Emma: Capítulo Diez

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Emma

Su rostro reflejaba esa tranquilidad que tanto me gustaba ver en ella. Presiento que no ha sido un día tan bueno, su familia aún seguía siendo complicada, y eso me apenaba. Mirarla disfrutar de su comida me causaba cierta gracia, por momentos quería decirle que esos tallarines no se irían de su plato y que podría comer con paciencia, pero ya imagino el porqué de su impaciente hambre.
Me hubiera gustado no haber preguntado, sin embargo se me fue inevitable. Como bien supuse, su madre regresó a lo mismo, que era recriminarle que lo nuestro es una perdición y lo más incorrecto del mundo. Su familia siempre fue una limitación y quizás uno de los porqués nos separamos hace años.
Sabía que este tema la lastimaba y por eso mismo no quería preguntar que había ocurrido en su casa, al menos no aún, porque sabía que ella me lo comentaría en cualquier momento, pero la angustia que lo halla pasado mal me consumió.
Cuando apenas había llegado hacía ellos fue retirada, a pesar que habían sido ellos mismos quienes la invitaron a un almuerzo. Lo ocurrido fue, que por casualidad no solo Emma llegó a tiempo, sino unos tíos que no estaban ahí desde años al igual que ella. Como toda familia empezaron a recobrar los días que no estuvieron juntos, y fue así como llegó a lo nuestro. Aunque ellos lo consideraban como un "fallido del pasado" así lo tildó su madre, pero Emma no pudo contenerse cuando se expresaron de la peor forma hacia mí ;entonces ellos concluyeron que esa fallida relación aún estaba viva en ella, y los insultos no se hicieron de esperar. El cargo de esas palabras se hicieron pesados para ella, a pesar que hoy nos han echo mucho más fuerte, cuando quienes te lo dicen es tu familia es difícil de resistir.
Es así como llego al departamento sin almorzar.
Aún recuerdo cuando se nos hacía difícil vernos, hablarnos, incluso cogernos las manos luego de que su madre nos miró besándonos. Era un crimen aquello para ella, pero si tan solo hubiera nacido varón todo sería mucho más sencillo. Sigo pensando que es irónico, siendo varón o mujer, siento que aún sigo teniendo el derecho de besarla.
La primera vez que la miré por mi ventana no supe que pensar, mucho menos como reaccionar... recuerdo que estuve muy feliz, pues esos días solo quería jugar y iba hacer mi primera amiga.
Desde pequeño había sido algo aislado por el resto... Nosotros siempre fuimos muy íntimos, ella era como mi mejor amiga. Pero cuando llegué a los doce años...descubrí que algo estaba mal en mí, aunque fuese mucho más como aceptación que algo se distinguía entre ella y yo como niñas.
Creí que ella podría ayudarme, sabiendo ciertamente que podría rechazarme; sin embargo había decidido arriesgarme...
Lo único que había conseguido fue su distanciamiento: conseguí que perdiera a mi única amiga que poseía.
Verla sonreír y bailar, siempre lo tuve que hacer a escondidas porque de lo contrario... ella podría lastimarme, insultarme como nadie más podría hacerlo.
Me había enamorado de ella sin darme cuenta, pero Emma me rechazó; y fue después de varios años de los cuales lloraba cada noche por como era y creyendo que algo estaba mal en mí, cuando Emma por fin pudo darse cuenta que ella podría darme una oportunidad para demostrarle mi amor.
Sin embargo nuestras esperanzas se cortaron por las circunstancias y muchas malas decisiones... quizás más mías.
Cuando lo nuestro se hizo visible sus padres la alejaron de mi lado, tanto así que se fueron a vivir a otra ciudad. Sin embargo intentamos que lo nuestro funcionará, hasta que acabamos la secundaria y la mandaron a otro país. Y así fue el acabe de lo nuestro.
Seis años después estamos acá sentados juntos dándonos otra oportunidad, aunque yo pensé que todo sería distinto esta vez con su familia de ella; fue lo contrario. Quisiera ser mucho más positivo y no pensar en la reacción de la familia de Emma, que siga siendo la misma... Pero ya no sé que esperar, lo hago por ella, porque sé que si ellos no cambian su manera de vernos la seguirán lastimando; y es lo que menos deseo, no quiero que se vuelva alejar de su familia por tanto tiempo.

- Juan, Juan - Desperté cuando sus manos apretaron las mías.

-Disculpa... - Sin darme cuenta ella había estado hablando, mientras yo pensaba en todos esos momentos que ya no importaban...

-¿No escuchaste cierto? - Me miró fijamente- ¿En que pensabas?

-Nada, solo... - La quede mirando, sin saber como decirle que tenia miedo que se sienta mal, aunque supiera que ahora lo estuviera.

-Yo, estoy bien Juan- Sostuvo... Me sonrió y se acercó a mis labios...- Esta vez no nos separarán- Había detectado mis miedos.

Unió sus labios con los míos y la abracé con la mayor fuerza posible... Para que nadie me vuelva a separar de ella.

Labios rosadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora