Hazla feliz

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Me dirigí a la salida y esperé afuera a Regina unos minutos, estaba un poco triste por la partida de Verónica pero por otro lado estaba feliz por irme a mi casa con Regina ya que sabía que era la primera de muchas noches que me iría con ella, después de algunos minutos esperando afuera vi salir del estacionamiento la camioneta de Verónica y logró verme a la distancia despidiéndose con la mano por última vez y regalandome una de sus sonrisas más bellas para después irse, detrás de ella venía saliendo otro carro y detrás de éste la camioneta de Regina que al salir se estaciono cerca de dónde yo me encontraba, bajó entonces de su camioneta y me abrió la puerta para entrar, al estar dentro nos colocamos los cinturones y al preguntarme si estaba lista para irnos noto que mis ojos estaban un poco rojos a lo cuál preguntó si estaba bien ya que parecía cómo si hubiera estado llorando, yo sabía que nadie más en la escuela sabía sobre el viaje de Verónica y que todos se enterarian hasta mañana ya que así lo había querido ella por lo tanto no le podía decir a Regina el motivo de mis ojos rojos y tuve que decirle que sentía una molestia en ambos ojos y decidí frotarlos con mis manos lo cuál provocó que se pusieran rojos, al parecer logró creerme y decidió encender entonces la camioneta para ir rumbo a mi casa.

No podía creer que estaba en la camioneta de Regina por primera vez, todo era bastante cómodo y acogedor dentro de ésta al igual que estar con Regina, mientras íbamos rumbo a mi casa hablamos poco ya que preferimos poner música e ir cantando mientras le iba indicando el camino a mi casa, de pronto se escuchó la canción que le había dedicado hoy en clase y no pudimos evitar sonreír al recordarlo.

E - Ya conocías la canción.

R - La había oído varias veces, la verdad es que es una declaración de amor muy bonita y ahora sabiendo que una personita muy especial me la dedicó en plena clase frente a todos pasó a ser parte de mis favoritas. - En ése momento las dos nos sonreimos.

Seguimos cantando las siguientes canciones hasta que llegó un momento en el cuál comenzaron a sonar solamente baladas y quedamos en silencio mientras escuchábamos la música, quería estar más cerca de Regina pero no sabía que hacer o si era correcto, Regina por su parte tenía la vista puesta al frente ya que iba manejando y una mano la tenía sobre la palanca de velocidades así que sabía que tenía que arriesgarme a intentar acercarme más a ella y decidí colocar lentamente mi mano sobre la de ella que se encontraba en la palanca de velocidades esperando no incomodarla y al tener el contacto con su mano ella giró su vista hacía mí, llegué a pensar que la había incomodado al hacer esto así que decidí quitar mi mano pero al momento de querer hacerlo Regina entrelazo sus dedos con los míos y me sonrió de una manera que me enamoró aún más de lo que ya estaba, no dijimos nada pero simplemente con vernos a los ojos supimos todo y que era lo que ambas queríamos, fuimos todo el camino tomadas de la mano hasta llegar a mi casa, incluso por lapsos de tiempo me permití inclinar mi cabeza sobre su hombro y ella sólo sonreía cada vez que yo lo hacía, estar con Regina era una sensación muy mágica incluso si no estuviéramos haciendo nada relevante.

Al llegar cerca de dónde vivía le indiqué cuál era la casa y procedió a estacionarse afuera, mis padres por lo regular llegaban de trabajar una o dos horas después de que yo llegaba de la escuela así que no había nadie por lo que después de haberse estacionado decidimos quedarnos a platicar unos minutos más en la camioneta.

R - Hemos llegado señorita Emma.

E - Muchas gracias por haberme traído ... ¿Quieres pasar a tomar algo?

R - Me encantaría pero no creo que sea lo correcto y menos estando sola en tu casa.

E - Tienes razón. - En ése momento observe que sus ojos se veían de otro color al reflejarse con la luz y se lo quise hacer saber.

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