Chapter 3: Apple's boy

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I saw an angel, of that I'm sure

Por fin habían llegado a su destino, y cualquier persona juraría ninguna emoción es mayor a la que la pequeña Elaine sentía justo en ese momento en que vió la gran casa color marrón con un niño castaño en la puerta de esta. 

La menor no pudo evitar sonreír. 

-Bienvenidas a nuestra humilde morada, señoritas- anuncia un sonriente John. El menor de los Blythe corrió con emoción a sus padres y las chicas Brown. 

-¡Mamá! ¡Papá!- gritó el pequeño alegre, abrazándose de las piernas del mayor, la pequeña le sonrió. 

Al separarse de él, el pequeño Gilbert posó su mirada en Adelaine, quien mantenía su sonrisa, y por su cabeza solo pudo pasar una cosa. 

<<¿Estoy muerto?>>

Pensaba y pensaba en qué momento pudo haber pasado tal hecho, puesto que el hermoso ángel parado frente a él no podía ser real. 

Con una sonrisa boba en su rostro, admiraba a la pequeña niña, sin poder detenerse, mientras todos lo veían extrañados.

-¿Hola?- Elaine intentó llamarlo moviendo su mano frente a él, sin éxito alguno. 

-¿Hijo?- John llamó su atención, irrumpiendo el embelesamiento de su hijo por la adorable Ela, su esposa Elizabeth lo golpeó levemente en el hombro por haber arruinado el momento. 

-Te presento a Nadia Brown, hija de Angie y John Brown, ¿los recuerdas?- el niño asiente aún perdido en la belleza del ángel de cabellos castaños rojizos y lindos ojos marrones frente a él- y su hija menor, la encantadora Adelaine, ¿no es así, Gilbert?- John le guiña un ojo con diversión a su esposa tratando de arreglar la situación, la cual rueda los ojos risueña al ver lo embobado que se encontraba el pequeño por la menor de las Brown, tal pareciera que el sueño de ambas amigas terminaría volviéndose realidad.  

-Si, si- repite Gilbert sus palabras- es bellísima- los mayores ríen mientras notan a ambos pequeños ponerse guindos. 

Mientras tanto, en la cabeza de Adele, solo pasaban cuentos de hadas en los que Gilbert era su príncipe azul, perdida en el chocolate de sus ojos. 

Blythe sacude la cabeza para salir del trance y saludar.

-Es un placer conocerla, bella dama- saluda el rizado de mano a la mayor con una sonrisa. 

-El placer es mio, joven Gilbert- corresponde Nadia con ternura provocada por el pequeño. 

-Y un honor conocerla, lindo áng...- Gilbert remplazó la palabra que su cerebro intentaba gritar, evitando soltar aquello, dijo rápidamente- linda señorita- toma la mano de Dela y deposita un beso en ella, la pequeña castaña fácilmente podría ser confundida con un tomate.

Su sonrisa se ensancha, pero de su boca no salía palabra alguna, de nuevo los adultos rompieron en carcajadas.

Mientras el pequeño buscaba en su cabeza por qué había dicho eso, siendo que nunca se había referido a alguien de esa forma, pero aún así la palabra quedaba bien para tan linda niña, pensó.

Nadia toma un respiro para hablar y contener risas.

- Muy bien, elegante caballero, tienes muy ganado el corazón de la suegra- bromea provocando ahora el rojo en ambos hombres Blythe, mientras las amigas se sonríen cómplices.

-Suficiente, jovensito- el señor Blythe tranquiliza su respiración- mejor entremos- sugiere, y todos asienten siguiéndolo. 

Gilbert corre a abrirles la puerta a las invitadas.

-Gracias, cariño- sonríe la joven madre. Ela se limita a sonreirle, provocando un suspiro.

-Bienvenidas a su hogar por 2 semanas- Adele miraba fascinada mientras su madre platicaba con John y Ellie, mientras el pequeño salía corriendo. 

-Pequeña, te tenemos una propuesta- la niña asiente.

-Tienes 2 opciones, cariño; dormir conmigo en una sola cama, o en una propia en la habitación de Gilbert- la menor pensó rápidamente en cuanto pateaba su madre por la noche (de donde definitivamente la menor lo había heredado), por lo que su decisión ya estaba tomada. 

-En la habitación de Gilbert está bien, mami- anuncia, los adultos concuerdan. 

-Bien, señoritas, tengo que colocar los caballos en el establo, si me disculpan, no tardo- se quita su sombrero y lo coloca en una pequeña mesa- pónganse cómodas.

John Blythe sale e inmediatamente el pequeño Gilbert aparece con 2 manzanas. 

-Son de nuestro huerto- informa tendiéndosela a ambas chicas Brown- ¿gustan? Son dulces.

La mayor toma una rápidamente por lo hambrienta que estaba y agradece, mientras Dela admira el color rojo vivo de su manzana para después saborearla. 

-Es riquísima- afirma con una risita- gracias, niño de las manzanas- le guiña un ojo divertida, a lo que Gilbert se sonroja notoriamente, ninguna niña había hecho algo así jamás, le agradaban las actitudes de la pequeña.

Ambas madres contemplaban la escena con una sonrisa burlona.

Pronto vuelve el señor Blythe, les mostraron juntos la casa, comentándoles que lo suyo era de ellas por su gran amistad de años con la familia Brown por sus viajes. 

Ela no paraba de pensar en cuándo irían con sus abuelos de vuelta a la enorme casa en París. 

-Y esta, dulce Rosie, será tu habitación- abrió la puerta de un cuarto simple con 2 camas. 

-¿Por qué hay 2 camas?- pregunta con su habitual curiosidad.

-Oh, es que la familia Grazer viene mucho de visita- sonríe por milésima vez en el día y la castaña corresponde.  

-¿Lista para tu primera noche aquí?- Ela asiente, mirándolo a los ojos sonriente. 

La primera noche de muchas en la casa Blythe.

My everything// Gilbert BlytheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora