Mostrando un poco de sinceridad

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XVII. Mostrando un poco de sinceridad.


El hombre mayor la observó por unos momentos y luego suspiró pesado, sabiendo muy bien lo que debía hacer con la petición de Masamune.

—¿Estás hablando en serio? —cuestionó el de las canas, con mala cara—¿Crees que voy a escuchar la petición de una persona que desertó solo porque le dieron la espalda? Más bien deberías empezar a preguntarte por qué tus compañeras hicieron algo como eso contigo—explicó el ex entrenador de Karasuno—No, no lo haré Leeca. Además, será mejor que resuelvas tus asuntos primero—recomendó el mayor—Te entrenaré cuando seas titular de Karasuno, antes de eso...no vuelvas—ordenó el hombre, que después de eso cerró la puerta.

Mientras eso sucedía con Leeca, Kuroo se encontraba en su casa. El muchacho estaba tendido en su cama, sin dejar de observar el celular.

—No porque lo mires todo el tiempo, te va a llamar—comentó abiertamente Kenma, que estaba jugando con su propio celular.

—Estuve averiguando, pero nadie sabe en donde está—confesó el de cabellos negros.

—Te recuerdo que te dijo que se verían en otra vida—respondió el de cabellos rubios, que quería observar la reacción de su amigo ante esas palabras.

—No voy a rendirme solo porque ella lo diga—aclaró el jugador—Sé que, en el fondo de sus palabras, ella mentía—aclaró Kuroo—O al menos eso quiero creer—se dijo mentalmente.

—¿Quieres que yo la llame? —preguntó directamente, el de segundo año, sorprendiendo al capitán de Nekoma, ya que Kenma no era de los que solía entrometerse en asuntos que no fueran suyos.

—Kenma.

—Yo puedo hacer que me diga en donde está—dijo calmadamente—¿De verdad quieres forzarla?

—No deseo eso, y no lo haré—aseguró el capitán—Pero seguiré intentando saber en dónde está—explicó Kuroo—¡Si al menos siguiera jugando! —exclamó con desespero.

Por otro lado, en Sendai, Tsukishima ya había finalizado de cenar, pero no pudo evitar mirar hacia la casa del frente. El joven se había percatado de que Leeca recién había llegado a su casa, por lo que dejó los platos en el fregadero y cruzó la calle para poder conversar con ella.

Al ingresar, el de lentes se dio cuenta de que Leeca se encontraba en el patio, observando el cielo. Ella parecía tan apenada ¿qué le había sucedido para que se sintiera de esa forma?

—Quiero volver...de verdad quiero volver a volar otra vez—confesó dolida, cuando sintió que unos brazos acababan de rodearla, tomándola por sorpresa, ya que no sabía que había alguien más en su casa.

—Entra o te vas a resfriar—susurró en su oído, sin soltar su agarre.

—¿Ahora te preocupas de mi salud? —preguntó con un tono algo burlesco.

—Fue mi error lo de hoy, pero debiste explicármelo—comentó el rubio, que no había dejado de abrazarla.

—Hay cosas que cuesta decirlas, incluso a los amigos—explicó la muchacha, recibiendo una respuesta inesperada por parte de Tsukishima.

—Lo siento—dijo sinceramente el rubio, haciendo que la muchacha se girara para mirarlo a los ojos.

—Es increíble que me pidas disculpas—confesó.

—No hagas un espectáculo de esto—pidió un poco sonrojado.

—Tranquilo, sé lo difícil que resulta para ti pedir disculpas—respondió más tranquila.

~Just be friends~[Haikyuu!!]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora