Capítulo 6

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Varias semanas habían pasado desde que confesé a la mujer que amaba la angustia que sentía desde hacía varios años. Por supuesto, en todo ese tiempo, Luna no reflexionó en la posibilidad de que me refiriera a ella. Por otro lado, era lo más normal del mundo, pues ella creería que era una mujer a la que conocí después de que nos distanciásemos, más soltera y menos embarazada. Curiosamente, que ella llevara dentro de sí el hijo de otra persona no me molestaba en absoluto. De hecho, más de una vez había reflexionado en la ducha que, quizás, yo también podría ser una buena madre para ese niño. Si, niño. Fui a la ecografía del octavo mes con ella y, siendo John el que no quería saber el sexo del bebé, ella se sintió en el derecho de disipar una duda que llevaba teniendo meses. Por mi parte, cuando vi a ese bebé completamente formado en la pantalla, se me hizo un nudo en la garganta, mezclando así felicidad con tristeza, aunque no dejé que ella lo notara.

Como supuse, a Luna se le estaba haciendo difícil encontrar un trabajo, y es que nadie quería contratar a una mujer a punto de dar a luz, como era dolorosa e injustamente lógico. Sin embargo, ella no perdió la esperanza y, al contrario, había empezado a sonreír más desde que vivía conmigo, probablemente porque ya no contaba con ese estrés y esa situación en casa. Que se sintiese a gusto conmigo era lo que a mí me hacía feliz.

Durante esas semanas, Raven se había enterado de que Luna estaba viviendo conmigo, así que no faltó su visita a mi casa, por la cual me puse muy nerviosa. Raven, siendo la buena amiga que siempre había sido, empezó a lanzarle indirectas a mi compañera de piso y, si ella hubiese tomado en serio a mi estúpida amiga inglesa, habría descubierto todo en seguida. Por suerte, se lo tomó como un juego y no le dio mayor importancia.

Con respecto a los trámites de su divorcio, habíamos pasado ambas varias tardes juntas en mi despacho, aclarando cada punto que ella, como víctima, tenía el derecho de exigir. Durante ese tiempo, Clarke y Luna se conocieron, y para mi secretaria no pasó desapercibida la forma en la que me comportaba con mi amiga. Exactamente eso, mi amiga. Cuando vi dolor reflejado en sus ojos, no pude evitar sentirme mal, pues, dijera lo que dijera Clarke , todo aquello que ella sentía era mi culpa. Al contrario de lo que había pensado en un principio, me volví un tanto más cortés y amable con ella, pues no sabía cómo reaccionar ante la situación que ambas teníamos en ese punto, y realmente no quería que ella sufriera. Pensé que, quizás, suavizar el ambiente podría ser una solución. Durante las últimas semanas, todo era más relajado con ella, casi como si hubiese confianza.

En cuanto a Luna, no quería saber nada de John; lo que hacía semanas era un sentimiento de nostalgia y necesidad, se había vuelto uno de reproche y fortaleza. De su marido solo quería la firma que la liberaría de él, una orden de alejamiento para que no se acercara ni a ella ni a su hijo y la separación de bienes a la que él mismo accedió cuando se casó con ella. Ni siquiera el bebé llevaría el apellido de su padre. Luna había decidido que quería ser madre soltera y yo, como su amiga, apoyé todo lo que decidió y exigió.

En el momento en el que habíamos concretado todo lo que ella deseaba que llevara a cabo como abogada, Luna se marchó a casa cuando casi era de noche. Yo, disculpándome, le dije que me quedaría unas cuantas horas más con el papeleo y ella, sonriéndome, me dio las gracias por trabajar tan duramente. Cuando salió del despacho, observé cómo hablaba con Clarke animadamente, a pesar de que no sabía qué sería exactamente lo que le estaba diciendo. Pronto se despidieron, y la sonrisa de mi secretaria desapareció. Simplemente estaba cumpliendo su trabajo de ser amable con una cliente, al parecer. Sin embargo, mis pensamientos se cortaron cuando sonó mi móvil.

Hey, wanna have a girls' night?

Becca, a friend and I are gonna hang out

Maybe you like her friend, she's pretty hot

Ms. Thompson; lawyer [Clexa AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora