Go Seabrook! ||♡Bucky♡|| EN EDICIÓN || Disney ZOMBIES

Capítulo 24: Final

Danna tiene un esguince de tobillo, ¡hurra!

Luego de la competencia, uno de los doctores que estaban allí (ya saben, por si suceden cosas como esta) me revisó. Según su diagnóstico, este tipo de lesiones se curan en unas dos semanas o un poco más. Por suerte, la temporada de animadores ya había concluido, pero me dijo que debería volver a la práctica progresivamente al momento de regresar.

Por otra parte, Addison y Zed se han reconciliado. No tengo idea de cómo paso, aunque supongo que cuando lo detuvieron en la final y ella intentó impedirlo, los sentimientos afloraron de nuevo. Si no lo recuerdan, Zed dijo que estaba enamorado de mí en aquel infame castigo que nos separó a todos, y luego, me aclaró lo que en verdad sentía. El punto es que no sé cuándo se lo hizo saber a ella. En fin, si están bien ahora, algo habrá pasado. Cosas de enamorados adolescentes melosos. Iugh.

Addison se esmeró en convencernos de que "perdimos en el campeonato de animadores, pero logramos ganar algo mejor: unir a Seabrook y a los zombies". Algo así como ¡genial, todos somos amigos ahora! ¡Nos aceptamos! ¡Nos queremos!

Sí, sí, ¡viva la unidad!: ¡Yo quería mi trofeo!

Es chiste. Por supuesto que quería que ganaramos; mas, el cambio que logramos, era motivo suficiente para celebrar. Misma razón por la que hicimos una fiesta en las calles de Ciudad Zombie, a la que asistió casi todo el mundo. Los residentes de allí y nosotros, los de Seabrook

Por fortuna, sí podía caminar. Tan rápido como una tortuga, pero podía.

La consigna era que cada uno debía llevar algún plato para compartir, y éramos tantos que se podría haber alimentado a un ejército. Bucky lo olvidó, así que tuve que hacerlo parte de mi pie de limón. Lo que hizo fue hincarle un palillo con su foto, porque de ese modo, sería creíble que la tarta era de los dos. No porque yo fuera a ponerle una imagen suya, sino porque él hubiera insistido hasta que yo accediera.

Cuando llegamos, Bucky me sostenía, aunque suave, firmemente del brazo, para evitar accidentes. Yo cargaba el pie, pero no por mucho, ya que lo dejamos en una enorme mesa que sería el banquete.

Acto seguido, se dispuso a acomodar el cuello rebelde de mi blusa rosada, que se volteaba todo el tiempo. Le agradecí con una sonrisa, y luego me besó en la mejilla.

—¿No te parece increíble todo lo que ocurrió en el último tiempo? —Dije mirando al horizonte. De verdad, había sido una ola inmensa de cambios y sentimientos.

Él asintió pensativo. —Sí, lo es. Jamás imaginé estar pisando Ciudad Zombie por gusto.

Lo golpeé amistosamente en el hombro. — Bueno, sinceramente, cuando comenzó el año, yo tampoco —admití—. De hecho, nunca hubiese pensado ser amiga de los zombies, o parte de este cambio, o animadora, o tu... —me callé de repente.

Él me miró juguetón entrecerrando los ojos. Odiaba que hiciera eso porque me ponía nerviosa.

—¿Qué? —Preguntó, divertido. Lo podía sentir, estaba disfrutando con mi sufrimiento.

¡Bien, lo diré! Obviamente somos pareja, porque nos reconciliamos y volvimos a estar juntos. Antes de pelearnos éramos formalmente novios, pero ahora ya no, porque era algo tácito. Sin embargo, pese a todos los gestos de amor propios de dos enamorados, no estaba segura de decir que teníamos un noviazgo. Es muy tonto, lo sé. ¡No se rían! Algún día les pasará.

Decidí no responder y beber rápidamente un refresco salvador de la mesa.

—No me dejes congelado, Danna Spencer.  —Canturreó, quitándome el vaso—. Dijiste "tu...". ¿Tu qué?