EL PRINCIPIO PARA DEJAR ATRÁS ILUSIONES PASADAS

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CAPÍTULO TRES

EL PRINCIPIO PARA DEJAR ATRÁS ILUSIONES PASADAS

Hinata corría tan rápido como podía, intentado averiguar a donde podría haber ido la pelirosa, se sentía un poco avergonzada por lo que le había dicho al azabache, ella no tenía ningún derecho de recriminarle nada, pero le molestaba la actitud que tenía con su pelirosa amiga.

Ella entendía a la perfección lo que era amar sin ser amada, por lo que le molestaba que el pelinegro intentara utilizarla para que fuese ella la que acabase con los puros y sinceros sentimientos que la ojijade le procesaba. Pero, aunque no quería admitirlo una parte de ella lo entendía, si Shino o Kiba se le confesasen continuamente se vería en un gran aprieto, ya que los veía como a hermanos. Negó, aún así esa no era la mejor forma de resolver un problema como ese, no podía sencillamente meter a terceros en un problema que solo era suyo.

Volvió a pensar en lo que le había dicho el Uchiha, seguramente ella hubiera pedido ayuda a su sensei, ya que no hubiese sabido como manejar aquello, pero claro, el moreno era una persona bastante poco sociable. Así que las personas que ahora eran cercanas a él estaban contadas con los dedos de una mano, seguramente le habría podido pedir ayuda a Naruto o a Kakashi-sensei para hacerle entender a Sakura que él no la amaba, pero tal vez eso era ponerlos en aprietos, ya que ellos también eran muy amigos de la ojiverde.

Suspiró con pesadez, ¿al final haría lo que el Uchiha le había pedido?, sí, pero no porque él lo quisiera, sino por el bien de Sakura.

Después de un buen rato de perseguir a la Haruno logró encontrarla, sentada bajo la sombra de un árbol, donde lloraba desconsoladamente. Jamás había visto a la fuerte chica llorar de aquella manera, tan triste y vulnerable. Con cada sollozo de ella se veía a sí misma, todas esas lágrimas que la ojijade dejaba salir, eran las misma que ella había derramado por Naruto, aquel dolor, esa impotencia de no poder hacer nada porque la persona que tanto amas jamás te corresponda, era como ver un reflejo de ella misma hacía dos días.

—Sakura-san—llamó dulcemente la chica haciendo que la Haruno se levantara, dispuesta a marcharse, no quería que nadie la viera en esos momentos. —Espere, por favor—pidió la peliazul tomando delicadamente a la de ojos verdes, que empezó a llorar con más fuerza.

Para la ojiluna era difícil ver así a la chica, no quería que sufriera más, así que intentaría que comprendiera que lo mejor era seguir adelante. En un acto de empatía y dejando atrás su vergüenza y timidez abrazó a la desconsolada ojijade. Era cierto que el Uchiha muchas veces le había dicho que no estaba interesada en ella, pero con las palabras que esa mañana le había dicho y que pidiera ayuda a otra persona para librarse de ella, había conseguido lo que hacía tanto tiempo quería lograr. Derrumbar las esperanzas de que él algún día la amara.

—¡¿Por qué, porque no puede amarme?! —dijo molesta mientras más lagrimas salían. —Yo lo amo, lo amo tanto—decía llorando desconsolada, recordando todos esos amargos momentos en los que ella había esperado fervientemente que el Uchiha la dijera te quiero.

—Lo sé—susurró Hinata. —Lo sé—volvió a repetir mientras palmeaba delicadamente la espalda de la chica, que seguía llorando.

Hinata más que nadie lo comprendía, sabía que era amar a alguien que ni siquiera te notaba, pero al menos la pelirosa había tenido la oportunidad de poder compartir valiosos momentos junto al exvengador, en cambio ella solo había observado a la distancia y en silencio a Naruto. Después de un largo rato Sakura se comenzó a tranquilizar, ya no salían más lágrimas, parecía que había acabado con todas. Ambas, se separaron lentamente, mientras la ojijade miraba fijamente al suelo, como si allí encontrara una respuesta a todas sus preguntas.

El principio de algo [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora