Primer amor

117 8 2
                                    

[Mia]

Mientras pensaba en cómo hacer que al poco divertido de mi mejor amigo se le pasara lo enojado miraba hacia el techo de la habitación. Llevaba horas hablando con Heather por teléfono por lo que tampoco había manera de interrumpirlo. Finalmente, terminó.

-¿Sigues enojado? – pregunte casi como un niña pequeña que se acerca lentamente a donde su padre para disculparse por alguna travesura cometida.

-No – respondió cambiando el televisor de canal.

Suspire. Aun seguía molesto. Lo conozco casi o mejor que a mí misma.

-Estas actuando como un niño pequeño – me dejé caer a su lado en el sofá.

-¿de cuántos años? - respondió sin mirarme.

-De cinco – respondí casi de manera automática mientras cruzaba mis brazos para concentrarme en la TV.

-Tengo 6- respondió con media sonrisa.

Quise mantenerme seria pero una leve sonrisa comenzó a posarse entre mis labios. Entonces él sonrió divertido.

-Te odio – lo golpee suavemente.

-Ambos sabemos que me amas – dijo con obviedad. Ambos concentramos en el televisor. 

-Tampoco te creas – me apoye en el sofá quitándole las palomitas.

-¿Cómo se llamaba? – preguntó luego de un largo tiempo de silencio.

-Sam... Samuel – me apoye en su hombro – oh está parte es buenísima – señale viendo la película que daban.

-¿Sam o Samuel? – se burló.

-Samuel – blanquee mis ojos.

-¿Siguen juntos?

-No – lo miré hacia arriba.

-¿te gustaba?

-Si - encogí mis hombros.

-¿Por qué ya no están juntos?

Volví a mirar el televisor.

-No lo sé. No funciono, creo

Lo mire disimuladamente y noté como una sonrisita se posaba en sus labios, y yo hice lo mismo.

-Siento no haberte contado de Heather

Detuve la mano que iba directo a mi boca con un montón de palomitas, y me enderece en el sofá.

-Descuida – sonreí sincera - Creo que por algo tuvo que haber sido. Digo, seguramente era importante para ti y querías que funcionara...

-Sí, pero me demoré casi un año en contarte – rasco su nuca – yo también me hubiera molestado si me hubiera enterado por la prensa antes que por ti

Sonreí vagamente. – Bueno, aquello si me molesto – hice una mueca – creía que teníamos la confianza para contarnos todo... - dije sincera.

-Pero tú tampoco me contaste de Samuel

-Sólo duro unos meses. Además fue cuando dejaste de llamar – mordí el interior de mi mejilla.

-Tú tampoco buscaste llamarme

Sonreí vagamente – y las veces en que me decías "estoy ensayando. Te llamo luego"

Richie miró hacia otro lado, y yo tampoco busque seguir más el tema.

-¿Es la indicada? – pregunte luego de algunos segundos.

-La indicada – sonrió. – quiero creer que si – respondió finalmente.

No respondí, tampoco sabía que decir, sólo sonreí y me aferre a él casi por impulso. Quien luego de algunos segundos pareció reaccionar apretándome fuertemente contra él.

¿Había sido buena idea venir? Lo hice porque la mamá de Richie y la mía insistieron en que debía pasar las fiestas de fin de año con alguien, al menos, de la familia, y quien mejor para ello que mi mejor amigo pero... Fruncí mi ceño ante los pensamientos que se formaban en mi cabeza. Richie y yo sólo éramos mejores amigos. ¡Conozco todas sus chicas! ¡Cada una de sus tácticas de seducción! No podía estar confundiendo las cosas, esto... esto sólo era normal. Ambos pasábamos por esto cuando el otro estaba con alguien. No... no debo confundir las cosas.

Quité una tonta lágrima que cayó por mi mejilla. "Esto sólo es producto de la época, Mia" me repetí mentalmente.

-Sabes que siempre serás mi primer amor ¿cierto? – susurró acariciando mi cabello. Aquello me tomó por sorpresa, apreté mis ojos, evitando que alguna lágrima cayera.

-Y tú el mío – respondí de forma casi audible.

Pude sentir como una sonrisa se posaba en sus labios y su abrazo se hizo más apretado.

Se sentía bien, siempre se sentía bien aquel lugar en él, justo ahí, donde puedes escuchar su corazón latir y su pecho subir y bajar acompañado de cada nuevo respiro.

-Siempre me hace sentir tranquila el estar en tu pecho – confesé.

Richie sonrió.

-Y a mí el tenerte envuelta entre mis brazos –

Lo apreté fuertemente, quería quedarme con aquel recuerdo para siempre. Ahí, entre sus brazos.

-Creo que lo mejor será ir a acostarme-

-Quédate unos segundos más – suplicó casi en un susurro. – necesito saber que aun te tengo conmigo... a mi lado...

-Siempre estaré a tu lado – respondí besando su mejilla – buenas noches, grandulón – sonreí desde las escaleras.

Una vez sola deje salir todo. No debí venir a pasar año nuevo acá. En qué momento aceptas venir a pasar año nuevo con el chico que amas ¡Espera! ¿Lo amo?  Sí... como mejor amigo. Me reproche. 

-Sólo convéncete, Mia - susurre en la oscuridad.

¿En qué momento aceptas que todo lo que pasa en ti es real?

¿Qué tan masoquistas podemos llegar a ser?

Demasiado TardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora