Suicidio doble.

842 148 80
                                    

La luz de la luna se filtra por las ventanas, iluminando la hermosa piel de Chūya. Dazai le observa, embobado, le acaricia suavemente con las yemas de los dedos mientras suelta una risita tonta, jamás ha sido tan feliz como en este momento.

Le había amado desde hacia años, pero temía Dostoyevski lo tocara o intentara dañarlo y por años se mantuvo alejado fingiendo un odio que no era más que el amor que no podía demostrarle. Pero ya no es necesario fingir, cuatro días atrás, han logrado vencer a Dostoyevski, recordando a todos una vez más por qué son el soukoku, por qué son los mejores trabajando juntos. Desde que lograron semejante azaña  no se han separado, el tiempo ha corrido rápidamente entre besos, abrazos, suspiros. Las únicas marcas que tienen ahora son el resultado de su unión, no hay más vendas, no hay sombreros, con suerte algo de ropa.
Pero algo sigue incomodando a Dazai, sabe que no será eterno y prefiere morir ahora que es tan feliz a hacerlo cuando la desgracia se cierna sobre ellos.

- Chūya ¿te suicidarías conmigo?
Pregunta sin dejar de acariciarle.

-----.-----.-----.-----

Ambos están en la sala, listos para caminar juntos a lo que sea que venga. Dazai sonríe, Chūya se coloca la pastilla entre los dientes y sin dudarlo Dazai une sus labios con los del pelirrojo, es su último beso, quiere disfrutarlo más es interrumpido por fuertes golpeteos en la puerta.
Se separa se Chūya, molesto por semejante interrupción.
Atsushi es quien ha tocado, detrás de él vienen tres personas, todas vestidas de blanco, el menor se hace a un lado y ellos pasan, toman a Dazai y como si fuese un criminal lo sacan del edificio ¿qué está pasando? Mira a Atsushi molesto y confundido, este le devuelve la mirada con pena y llanto en los ojos "perdón" murmura el chico y las lágrimas caen.

Antes de salir Dazai tiene un momento de lucidez y al darse cuenta de lo que ha hecho no puede hacer más que llorar mientras ríe. Si la muerte de Odasaku había sido un  tormento, justo ahora se siente en el infierno. No pone más resistencia, deja que lo lleven. Sin embargo, de la misma forma en que la lucidez llegó, se va, y ahora mira por la ventana sin entender que pasa, mientras quita una lagrima que resbala pos su mejilla.

-----.-----.-----.-----

Todo el tiempo que ha estado encerrado no ha hecho otra cosa que no sea pensar en Chūya, seguro debe odiarlo porque no le ha visitado. Todos los miembros de la agencia han ido y cuando él les pregunta por el pelirrojo estos desvían la mirada y cambian de tema.
Hoy es diferente, quien está frente a él es Akutagawa. El chico no habla demasiado pero lo único que Dazai desea es saber que ha pasado con su amante.

-¿Chuya está bien?- pregunta, intentado sonar desinteresado pero la ansiedad le traiciona y hasta él nota su desesperación por saber de Nakahara.

-Dazai-san, debe recordar, por favor.- contesta el chico aprentando los puños y bajando la mirada.

Por más que insiste, Ryunosuke no vuelve a hablar. Cuando el tiempo termina, este se levanta y se coloca junto a Dazai.

-Jinko cree que hago mal, pero yo sé que es lo correcto. Usela cuando recuerde, por favor-
Desliza una pequeña navaja en la mano de Osamu y este lo mira  sorprendido.

Los médicos se acercan y Dazai esconde la navaja. Es llevado nuevamente a su habitación.

-----.-----.-----.-----
"Debe recordar, por favor"
Las palabras se repiten una y otra vez en su mente pero ¿qué debería recordar?
La luz de la luna se filtra nuevamente por la ventana y como si de un hechizo se tratara, las memorias vuelven a él.
Llora, ríe, grita, no sabe que debería hacer, sabe que los médicos deben estar cerca, aun en la desesperación la solución llega pronto, la navaja que Akutagawa le ha dado por fin es usada.
Mientras la sangre sale por sus muñecas y su conciencia empieza a fallar los recuerdos son más fuertes:
Pelearon contra Dostoyevski, pero se confió demasiado, si bien él era inmune a la habilidad de Fyodor, Chūya no lo era.

Siempre habia dejado a su compañero tirado, pero en esa ocasión lo había llevado a su casa. 

  El demonio murió, pero Chūya Nakahara también.   

VidasWhere stories live. Discover now