No te des por vencida

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La primer semana que comencé a visitar a Regina en el hospital debo confesar que todo fue un tanto extraño para mí, quizás por el tiempo que llevaba sin poder verla, fue demasiada nuevo volver a tenerla tan cerca que inevitablemente comencé a reeplantearme la idea de continuar o no con dichas visitas para evitar complicarme y complicarle la vida a todos otra vez para finalmente darle la razón a mi necio corazón de que era necesario cumplir aquella promesa que le había hecho hace tiempo de estar con ella siempre, estar presente cuándo más me necesitará ya que seguramente era algo que ella también haría por mí sin dudarlo ni por un segundo en caso de ser yo quién se encontrará en la misma situación así que después de haber logrado pasar la primer semana todo comenzó a volverse bastante normal para mí, rápidamente me acostumbre a verla todos los días que llegó a volverse parte escencial de mi día a día... No existió una sola tarde en la cuál no estuviera presente en aquélla habitación de hospital con ella, poder volver a estar tan cerca de ella sin ningún tipo de restricción de por medio me daba mucha paz, tanta que no entendía porqué aunque inevitablemente después viniera también aquel sentimiento de culpa por saber que quizás estaba comenzando a dejar un poco de lado a Verónica.

Nada de lo que comenzó a suceder días después fue planeado, jamás pasó por mi mente que unas simples visitas comenzarán a volverse en algo tan importante y esencial para mí, al grado de comenzar a ponerse otra vez mi mundo de cabeza, cada tarde que solía pasar con Regina en aquélla habitación de hospital optaba por leerle un poco para después escuchar música juntas, solía ponerle aquéllas canciones que sabía le gustaban y otra tantas que quizás por falta de tiempo no me había sido posible, cómo sabía lo mucho que le gustaba la música (al igual que a mí) optaba por ponerle un sin fin de canciones que lograrán alegrarle el día para posteriormente hablar con ella durante varios minutos sobre cómo había sido mi día y cómo iban las cosas en el mundo exterior ahora que ella se encontraba inconsciente, desconocía si podía escucharme o no pero hacer eso de alguna u otra forma me hacía sentir bastante bien, cómo si nada malo hubiera ocurrido entre nosotras dos, cómo si el tiempo no hubiera transcurrido para nadie y todo siguiera siendo igual... ¿Quién diría que verla así, en un estado tan frágil y vulnerable causará en mi un instinto muy grande por querer cuidarla todo el tiempo?... Y más teniendo en cuenta el hecho de que era incierto el tiempo que podría tardar en despertar.

Después de haber visto pasar velozmente las primeras tres semanas de dicho suceso, ocurrió lo que quizás temía tanto sucediera y esto fue comenzar a descuidar demasiado mi relación con Verónica al grado de ya casi no vernos, si, es verdad que siempre procurabamos mantenernos en contacto el mayor tiempo posible por medio de llamadas telefónicas y mensajes de texto aunque claramente eso dejó de ser suficiente con el tiempo ya que de alguna u otra manera comenzó a afectar la relación, quizás el hecho de haber dejado de tener aquél contacto físico entre ambas comenzó a distanciarnos un poco más de lo pensado la una de la otra y ya ni hablar del hecho que tuve que regresar a clases, ésta fue otra de las cosas que terminó por complicar aún más la situación que estábamos pasando, a pesar de siempre haber procurado manter mis horarios repartidos lo mejor posible durante el día para al menos estar con Verónica un par de horas, siempre existía algo que nos impedía el vernos, ya fuera su trabajo, las muchas tareas pendientes que tenía de la escuela o simplemente mis papás que ya no me dejaban salir tanto cómo antes más que al hospital y eso supongo que era porqué ya les había logrado pedir permiso desde mucho tiempo antes para hacerlo.

Las cosas con el pasó del tiempo en lugar de mejorar comenzaron a empeorar ya que al llegar la primer semana de evaluciones para todos, hubo un aumentó considerable de trabajo tanto para Verónica cómo Lucía, lo que hizo imposible que Lucía siguiera cuidando de Regina por las noches en el hospital, por lo regular cada escuela suele manejar diferente sus fechas para realizar dichas evaluaciones así que la mía lo hizo días previos a éste, lo que hizo posible que al fin pudiera darme un pequeño respiro de tantos deberes así cómo tener un poco de tiempo libre para mí, el cuál claramente decidí aprovechar para entonces ser yo quién se ofreciera a cuidar de Regina por las noches, fue complicado lograr obtener nuevamente el permiso de mis padres para hacer dicha cosa pero finalmente lo logré, sólo iban a ser unas cuántas noches así que no hubo tanto problema en cuánto a la escuela se refiere, dormía lo necesario cada noche estando cerca de Regina para el día siguiente Lucía volver al hospital para cuidarla, al parecer hacíamos buen equipo en cuánto a cuidarla se refiere.

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