Atsushi tiene un secreto, un oscuro secreto.
Es voyerista.
Lo descubrió cuando se mudó a ese edificio, hace cerca de tres meses. Tener sexo con su novio siempre ha sido placentero, no lo va a negar. Pero desde que se dio cuenta de su fetiche todo mejoró. Ryunosuke no conoce la razón del aumento del lívido en su novio y Atsushi teme que la descubra, pero le es imposible no ver cuando sabe lo que pasa del otro lado de la pared.
Llegó ahí sin saber por qué ningún inquilino duraba más de una semana en ese departamento, pero luego de dos días descubrió la razón: la pareja que vive al lado es muy ruidosa en la intimidad y los sonidos son fácilmente escuchados pues ambas habitaciones son separadas solo por la delgada pared.
Recuerda que tras la mudanza, con el cansancio que tenia se tiró a su cama temprano, su sueño fue interrumpido por los gemidos de sus vecinos, los sonidos de pieles chochando, el rechinar de la cama y los balbuceos pidiendo por más. Lejos de sentirse molesto terminó con una gran excitación y su miembro más que levantado. Aquella noche, su mano junto a los sonidos y su imaginación terminaron brindándole una de sus mejores masturbaciones. Al terminar, la culpa le invadió, sin embargo eso no impidió que la siguiente noche se masturbara nuevamente mientras escuchaba.
Durante una semana se masturbó de esta forma, pero el encanto fue disminuyendo, sí, escucharles seguía poniéndole duro, más no era suficiente, él necesitaba ver, ya no bastaba con escuchar. Terminó buscando la forma de hacer un agujero en la pared que se lo permitiera.
Le tomo toda la tarde, pero supo que había valido la pena cuando pudo ver como su vecino pelirrojo era amarrado a la cama, la casi nula preparación, como era mordido, lamido y acariciado de forma ruda dejando marcas en la blanca piel para luego ser penetrado por su pareja. Lo mejor de todo vino con los días, pues si algo no había en la cama de sus vecinos era la monotonía. Pudo apreciar como el pelirrojo dominaba al otro, las caricias que se daban, los juegos, incluso algunos juguetes y trajes.
Por supuesto, mucho de eso terminó siendo aplicado en la cama con su pareja. Por lo que, en vez de aceptar su fetiche, se dijo a si mismo que eran meramente educativo. Otra vocecita en su mente le decía que no tenía nada de educativo masturbarse al mirar ni mucho menos que, al tener sexo con Ryunosuke, imaginara tenia a sus vecinos junto a ellos, follando como cada noche hacían.
Luego de dos meses de pelea consigo mismo y tras investigar en varios grupos que tan normal o común era hacer lo que él hacía, aceptó lo suyo era un fetiche, es decir, ser pedófilo como el usuario ''MoriTheBoss'' si estaría muy jodido, pero el voyerismo no tenía nada de malo. Incluso, si sus vecinos llegaban a descubrir les espiaba podía fingir no saber nada, el orificio que había hecho no tenía ni dos centímetro de diámetro.
Había descubierto sus ''maestros en el arte sexual'' eran estudiantes universitarios, por lo que ambos solían llegar en la noche. Por su parte, él estudiaba aun la secundaria y tenía las tardes libres, así, una tarde mientras estudiaba escuchó como llegaban a las 6 de la tarde no le pareció común. Dejo de lado su lápiz y libreta para ir a asomarse.
En la habitación estaba el pelirrojo (si no se equivocaba se llamaba Chuya Nakahara o algo así y el otro era Osamu Dazai. Eran las únicas palabras que se entendía cuando ambos tenían sexo) pero el castaño no era su acompañante, sino una chica. Bastante bonita a decir verdad. Cabello castaño, ojos verdes, usaba una camisa y una falda que mostraba al menos media pierna.
Bien, eso era extraño. Pero quien era él para juzgar si era voyerista.
Observó como se abrazaban y compartian un beso que al cabo de minutos solo aumentaba de intensidad mientras la chica acariciaba la espalda del pelirrojo y él metía su mano bajo la falta. Al separarse él se sentó en la cama, atrayéndola hacia él. Ella empezó a sacarse la blusa de forma lenta mientras sonreía y mordía su labio. El chico la comió con la mirada, sin disimulo y con obvio deseo. Cuando las blusa cayó empezó a tocarle los pechos y el abdomen y sacó de la misma forma la falda. Tras terminar semi desnuda la jaló y la sentó sobre sí. Volvieron a besarse y acariciarse, ella empezó a rozar su intimidad contra la entrepierna del hombre obteniendo como respuesta un gruñido.
YOU ARE READING
Vidas
FanfictionDamas y caballeros esta noche les contare la trágica historia de una princesa que no era princesa, de un profeta que no era profeta y de un simpe chico que como imaginaran no era un simple chico. Pero no os he dicho todo, esta historia es completame...