// BEAUTY IS DANGEROUS, BUT INTELLIGENCE IS LETHAL \\
« Son seres seductores y mortíferos capaces de sembrar el miedo y el caos entre los hombres »
- No traicionaría a Scott por el Alfa. Le traicionaría por mi hermano.
...
Kayah paso las siguientes horas esperando una llamada de su hermano, quizás ingenuamente pensó que él estaría tan desesperado por saber de su hermana como lo estaba ella.
Finalmente, pasada la media noche recibió un mensaje.
«Espero que estés bien. Tenemos que hablar.»
Jackson estaba molesto y le entendía. Kayah era la que había comenzado guardando secretos entre ellos, pero en aquel momento no se sintió correcto ir corriendo a su hermano gritando lo que era y a medida que el tiempo pasaba menos necesidad veía de contárselo. Hasta que finalmente lo descubrió de la peor forma.
Dejo su móvil sobre una de las mesas de la veterinaria, Scott aún no había despertado y la chica se estaba aburriendo de esperar a que sucediera. Debería estar corriendo para hablar con su hermano y salvar la relación que tenían, no esperando a que el bello durmiente decidiera abrir los ojos.
Últimamente no se entendía demasiado. Su cabeza y su corazón no parecían estar de acuerdo. Siempre habían funcionado bajo el mismo mantra: proteger a Jackson. Pero desde que el curso había iniciado se encontraba rompiendo cada vez con más frecuencia esa promesa. Y no entendía el porqué.
El pecho de Scott comenzó a agitarse con más velocidad, el chico estaba despertando. Kayah le miró fijamente, preguntándose una y otra vez que tenía él de especial.
Los ojos del beta se abrieron de golpe e inmediatamente comenzó a incorporarse. Parecía costarle cada movimiento e incluso cuando sus dos pies tocaron el suelo estuvo a punto de caerse, pero ella no intervino. Finalmente Deaton, dándose cuenta de lo que sucedía se acercó al chico ayudándolo a mantener erguido.
- Bienvenido al mundo consciente. - intentó bromear el veterinario. - ¿Te encuentras bien?
- Si. - logró decir el moreno, como si el simple hecho de hablar le costara.
- Por fin despiertas. Ya creía que tendría que besarte. - habló la chica desde su posición, recargada en la pared con ambos brazos cruzados sobre el pecho.
- ¿Kayah? ¿Sigues aquí? - preguntó el joven extrañado.
- Solo quería asegurarme que no deje a mi hermano correr solo por el bosque para que tú me lo agradecieras muriendo. - la chica descruzo sus brazos y haciendo una reverencia exagerada añadió: - de nada por cierto.
