Te amaré a ti antes que a todos

127 7 2
                                    

[Mia]

Sonreí ante la fotografía en mi computadora. Había sido un buen día aquel, cuando el famoso y cotizado guitarrista de Bon Jovi había vuelto a ser el normal Richard Sambora que conocía. Ese que me acompañaba en estupideces, con el que hacíamos guerra y competencias de comida. Aquel Richard que conocía como la palma de mi mano.

Cerré mi computadora y vi la hora en mi celular. 5 de la mañana, había despertado y no lograba retomar el sueño ¿dónde está Morfeo cuando se le necesita?

-Okey, Mia. Duerme – me ordené mentalmente mientras miraba hacia el techo.

-¡Maldición! – golpee la cama ofuscada. – en qué momento decidí dormir tanto al llegar. – en aquel momento mi estomago pareció rugir de hambre.

Quite la tapa de la cama hacia un lado, suspire molesta y me levanté. Seguramente el famoso guitarrista tendrá algo de comida. Mi piel se erizo al sentir el piso helado ¿Por qué nunca ocupaba pantuflas? Tome un abrigo y baje en puntillas las escaleras, asegurándome de no meter ruido para despertar a los dueños de casa.

-¡¿Qué pasa aquí?!–

Solté rápidamente el plato con comida dejando que el fuerte sonido de este estrechándose contra el piso respondiera.

Una fuerte carcajada se escucho por parte del idiota de mi mejor amigo.

-¡Maldición, Stephen! – Grite molesta - casi me da un paro cardíaco por el susto – lo reproche bajando el tono de mi voz para no despertar a Heather, agachándome a levantar los pedazos del plato y pizza tirados en el suelo.

-Lo siento– se agacho riendo para ayudarme- pero no lo pude evitar- rió.

-piri ni li pidi ivitir – lo imite de forma infantil empujándolo para que cayera.

Richie rió – sabes que si yo caigo tú también – rió cuando me encontraba sobre él en el piso.

Lo golpee molesta en el pecho. Era un inmaduro.

-¿Duermes sin camisa? – pregunte estúpidamente al recorrer con mi mirada su torso desnudo. Richie Sambora había logrado un muy buen físico, o quizás ahora me daba cuenta de aquello,  uno que cualquier chica quisiera recorrer con sus propias manos. Me reproche mentalmente por pensar aquello, era asqueroso.

Su sonrisa pareció posarse lentamente entre sus labios mientras sus cafés ojos me miraban de manera extraña.

-¡Estamos en Diciembre, Sambora! – Me levanté al darme cuenta de que el silencio había rondado entre nosotros y nuestras miradas se veían de forma extraña – Las temperaturas son bajisimas – lo reproche una vez en pie.

Richie rió y rasco su pecho.

-¿Qué haces a esta hora despierta? – abrió su refrigerador para sacar un botella de agua.

-No podía dormir – respondí botando las cosas al basurero mientras intentaba no mirarlo. – y además – mi estomago interrumpió sonando. Richie rió.

-Ten – lanzó la caja de pizza hacia mi lado.

Sonreí ampliamente y me senté a un costado. Realmente tenía mucha hambre.

-¿Qué? – lo miré levantando una de mis manos.

-Nada – sonrió tomando un pedazo de pizza.

-Entonces por qué me miras

Richie rió y se levantó en mi dirección. Lo observe en silencio – Tienes un pedazo de pizza en el cabello – sonrió viéndome.

Iba a morder mi pizza pero sólo baje lentamente mi mano mientras podía jurar estar mirándolo como una de las tantas fans que tiene.

Demasiado TardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora