Capítulo 11: ¿Felíz? Cumpleaños.

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   Aizawa-sensei siempre finge que su cumpleaños le trae sin cuidado.  Un mes antes se la pasa diciendo que no "será nada especial". El primer año me lo creí, llegue media hora tarde y con la ropa que había llevado al trabajo ese día. Aizawa vive en una casa enorme y antigua. En su fiesta hay mucha bebida, mucha comida y mucha gente "pintoresca". A partir de ese año comencé a comprarme ropa para la fiesta nada excesivo. Este año sin embargo me apetece arreglarme más. Me compré un traje diferente.

   Aizawa y yo estábamos trabajando  juntos, ordenando estanterías. Yo le pasaba libros y él los colocaba.
  
   -¿Aizawa-sensei, cómo lo haces?
  
   -¿Hacer que?- me miró desde arriba y yo me senté sobre mis talones.
  
   - Mañana por la noche estarás super relajado.
  
   Se sentó en la silla más cercana, y me di cuenta que acababa de darle la excusa para que dejará de trabajar, así que me levanté y me hice cargo de su parte.
  
   - Se tú mismo- dijo- Se valiente, Izuku-kun, has las preguntas que quieras. Busca a la gente de la que quieras rodearte.- y luego se echó a dormir.

   Kacchan también iba a la fiesta, pero no íbamos juntos; yo tenía que ir a casa a cambiarme y a buscar la tarta que le preparé. No pensé como llevaría la tarta a casa de Aizawa hasta que estuve parado frente a mi bici con la tarta en la mano y con mi traje nuevo. Tuve que coger el autobús, llegue tarde... alguien tiene que llegar último.

   Cuando llegue fui directo a donde estaba mi jefe, al verme se acercó y me abrazó. Me gusto su abrazo me hizo sentir bienvenido. Le entregué la caja que contenía la tarta de merengue y limón.
  
   - Mi pequeño granuja...¿Sabes? Hay algo adorable en cada una de las personas que están aquí está noche.
  
   Me reí, y mire a mi alrededor buscando a alguien que reconociera para ponerle a prueba.
  
   -¿Incluso en Denki?
  
   - Confianza, autoestima, excelente gusto por la moda.
  
   Vi otra cara familiar.
 
    -¿Shoto?
  
    - Casi no lo invito, para serte sincero. Algo no huele bien en ese chico... En cualquier caso: tenacidad.
 
  -¿ Y yo?
  
   - ¿Bromeas, Izuku-kun? Eres listo, no te metes en lios, crees que eres invisible y eres guapo, si te gustan los chicos pálidos e interesantes. No es de extrañar que nuestro querido mago esté embobado.- Me dejó boquiabierto. Antes de marcharse me dijo:
  
   - ¿Quieres un consejo? Busca lo adorable, Izuku.

   Fui a por una copa. Tenía mi mojito en la mano. Desde la velada poética  había estado pensando en la manera que Kacchan entró en mi vida. Supongo que me había engatusado, si no, no habría llegado tan lejos. La primera vez que pasamos la noche juntos, bajó a la tienda y compró un cepillo de dientes y lo dejó en mi baño. No era más que un detalle. Compró salsa picante porque era lo que le hechaba a todo. Me invitaba a más cafés que yo a él. Dejé que de una noche a la semana pasaramos tres o cuatro. Sabía algunas cosas de mí y yo de él. Pero más allá de eso, estaba la manera en que nos mirábamos el uno al otro. Cómo nos sentíamos.

   Si no me andaba con cuidado podía llegar a pillarme y mucho. Podría llegar a adorarle. Era algo que no pensaba admitir. Corría peligro de olvidar que lo que tenía con Kacchan iba a acabar de alguna manera y no precisamente con él construyendo una casa en el árbol para nuestros hijos. Tendríamos que hablar.

   Nunca había roto con nadie, si no cuentas la vez que volví en calcetines a casa a medianoche. ¿Estaba mal romper con alguien en una fiesta? El caso es que sabía que iba a tener que hacerlo y aquella noche podría ser la noche.

   Me puse a buscar a Kacchan. Estaba en la biblioteca, le había dicho que podría encontrarme allí cuando terminará con su número de magia. Había llegado antes que yo casi me senté encima de él en el sofá. Me reí al encontrarle allí, el también se rió, luego me hizo callar y me pidió que me sentara a su lado.

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