EL PRINCIPIO DE DISTINTOS PERO AFINES CAMINOS

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CAPÍTULO CUATRO

EL PRINCIPIO DE DISTINTOS PERO AFINES CAMINOS

Sakura miraba el suelo sin poder articular palabra, estaba muy nerviosa, lo iba a intentar por última vez, estaba totalmente decidida, si esta vez era rechazada de nuevo sería la definitiva. No rogaría más por el amor de morocho, daría por finalizado su fatídico primer amor.

—Me gustas mucho—dijo, pidiendo mentalmente porque esta vez sí que fuera aceptada. Pero la respuesta había vuelto a ser la misma.

El Uchiha miró con cansancio a su amiga, creía que, por el tono serio que había empleado al principio esta vez iba a entender que no la iba a mirar del modo que tanto ella quería, había sacado conclusiones precipitadas, pero al menos tenía que aprovechar esta oportunidad, ya que parecía que ella estaba esta vez dispuesta a escuchar como él realmente se sentía. Pero cuando iba a hablar ella le interrumpió.

—Siempre te he amado, desde siempre solo he tenido ojos para ti, solo te he mirado a ti—decía por fin levantando la vista. —Esperaba que en algún momento cambiarías de opinión y me aceptarías, pero creo que no es así. Gracias a Hinata me he dado cuenta que sencillamente no te puedo obligar a amarme—aquello sorprendió al pelinegro, no esperaba que al final la ojiluna si lo ayudase.

Sasuke veía a la chica temblar, no sabía qué hacer, no le gustaba demasiado el cariño físico, le parecía realmente molesto, pero parecía que ella realmente lo necesitaba. Se bajó con cuidado de la cama, caminando hacia la puerta, donde se encontraba la ojijade. La miró penetrantemente, como si fuera la primera vez que la viera. Se preguntó nuevamente si la podía aceptar, pero siempre era la misma respuesta. "No". Si al final acababa con ella seguramente pasaría más tiempo en misiones que en su propia casa, alejado de ella y de los hijos que tendrían, huyendo de esa prisión que sería su matrimonio. Por eso era que no la podía aceptar, acabaría dañándola más al final. No deseaba que estuviera en casa sola, esperando siempre por su regreso, como una triste sombra. Aunque no lo quería admitir le tenía demasiada estima a la chica como para dejarla con aquel cruel destino, eso era lo mejor, hacer que entendiera que había otra persona que estaba destinada a ella y que seguramente le haría más feliz. Porque él no era el indicado.

Sakura desvió la mirada, ya no pudiéndola soportar más, cerrando los ojos fuertemente. Fue entonces cuando sintió los cálidos dedos del Uchiha en su frente. Abrió los ojos asombrada, le estaba tocando delicadamente su frente, mientras le daba el esbozo de una sonrisa. Unas ligeras lágrimas brotaron de los verdes ojos de la chica, esa era su manera de pedirle perdón por no poder aceptar sus sentimientos, justo como pasó en la cuarta guerra ninja, pero ella esta vez iba a aceptar su rechazo, se rendiría de una vez por todas.

—Gracias—dijo en voz baja mirándolo fijamente a los ojos, obteniendo un poco de valor para hacer lo que hacía mucho deseaba. Así que se puso de puntillas y besó rápidamente al chico, dejándolo perplejo, para luego abrir la puerta y salir de allí a paso apresurado, sin darse cuenta como Hinata ahora mismo se estaba enfrentado en una encrucijada por lo que le había dicho Naruto.

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Para la ojiluna el rubio siempre había sido como un superhéroe, aquel que solo por estar allí le inspiraba la suficiente fuerza y coraje para seguir adelante, él era como su luz, su guía, su esperanza. Siempre había anhelado caminar a su lado, tomar su mano, ser quien lo apoyara en sus momentos difíciles. Pero a él parecía no importarle, se lo había dicho, no solo hace dos días, sino también en su confesión cuando luchó contra Pain. En su mente lo justificó de mil y una maneras por no responderle, diciendo que seguramente no se acordaría porque se había transformado. Solo que, ahora mismo no había escusas, no había defensas, esta vez él estaba bien, entendía cada cosa que le había dicho cuando le confesó sus sentimientos, pero aun así parecía que estos no le habían llegado, que no le importaban.

El principio de algo [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora