Entre silencios y mentiras

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II. Entre silencios y mentiras.


No pude evitar huir de aquella situación que acababa de suceder entre Yama-kun, Shima, y yo. Era asfixiante, a tal punto que fui directamente hacia los baños para poder refrescarme con un poco de agua.

Cuando cerré el grifo, miré directamente hacia el espejo y pude mirar lo que tanto quise ocultar. Me quedé unos instantes paralizada, como si tuviera miedo de lo que estaba viendo frente a mí, y nuevamente la angustia se hizo presente. Intenté obviar mis sentimientos, como muchas veces lo había hecho, y salí de los baños. Lamentablemente, esa sensación dolorosa solo iba en aumento. No era solo una angustia constante, era tal el sentimiento de dolor que comencé a sentirme mareada. Todo a mi alrededor daba vueltas, mi respiración era cada vez más agitada, e incluso la fuerza de mis piernas se estaba desvaneciendo hasta que escuché una palabra que no creí oiría nuevamente, al menos no hacia alguien como yo.


—Sempai—la nombró una voz masculina, haciendo que la muchacha se girara para poder observar de donde provenía aquel llamado.


Lo busqué sorprendida, porque si me hubiesen preguntado antes de regresar de Tokio si volvería a encontrarme con él, probablemente habría dicho que nuestros caminos jamás volverían a juntarse, pero esas palabras solo eran una manta de falsedad, una falacia que hacía más simple la vida que estaba intentando comenzar en Sendai.

En ese momento sentí que mis piernas flaquearon, y cuando creí que iba a caer directamente al piso, la persona que me había llamado momentos atrás se presentó frente a mí, logrando tomarme con cuidado para que no cayera de rodillas.


—Sempai—reiteró preocupado, y ayudó a la chica a reincorporarse, mientras ella se mantenía en silencio.

—Tobio—susurró su nombre, haciendo que el joven de cabellos negros esbozara una leve sonrisa y luego la ayudara para tomar asiento en una banca cercana.


Antes de que la muchacha pudiera dirigirse nuevamente a él, Tobio caminó directamente hacia una máquina expendedora de bebidas y compró una botella de agua, dándosela en las manos a la chica momentos después. Leeca agradeció el gesto y comenzó a beber el contenido de la botella, mientras el joven que la había ayudado, se sentó a su lado.


—¿Te encuentras bien? —consultó, luciendo bastante preocupado, pues en un pasado lejano había visto a la chica sufrir de mareos.

—Sí, seguramente debió ser la cantidad de gente que estaba a mi alrededor—contestó la joven, intentando no darle importancia a lo que acababa de pasar.


El muchacho la observó por unos instantes y se percató de que algo no andaba bien con su amiga. Él conocía de las dificultades de Leeca con las aglomeraciones de gente, pero sus reacciones no eran tan fuertes como las que había visto momentos atrás cerca de los baños.


—No pensé verte aquí—confesó abiertamente, el de cabellos negros, esperando a que la chica le diera más información sobre lo que estaba haciendo actualmente.

—Mi vida acostumbra a dar giros inesperados—respondió escuetamente, intentando tomarse con humor todo lo que había pasado durante los últimos tres o cuatro años.

~Just be friends~[Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora