Capítulo 5

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En el momento en el que sentí que mi trabajo era impecable, recogí todo y di por terminado el día. Estaba deseando llegar a casa para ver de nuevo al ángel que estaba viviendo conmigo, y era, quizás, la primera vez que algo me hacía tanta ilusión desde hacía cinco años. Antes de eso, solo me latía rápido el corazón cuando sabía que íbamos a vernos para tomar café y charlar. Era como volver a mis años de universitaria y, en cierta forma, empezaba a sentirme igual de joven y enérgica. Jamás me había planteado que Luna significase tanto para mi hasta ese extremo, pero, ahora que me daba cuenta, tampoco me preocupaba. Me hacía feliz.

Cuando estuve en la puerta de mi casa, escuchaba a Luna cantando al compás de la radio, y una sonrisa tonta escapó a mi control por unos segundos. Respiré profundamente y volví a mi gesto neutral antes de introducir las llaves en la cerradura y volver a entrar a casa. En ese momento, lo que ella menos necesitaba era que yo la molestara con mi obviedad, así que debía ser su amiga Lexa. Sin embargo, no la vi al entrar, pero olía a quemado. Me apresuré a la cocina y, a pesar de que el humo que cargaba el ambiente me recordaba a la niebla londinense, no parecía que estuviera ocurriendo un accidente, pues en la mesa pude ver algún tipo de alimento casi hecho carbón. Miré a Luna, la cual estaba completamente distraída y me daba la espalda. Cuando se dio la vuelta y me vio, se asustó tanto que dejó caer los platos que tenía en las manos. Inmediatamente, las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas y yo, confusa, la miré.

-Lexa, Dios... quería recoger todo esto antes de que volvieras, pero está todo hecho un desastre. Hoy no me sale nada, te he quemado la comida, me he cortado el dedo y ahora encima te rompo la vajilla. N-no te enfades conmigo, por favor... - sollozaba casi rompiendo a llorar-. T-te prometo que lo arreglaré, pero no me grites, por favor – veía cómo se hacía más y más pequeña ante mí con cada palabra que decía-.

De repente, comprendí que me hablaba de esa forma, suplicando que no le gritase, porque probablemente había tenido una experiencia similar con John. Por toda respuesta, me acerqué a ella sin preocuparme por pisar los cristales. Ella, con cada paso que daba, retrocedía un poco, y empezó a dolerme que tuviera miedo de mí. Pronto, se quedó paralizada, mirándome y esperando a que le hiciese a saber qué, porque solo podía ver temor en sus ojos. La estreché contra mí, sintiendo el sudor frío que recorría su nuca, y pude percibir que su respiración se cortó unos segundos hasta que, finalmente, me correspondió.

-No pasa nada, luna – le susurré al oído-. No tienes por qué disculparte por nada de esto – sentí cómo agarraba con fuerza la tela de mi vestido-. Son cosas sin importancia, todo tiene arreglo, así que no llores – acaricié su pelo mientras ella mantenía su cara enterrada en mi cuello-. Y jamás, jamás te voy a gritar. No me hagas sentir triste pensando que voy a ser como él – con esa petición, se separó de mí un poco para mirarme, aunque permanecíamos aún abrazadas-.

- ¿De verdad no estás enfadada? – sus ojos estaban rojos y sus mejillas mojadas-.

-Claro que no – le sonreí suavemente-. Lo importante es que estás bien, a pesar de tu pequeño accidente – cogí su mano y la examiné-. ¿Te duele?

-N-no realmente – dijo con la cabeza agachada-.

-Luna, mírame a los ojos – dije levantando su mentón-. Mientras vivas conmigo, no tienes que temer esta clase de accidentes o mirarme cuando crees que has hecho algo mal. Solo es eso, un accidente. No has matado a nadie – sonreí para darle confianza-.

-Gracias por la paciencia que tienes conmigo, Lexa – sonrió ligeramente-. Sé que puedo llegar a causar muchos problemas, pero voy a arreglar todo esto.

-Al menos espera a que me cambie de ropa y lo hacemos juntas, ¿vale?

-Puedo hacerlo sola. Sería injusto que me ayudaras cuando yo he provocado todo esto. Además, acabas de llegar de trabajar y...

Ms. Thompson; lawyer [Clexa AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora