We've got guns hidden under our petticoats

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El camino a su casa fue largo considerando que decidimos ir a pie en lugar de ir en auto.
Hubo un momento en el que comenzó a quejarse demasiado porque era tarde y estaba cansado y no hizo más que sacarme de quisio.

— Suelta todo Healy — dije mientras me sentaba en su sofá y encendía un cigarrillo.

— No quiero quedarme aquí Leen, es algo patético quedarse en casa en la noche, en especial si se trata de mí. Deberíamos ir a una fiesta o algo.

Rodé los ojos, este tipo nunca se tomaba bada en serio, seguramente solo me había llamado para traerme a su casa y follar, con excusas edtúpidas y yo le creí.

— Sólo vine a que me contaras que había pasado, no a salir de fiesta contigo — solo me ignoró — Bueno, no me cuentes nada, me largo — tomé mi celular y me levanté del sofá con mi cigarrillo entre los labios.

— Woa woa — sentí su mano al rededor de mi brazo jalándome — Ya te dije, solo necesitaba decirte que hice algo estúpido... tu te imaginarás el resto...

— Tienes cara de Junky, así que supongo que es algo relacionado.

Matty rió ante mi comentario, para después poner una cara seria.

— Tu no te quedas atrás mi querida Leen — puso un tono meloso en su voz y guiñó.

No pude evitar no observar toda su casa, estaba menos desordebada que la última vez que vine. No había rastro de los vasos sucios por toda la casa, la ropa sucia ya no estaba en el piso, en su lugar había unas cajas afuera de una habitación y enseguida me vino a la cabeza algo importante que George me había dicho sobre una sorpresa o una llegada, pero no recordaba bien sobre que o quien era.

— Quita esa cara de susto — dijo acercándose y chasquendo sus dedos frente a mi cara.

— Iba a decirte algo.

No sé si no me escuchó o si solo decidió ignorarme. Se metió a una habitación y regresó casi al minuto con cara de preocupación.

— ¡Tu idiota! No me estás escuchando — reclamé — Parezco loca hablando sola.

Siguió buscando y revolviendo cajones mientras susurraba para sí mismo.

Lo escuché susurrar un "ajá" parecía que había encontrado lo que tanto buscaba. Sea lo que fuese, lo guardó en las bolsas del largo abrigo negro que casi siempre usaba y que había sido sustituido en lugar de esa chaqueta de cuero que igual siempre usaba y se volteó a verme.

— ¿Qué decías?

— Que me escuches, no sé a que diablos vine, pero aquí estoy y no haces más que ignorarme. George me dijo algo...

Se acomodó sus largos rizos negros con una mano y me vió divertido

— Eso puede esperar Leen, tengo algo que mostrarte — me lanzó una mirada que no sabía si era pervertida o emocionada.

— No quiero ver tu polla.

— ¿Qué? — rió escandalosamente — Aunque sé que te encantaría verla, otra vez, no, no es eso...

— Entonces debe ser algo mejor.

— Hey hey, no hay nada mejor que eso, nada, literalmente.

— ¿Entonces? Deja de hacer todo tan enigmático y dime de una vez.

Me tomó de los hombros intentando calmarme

— Tengo armas escondidas debajo de mi abrigo.

Este tipo estaba loco.

/ / And this is how it starts / / (Matty Healy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora