Ven

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Sin poder pegar un ojo en toda la noche me movía de un lado a otro sobre la cama. - ¡Es tú amiga, Sambora! ¡Tú amiga! – me repetía mentalmente. –Es tú amiga – susurre sentándome sobre la cama mientras llevaba mi rostro a mis manos.

-¡Sonríe! – juntó su mejilla a la mía mientras nos apuntaba con la cámara.

-No quiero sonreír – respondí sólo con la intención de molestarla.

-Ni quiiri sinriir – me imito infantil - ¡vamos, Sambora! – hablo esta vez seria.

Cruce mis brazos fingiendo absoluta seriedad.

-Uno, dos, ¡tres! – dijo a la vez que sacaba la foto y su lengua pasaba por mi mejilla.

-¡Eres una asquerosa! – me queje con dramatismo.

-Dios, esta foto es fantástica – reía viendo la cámara.

-¡Ven aquí, enana! – la atrape entre mis brazos. –ahora ¡Sonríe! – dije haciendo lo mismo que ella.

-¡Noooo, Stephen! ¡Eres asqueroso! – Pasaba la mano por su mejilla – me has dejado llena de saliva –

Reí – te lo mereces – la mire burlesco.

Mia rió – eres un asqueroso – lamió su mano para luego pasarla por mi cara y salir corriendo mientras reía desesperadamente.

Sonreí ante aquel recuerdo, fue unos meses antes de que la besara aquella noche. Fue cuando me di cuenta estar enamorado de mi mejor amiga.

Negué con mi cabeza repetidas veces. Necesitaba pensar en otra cosa por lo que baje y me fui al estudio que tenía en casa, tocar guitarra siempre ayudaba a aclarar mis pensamientos.

-¿Es nueva?

Volteé algo sobresaltado al escuchar su voz. Me había tomado por sorpresa.

-¿Te desperté? – pregunte culpable.

Mia sonrió, y por primera vez me detuve a ver su pijama. Venía acompañada de un grande poleron, nunca ocupaba pantuflas, negué con mi cabeza. Sin embargo fueron sus piernas las que hicieron perder mi mirada, largas y al desnudo, dejando ver una reluciente piel. Fantasee en el cómo sería tener aquellas piernas rodeando mi cintura. Me reproche a los segundos por pensar aquello.

-No – sonrió tiernamente a la vez que se sentaba en el sofá.

-¿Extrañas a Heather? – preguntó ladeando su cabeza mientras sonreía. Creo que aquello era una de las cosas que más me gustaba de ella. Todos creen que es una chica seria y arisca pero sólo basta conocerla un poco, pasar algunos minutos junto a ella para darte cuenta que hay una sonrisa entre sus labios que te hace perder la noción del tiempo.

-¿Qué haces despierta a esta hora? – digo evadiendo su pregunta.

¿Extrañaba a Heather? Ya habíamos pasado por esto, con algunos show o cuando ella viajaba, y sí, la extrañaba pero al tener a Mia aquí...

-No podía dormir – abraza sus piernas apoyando su mentón en sus rodillas - ¿y tú?

- Creo que lo mismo – respondo bajando mi mirada a la guitarra y tocar algunas cuerdas.

- Unchained Melody- señala cuando a encendido la radio y recorre el estudio.

Me levanto sonriendo - Ven – estiro mi mano hacia ella.

Mia sonríe mordiendo su labio – encantada, señor Sambora – dice aceptando mi mano.
Mi mano derecha toma la suya mientras la izquierda baja a su cintura y nuestros cuerpos comienzan a moverse al ritmo de aquella melodiosa canción.

-Le ganamos a Patrick Swayse y Demi Moore al bailar esta canción – susurro en su oído. – Nos pertenece más a nosotros que a ellos – la miró fijamente.- bueno a nosotros y aquella pareja de ancianos – sonreí

Mia sonrió - ¿aún lo recuerdas? – pregunta con sorpresa separándose sólo algunos centímetros para verme directo a los ojos.

– Hemos tenido tantas primeras veces –susurro en su oído – pero el primer beso nunca lo olvidaría.

Mia sonreí ampliamente apoyándose en mi pecho mientras la canción suena invadiendo cada rincón de la habitación.

*Flash Back*

-¿Es estúpido creer que llegará el momento indicado para besar? – Pregunta volteando su cabeza para ver a su amigo-

-¿A qué te refieres? – la miró.

Mia se enderezo del césped. – Digo que en unas semanas cumpliré 17 años y aun no doy mi primer beso

-Bueno – la acompaña él– no se escuchara ninguna canción romántica de fondo, ni aparecerán ángeles con flechas y corazones a tu alrededor, y probablemente sea todo un fiasco...

Mia suspiró – no espero ángeles con flechas y corazones, ni una canción pero... podría ser especial ¿no crees?

Richie sonrió – ven – se levantó estirando sus manos para ayudarla – ya es tarde – la abrazó por los hombros para salir caminando juntos.

-¿Cuánto debo pagarte para que me lleves a caballito? – preguntó cansada luego de tanto caminar.

Richie rió. -¿Escuchas? – Señaló al notar que unos metros más allá sonaba "Unchained Melody"- Ven –haló de su mano para correr en dirección hacia la tienda.

Mia se perdió en aquella pareja de ancianos que bailaban mientras la tienda estaba vacía.

Richie la sujeto por la cintura y la obligo a girarse, tomando las manos de su mejor amiga las llevo a su cuello para que estas lo rodearan y así bailar juntos al ritmo de aquella canción. –Sólo deja que la canción diga cómo moverte – susurró cuando la apartaba de él para hacerla girar y luego volver a atraparla entre sus brazos. Las palmas de Mia se posaron sobre el acelerado pecho de su mejor amigo, quien subió lentamente su mano libre para enredarla en el cabello de la chica y así alcanzar sus labios. Se movía suavemente mientras que su amiga por un instante no supo cómo reaccionar hasta que cerró sus ojos y su cuerpo dejo de estar tenso, para que sus labios se movieran al mismo ritmo que los de su compañero. Un pequeño gemido se le escapo al sentir la lengua de Richard, acto que permitió que la aferrara aun más él, y ella de impulso comenzara a subir sus manos hasta el cabello de su amigo, profundizando aún más aquel primer beso. Y así siguieron hasta que la falta de oxigeno los obligo a separarse y sus pulmones pidieran un respiro.

-O tal vez si puede sonar una romántica canción de fondo – susurro sin soltarla. – siento que haya tardado tanto -

*Fin Flash Back*

Mia abrió sus ojos. – Si existe el momento indicado para besar – dijo levantando su vista sonriendo.

Sonreí separándola para hacerla voltear y luego halarla hacia mí. Ella rió apoyando sus palmas en mi pecho, mi corazón estaba acelerado, mi pulso parecía explotar en cualquier instante. Levante lentamente mi mano hasta llegar a su rostro y acomodar su cabello tras su oreja. Si la beso ahora ¿cambiara algo? Digo... esta vez no hay alcohol en nuestra sangre. Acaricie su mejilla de manera lenta mientras nuestras miradas decían todo lo que nosotros nunca seremos capaces de expresar.

-Es...Es tarde – se separó rápidamente – Hay que ir a dormir – acomodó su cabello nerviosa para salir. 

Demasiado TardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora