El primer día de muchos: Capítulo Uno

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El primer día de muchos

Recuerdo lo que sucedió aquel día...

Perdido, quizás no era la palabra que podría definir como me sentía.

Intentaba gritar y decir que quería ser realmente yo por primera vez, quizás algún día llegaría el momento en el cual no soporte más seguir estancado y este listo para liberarme de estas cadenas...

Y fue entonces cuando me solté, estaba preparado para decir quien era en verdad; porque quería ser tratado como tal.

Debido a frases como estas: "La princesa del abuelo" "Para que compres vestidos, maquillajes, perfumes... esas cosas". Había decidido alzar mi voz.

Entonces fue cuando dije:

- Me siento un varón, má – resoplé angustiado.

Su mirada perdida lo decía todo -¿Cómo que te sientes un varón? A ver...-Su nerviosismo era evidente y no la juzgaba estaba consternada. Es decir, "Tu niña" acaba de confesarte que se siente varón y con una revelación así cualquier madre se queda sin palabras- Te sientes como un chico... ¿Desde cuándo te sientes así?

Mis manos temblaban. Aún no conseguía entender que estaba siendo sincero con mi madre-Creo que desde siempre...-Sus ojos parecían intentar ingresar en mí- Yo entiendo que no lo puedas entender y también acepto si te resulta vergonzoso - Quizás estaba listo para ser rechazado.

Lo había dicho todo tan rápido que no pude evitar continuar- Aunque me duela, pero si no me quieres ver más...- Ojalá no me esté precipitando, pero solo no le quiero causar más daño.

Sentía que cada segundo se hacía peor, seguro que era decepcionante para ella - ¡Mi amor! ¿Qué dices? Por favor...-Levantó las manos y me acarició el rostro.

Su ternura me tranquilizaba pero la idea de que pueda sentirse culpable me invadía - No es tu culpa, perdón- ¡Quería dejarle claro eso, muy claro!

-No, no es culpa de nadie- Me dedicó un beso en la mejilla con la intención de calmarme- Todo lo que tengamos que atravesar, lo vamos a hacer juntas, ¿está bien? - Me tocaba el rostro, me miraba con firmeza, y con esas palabras fuertes y llenas de apoyo consiguió silenciar mis temores.

Desde ese día sería quien yo quería ser, quien era y siempre fui. Porque siempre supe que algo se diferenciaba en mí...entre mi cuerpo en el que estaba y como me sentía.

Porque no era Juana, nunca lo fui. 

Labios rosadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora