Epilogo

180 9 11
                                    

[Tres años más tarde]

-Okey, veamos cómo se hace esto – la atraje hacia mí tomando su cabello en dos pequeñas coletas. Sonreí al verla.

-¿Me veo linda? – pregunto con sus ojos entrecerrados.

Sonreí ampliamente – Te ves como un pequeño ángel – deposite un cálido beso en su frente.

Ava rió y se abalanzo sobre mis brazos.

-¿Vamos? – preguntó con una amplia sonrisa.

-Vamos – tomé su mano.

¿Si la volví a ver? No. No la busque. Debía formar mi familia, debía ser, en teoría, consecuente. Aunque aquello incluyera no estar con la persona que verdaderamente amaba. ¿Estaba mal aquellos? Lo más seguro que sí pero Ava debía tener a su padre y su madre juntos...  

¿Si ella me busco? Si, lo hizo una vez, llamó cuando nació Ava. ¿Qué hice yo? Observe len silencio como el teléfono sonaba. 

»Se que si te hubiera pedido intentarlo, ninguno de los dos hubiera aceptado. Digo, siempre dijiste que cuando tuvieras un hijo querías que, al menos, sus padres estuvieran juntos... Y me alegro que así pienses... es lo correcto. Y aunque no me hayas contestado... dile a esa pequeña que acá siempre tendrá a alguien. Sé feliz, grandulon« 

Su mensaje seguía fijo en mi memoria, aquella vez volví a sentir quebrarse un poco más mi corazón.

Pero ahora sonrío, porque con el tiempo te das cuenta que lo pequeño siempre es más importante. Que las conversaciones a las tres de la mañana, las sonrisas espontaneas, las fotos desastrosas que te hacen reír a carcajadas, los poemas de diez palabras que te sacan una lágrima o una vieja canción que te hace sonreír ante un buen recuerdo. Eso, es lo que importa; las pequeñas y diminutas cosas que causan emociones.

Que un día cuando sólo tenías 12 años conoces a una chica que te cambia la vida sin avisar. Que te enamoras de tu mejor amiga y se va. No se quedó, porque no pudo. O, quizás, no debía. Pero permanece en tus recuerdos para siempre. Y con el paso del tiempo comprendes que el corazón nunca se rompe en pedazos, permanece intacto. Que eso de sentirlo roto es sólo un engaño mental, ni siquiera se gasta de tanto amar, ni por tanto sufrir deja de latir. Que a pesar de todo, siempre quedamos con el corazón entero... Pero... si algún día me llegaran a preguntar cómo curar un corazón destrozado. Sonreiría y miraría a la pequeña rubia de ojos alegres que camina tomada de mi mano.

-Allá – señalo en cuclillas.

Con ojos llenos de sorpresa me mira -¿es ella?

-Si

Sonriendo suelta mi mano y corre para ser atrapada entre unos brazos que la envuelven fuertemente.

Sonrió acercándome a paso apresurado hacia ellas.

Nos miramos sin saber qué hacer, qué decir ni en qué dirección correr. De esas tres opciones, decidimos la última, correr, correr a nuestros brazos.

-¿Es usted "Rick"? – sonrió. Negué sonriendo - Te extrañe, grandulón – susurró entre mis brazos. 

-Y yo a ti, bruta – sonreí rozando mi nariz con la suya. - y yo a ti... 


++++++

¡Fin, Fin y Fin!

Realmente espero que les haya gustado y hayan sentido las emociones de los personajes. 

¿Les gustaría una segunda parte? 🤔

Un abrazo y gracias a quienes leyeron y dejaron su voto y/o comentario.❤

Demasiado TardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora