Mi capsula de secretos: Capítulo Tres

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Mi capsula de secretos

Hace unas hora mis manos se desvanecian impacientes por rozar con más intensidad la blancura de su desnudez.
Era como quebrantar la regla más respetada de toda la humanidad, pero que debió ser rota desde un principio, y quizás por el soldado mas fuerte y valiente.
A pesar que no me consideraba así, ella decía... que me admiraba en cada oportunidad que tenía.
Lo único que podría asegurar es lo que mi pecho entusiasmado y mi vista en este momento sabían, que me deleitaba con verla junto a mi.
La claridad del día se reflejaba en sus cabellos que reposaban sobre sus hombros pálidos. Como la pureza de la fina tela se perdía entre sus piernas y se enrrollaban marcando su sensualidad, que la noche anterior me había echo suspirar incansablemente.
Su respiración era ligera y descansada, aún dormía.
Me levanté con mi mayor dedicación de no hacerla despertar y así poder ducharme. Para después estar lista para ella.
Cuando creía que no podría sorprenderme más, cuando creí que no podría enamorarme más o cuando creí que ella no podría tenerme más atada a si misma, me encontré esbozando una sonrisa tonta.
Se me era difícil de creer que habíamos echo el amor.
Simplemente fue maravilloso, deseaba que así como nuestros cuerpos se amaron y estuvieron en la misma melodía, nuestro sentimientos puedan seguir siempre en la misma sincronía.
La ame, la amo y la amaré.

Antes de retornar a verla dormir, iba hacer lo que siempre estuvo conmigo. Hoy más que nunca debía contarle y hacerle saber que era el chico más feliz del mundo.
Abrí mi lapto, busque entre mis documentos... Hasta que lo encontré "Mi capsula de secretos".
Así es, iba a escribir. Siempre lo hice y hoy no sería la excepción.

Labios rosadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora