distancia. Ninguno de los dos habló hasta que lo vi suspirar y pasar una mano por su cabello. –¿Cómo puedo hacer que me creas?– Lo oí murmurar, en cuestión de segundos noté que su rostro se volvió a iluminar. Se agachó ligeramente y tomó el hilo que colgaba de mi dedo meñique dándole un ligero tirón.
–¿Esto es suficiente para creerme?–Sin pensarlo dos veces, me acerqué lo suficiente para comprobar que realmente tenía al hilo rojo entre sus dedos. –¡Es asombroso, puedes tocarlo!–
–Tú solamente puedes verlo ¿Verdad, Jimin?– Asentí anonadado. –Mi habilidad es probablemente más fuerte, ya que ha pasado de generación en generación en mi familia. Y en cuanto al sitio en Internet, recientemente lo abrí. En el pasado tuve que lidiar con muchas dificultades por este poder y en un momento de espontaneidad se me ocurrió usarlo a mi favor y crear el sitio–
–Ya veo...– Mis labios apenas y pudieron formular esas palabras. ¿Qué estaba ocurriendo? ¡Esto era real! No era un charlatán y si le contaba todo tal vez tenga la solución para mi problema. ¡Por fin la suerte se ponía de mi parte!
–Pero bueno, en vez de estar aquí hablando ¿Por qué no vamos dentro de alguna cafetería cercana? Así puedes contar toda la historia, con lo poco que dijiste en los mensajes sigo sin tener nada en claro– Al escuchar a Seokjin proponer aquello accedí al instante. Soltó el hilo y ambos nos encaminamos al local más cercano, fue a sólo unos escasos pasos. Teníamos la suerte de estar rodeado por miles y miles de establecimientos al encontrarnos en el centro.
( . . . )
Tan pronto llegamos a la cafetería fuimos dirigidos a una mesa libre dentro donde también nos pidieron nuestra orden. Por mi parte sólo pedí una bebida fresca mientras que Jin se rindió ante la tentación y ordenó por alguno de los postres que mostraba la carta.
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Soulmate✄Vmin.
FanfictionCuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse están conectadas por un hilo rojo. Este hilo nunca aparece a la simple vista de las personas comunes sin embargo permanece atado a sus dedos meñique. No importa lo que tardes en con...