Capítulo 11

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Zed se alejó de mí. Bueno, lo estaba haciendo. Se comportaba distante y me preocupaba, ¿habré hecho algo que le molestó?

En los últimos días, me acercaba a él (como siempre) para ir a nuestro lugar, pero se apartaba o buscaba excusas para irse. Alguna cosa no estaba nada bien.

Entonces, me decidí a enfrentarlo. Después de todo, es mi mejor amigo y odiaría que esté mal por algo que yo hice. Por la tarde, iría a buscarlo al entrenamiento.

-¿Así que esto eres en verdad, no?- Una voz femenina y molesta me sacó de mis pensamientos.

-¿Addison? ¿Qué ocurre?

-¡No puedo creer que finjas no saberlo!- Gritó enfurecida. -Pensé que eras distinta, pero no. ¿¡Qué más podía esperar de una típica adolescente de Seabrook!?

En eso, el timbre para volver a clases sonó. Y ella intentó irse al ver que no le respondía. La muy maldita rodó sus ojos en torno a mí; más de lo que puedo soportar. La detuve jalando su brazo y yo también le grité.

-¡Escúchame! No tengo idea de lo que hablas, pero creo que te lo advertí una vez y lo haré de nuevo. No te metas conmigo.- Solté; hice mucho énfasis en la última frase.

-¿Sí?- Dijo retándome. -Pues tú no te metas con Zed, le estás haciendo daño. Él ya no quiere verte y tiene razón. El monstruo aquí eres tú... ¡y todos ustedes!

Oh, sí. Teníamos público y ella se aprovechó. Bueno, ¿por qué no hacerlo yo también?

-Ahora te haces la valiente, ¿qué harás? ¿Cantar para combatir los "daños" que causé en mi único amigo?- Lo sentía venir. Ya venía, ya venía... -Addison, ojalá tuvieras esa fuerza para admitir que hay cosas que no puedes ocultar tras una...

-¡Insignia zombie!- Dijo Lacey con asco, que apareció muy oportunamente allí.

Habría jurado que Addison suspiró de alivio. El tema, es que no lo sé. Porque, aunque no lo crean, soy una persona consciente y si me quedaba allí iba a hacerle algo horrible. Razón por la cual, abandoné el lugar.

Dejé que la mañana pasara. Esperé la tarde ansiosa y me dirigí al campo de entrenamiento. Por fín, sabría qué pasó.

Los gritos del entrenador eran como martillos duros, pesados y... feos. "¡Tomen un descanso!" Exclamó. Aproveché eso y me acerqué a Zed, que tomaba agua.

-Hola, ¿podemos hablar?- Dije.

-¿Sobre qué?

-"¿Sobre qué?" ¡Zed, por favor! Estos días estuviste distante conmigo y no sé la razón.

-Soy un zombie.- Me miró fijamente a los ojos. -Zombies y humanos no "combinan".

"¿QUÉ?" pensé. Era ridículo, ¡imposible! Él está enamorado de una chica y se supone que es mi amigo. ¿¡Qué rayos le pasa!?

-Eso es absurdo...- le dije.

-No para tí. Fin de la discusión.

Eso fue todo. En un parpadear, mi amistad se había ido a la mismísima basura. Lo peor de todo, es que aún no entiendo el porqué.

El camino a la cafetería fue un martirio. Un eterno desfile en el que los zombies me disparaban palabras de odio; la eterna guerra entre animadores y monstruos se había desatado de nuevo.

Esto era metafórico, obviamente. No fue real, sino, hasta que un peliverde me llamó "bruja engreída". Conocieron a la verdadera Danna: vertí todo mi refresco de uvas sobre él y sus amigos y amigas intentaron hacerme lo mismo.

Go Seabrook! ||♡Bucky♡|| EN EDICIÓN || Disney ZOMBIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora